Carta del Cuerpo Gobernante—2017

Carta del Cuerpo Gobernante—2017

Queridos hermanos:

Hace unos dos mil seiscientos años, el profeta Ezequiel tuvo una impactante visión: un enorme carruaje controlado por el Soberano del universo. Lo más impresionante de aquel carro celestial era su forma de desplazarse. Iba a la velocidad del rayo, incluso cuando cambiaba de dirección, lo cual podía hacer sin disminuir la velocidad ni girar (Ezeq. 1:​4, 9, 12, 14, 16-27).

¿Qué nos recuerda dicha visión? Que la parte celestial de la organización de Jehová nunca se detiene. ¿Y qué se puede decir de la parte terrestre? Lo sucedido durante el pasado año de servicio demuestra que Jehová está haciendo que su pueblo aquí en la Tierra también avance a un ritmo impresionante.

En Estados Unidos, muchos miembros de la familia Betel han estado ocupados mudándose de Brooklyn a la nueva central mundial, en Warwick (Nueva York), o a otras propiedades de Betel. Y algunos han recibido asignaciones fuera de Betel. En otros países, los betelitas han trabajado duro en la construcción, remodelación y fusión de sucursales, o han tenido que mudarse a otros lugares. Aunque la mayoría de ustedes no haya tenido que cambiarse de casa, seguro que se han mantenido muy ocupados de otras formas.

Al Cuerpo Gobernante le conmueve y le anima ver que los hermanos de toda la Tierra están más ocupados que nunca a fin de mantenerse al paso de la organización de Jehová. Sabemos que muchos han ido a servir adonde se necesitan más publicadores. Otros han decidido predicar en un idioma extranjero o probar métodos de predicación nuevos para ellos. Y muchos más han ampliado su servicio de otras maneras. Además, todos los cristianos fieles, hasta los que han envejecido o están enfermos, siguen corriendo con aguante la carrera por la vida, siempre activos en el servicio a Jehová y decididos a demostrar que Satanás no es más que un mentiroso (1 Cor. 9:24).

Pueden estar seguros de que Jehová se fija en los sacrificios que todos ustedes hacen (Heb. 6:10). Su actitud es como la de Abrahán y Sara. Cuando él tenía más de 70 años, estuvo dispuesto a dejar la ciudad caldea de Ur y mudarse con su familia a la lejana tierra de Canaán. Allí tuvo que vivir en tiendas durante cien años, hasta que murió. ¡Qué actitud tan sacrificada demostraron tanto él como su querida esposa! (Gén. 11:31; Hech. 7:​2, 3).

Hacemos bien en preguntarnos si tenemos esa misma actitud. Sin duda, todo el que se mantiene fiel en estos últimos días cumple con lo que Jesús espera de nosotros. Él nos mandó: “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo” (Mat. 28:19).

Al decir “vayan”, Jesús dio a entender que debemos mantenernos en marcha, ocupados. ¡Y qué satisfechos nos sentimos al ver todo lo que los diligentes seguidores de Cristo lograron el año pasado! Está claro que la predicación de las buenas noticias del Reino en toda la Tierra cuenta con la bendición de Jehová y que su poderosa mano está detrás de esta obra (Mar. 13:10).

Muchas personas están aceptando el mensaje. El año pasado se alcanzó un máximo de 8.340.847 publicadores y se dieron un promedio de 10.115.264 cursos de la Biblia al mes. Es obvio que el carro celestial no se detiene, ¡y ustedes tampoco! Así que continúen con su excelente labor durante el poco tiempo que queda antes de que Jehová cierre la puerta que lleva a la salvación.

¡Qué oportuno recordatorio encontramos en el texto del año 2017! Este dice: “Confía en Jehová y haz el bien” (Sal. 37:⁠3). Cuando obedecemos estas palabras y hacemos el bien sirviendo a Jehová, demostramos que confiamos en él. Tengamos siempre presente que no estamos solos. Jesús nos prometió: “¡Miren!, estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas” (Mat. 28:20). ¿Acaso dejará él de cumplir su promesa?

Recordemos: Jehová seguirá bendiciendo nuestro fiel servicio. Sea que hagamos mucho o poco, lo que a él le importa es que estemos dando el máximo y que tengamos el motivo correcto. Cuando hacemos eso, alegramos su corazón y le hacemos sonreír (2 Cor. 9:​6, 7). Por lo tanto, sigamos orando a nuestro querido Padre, estudiando su Palabra y predicando con entusiasmo. Así, nuestra relación con él será cada vez más fuerte.

Satanás sabe que le queda un “corto espacio de tiempo” y está empeñado en que dejemos de ser fieles a Jehová (Rev. 12:12). Mientras pueda, este malvado ­rebelde seguirá tratando por todos los medios de sacarnos del camino de la integridad. Pero si nos mantenemos cerca de Jehová, el Diablo jamás logrará su objetivo (Sal. 16:⁠8). No olviden que los queremos muchísimo y que agradecemos todo lo que hacen para ayudarnos a cuidar de los intereses del Reino en estos últimos días.

Sus hermanos,

Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová