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Esas irresistibles revistas de papel brillante

Esas irresistibles revistas de papel brillante

Esas irresistibles revistas de papel brillante

ALLÍ están, a cual más deslumbrante, tratando de acaparar la atención. Usted no pretendía quedarse mirándolas, pero le fascinan sus coloridas galas. En efecto, las lustrosas revistas de papel satinado parecen gritar en el quiosco: “¡Lléveme con usted! ¡Cómpreme!”. Aunque su cubierta no siempre constituye un fiel reflejo del interior, hay que admitir que a menudo es ella la que nos persuade a adquirirlas. En muchos países se editan decenas de estos productos, que compiten encarnizadamente por su hueco en el mercado.

Existen dos categorías: las revistas especializadas (o técnicas) y las de carácter general, que aunque tratan gran variedad de temas, suelen dirigirse a un público en particular. Además, se dividen en periódicas e irregulares, según aparezcan a intervalos fijos o no. Las principales diferencias respecto a los rotativos son el contenido y el formato, más compacto, así como el papel, normalmente mejor, que les aporta un aspecto lustroso muy atrayente. A diferencia de los diarios, no suelen centrarse en el rápido y cambiante mundo de los sucesos y las noticias. Acogen a muy diversos redactores y abarcan una amplia gama de informaciones y pareceres. En ellas también se plasman diversos estilos, desde crónicas imparciales hasta textos que reflejan más las opiniones y emociones subjetivas.

Cuando echamos un vistazo al puesto de prensa, hay varios factores clave que de seguro incidirán en la decisión del comprador de quedarse con una revista: sus aficiones, su sexo y, sobre todo, el precio. En efecto, suelen ser un tanto caras, quizá tres o cuatro veces más que un diario. No obstante, mientras que este tal vez se deseche al día siguiente, la revista acostumbra tener más larga vida. Sí, podemos leerla poco a poco, conservarla por semanas o meses, e incluso regalarla. De hecho, hay bibliotecas interesadas en recibir números antiguos, y algunas revistas se convierten en artículos de colección.

¿Valen lo que cuestan?

Obviamente, cada uno tiene su opinión sobre si el costo es razonable. La principal razón del elevado precio es que producirlas sale bastante caro. Antes de lanzar una nueva publicación hay que estudiar a fondo el mercado, pues está saturado de competidores. En la actualidad, un grupo editorial podría producir treinta o más revistas en su propia imprenta. Sin embargo, hace falta un gran capital, pues cada una exige su propia plantilla laboral.

Si hojeamos una revista de carácter general, tal vez nos sorprenda ver cuántos directores y jefes intervienen, cada uno con su sección y su personal. Hay redactores y fotógrafos con un empleo fijo en publicaciones importantes, si bien muchos son autónomos y ofrecen sus servicios mediante agencias. De ahí que los contratos sean ocasionales o a tiempo parcial.

Toda la información que envían los redactores es revisada por correctores, y buena parte es reescrita o adaptada por los revisores. Dado que las fotografías son esenciales, resultan imprescindibles tanto los diseñadores gráficos como los encargados de elaborar la maqueta inicial y decidir qué aparecerá en cada página. Para ello combinan el texto y las ilustraciones de modo que cautiven al lector y dirijan su mirada hacia lo que se desee destacar. La mayoría de las editoriales se rigen por un libro de estilo, un manual que orienta sobre la terminología y el estilo de sus publicaciones. La responsabilidad final recae en el director, quien tomará decisiones en el último momento a fin de no demorar el proceso. Luego se prepara un ejemplar de preproducción para que lo examinen los principales directivos antes de enviarlo a la rotativa.

Los costos incluyen la impresión, la distribución y los salarios. Dado que no todos los ejemplares se venden, los minoristas por lo general tienen la opción de devolver los sobrantes. Si a estas alturas a usted le parece que el precio de venta al público no cubre los gastos de producción, tiene toda la razón. De hecho, ninguna revista general de término medio se mantendría a flote si no dedicara mucho espacio a publicidad. Para ilustrarlo, de las 200 páginas de un número de cierta revista internacional, más de ochenta eran anuncios. Los anunciantes saben muy bien que sus productos tendrán mayor difusión si se promocionan a todo color en papel satinado de buena calidad.

En Australia se calcula que el ciudadano de término medio dedica más tiempo a leer revistas (1,2 minutos diarios) que a ver cine (1,1) o escuchar grabaciones musicales (0,7). Es lógico, pues, que las páginas brillantes sean una rentable inversión para los anunciantes.

Su atractivo

Aunque es imposible examinar todas las revistas que se publican, echémosles un vistazo a las dirigidas al público femenino, las cuales han estado bajo examen en fechas recientes, pues son consideradas inofensivas por unos y explotadoras por otros. Ciertamente, presentan un mundo elegante y seductor, lo que potencia las ventas. En los últimos años han experimentado cambios. Por ejemplo, algunas publicaciones que se centraban en el cuidado del hogar contienen ahora más información sobre los famosos. También se han vuelto populares los artículos de salud. Y mientras que lo que aumentaba las ventas hace unos años eran los relatos cortos y las novelas por entregas, hoy estos elementos solo aparecen en contadas revistas.

¿Cuál es el gancho en la actualidad? La portada, que parece gritar: “¡Lléveme con usted! ¡Cómpreme!”. Así, la mujer fotografiada tendrá que ser célebre o hermosa. Por lo general, será joven y esbelta, y aún más atractiva gracias a los retoques digitales. La cubierta suele ser un buen indicativo de lo que contiene la revista, sea mediante las palabras que use, elegidas de acuerdo con la edad y estilo de vida de los potenciales compradores, o mediante los puntos que destaque, trátese de moda o de premios para el lector.

¿De verdad influyen en nosotros?

Los editores dicen conocer los deseos de la mujer promedio, y es innegable que para ello realizan grandes estudios de mercado. Pero cabría preguntar: ¿se limitan a atender necesidades, o en realidad las crean para satisfacerlas? Veamos varias formas en las que muchas revistas moldean las actitudes de sus lectoras. En primer lugar, su constante cobertura de la vida y opiniones de las celebridades tal vez interese al lector, pero ¿encierra peligros ocultos? En su estudio titulado Del rostro, Jonathan Cole, neurofisiólogo clínico de la Universidad de Southampton (Inglaterra), señala que cuando identificamos la cara de alguien sin haberlo conocido personalmente ni escuchado, podemos formarnos una falsa sensación de amistad. Si a esto le añadimos la avalancha de información acerca de los famosos, tal vez entendamos el fenómeno moderno del duelo que manifiesta el público cuando muere una persona a quien no conocía pero cuya imagen había visto vez tras vez en las páginas satinadas. La televisión y los periódicos, claro está, también refuerzan esa ilusión de intimidad.

Otro aspecto debatido es si las revistas influyen en el criterio femenino sobre qué constituye un cuerpo aceptable. Aunque haya diferencias de opinión entre un país y otro, las revistas femeninas del mundo desarrollado exaltan la delgadez. De ahí que educadores, padres y hasta modelos de pasarela critiquen las revistas y las insten a reconocer que las imágenes que habitualmente presentan contribuyen al aumento de los trastornos alimentarios y a las cambiantes tendencias dietéticas entre las mujeres, en particular las jóvenes.

Para examinar la validez de estas afirmaciones, la edición australiana de una revista internacional realizó un sondeo entre las lectoras e invitó a un equipo de expertos a analizar los resultados. Las más de dos mil encuestadas —el 82% de entre 16 y 29 años— recibieron una tabla de peso de acuerdo con la altura, la edad y otros factores. Pues bien, alrededor del 60% creyeron tener sobrepeso, pese a ser verdad solo en el 22,6% de los casos. Mientras que el 59% de las que tenían déficit de peso creían estar incluidas en la franja de la normalidad, el 58% que realmente lo estaban se creían gordas. Solo un 12% del total quedaron satisfechas con sus kilos. Hasta hubo participantes que criticaron la tabla (elaborada por el Departamento de Salud Australiano) por ofrecer pesos excesivos. Además, el 67% admitieron que envidiaban constantemente la figura de otras mujeres, y 1 de cada 8 reconoció tener o haber tenido conductas alimentarias compulsivas.

Fiona Pelly, la nutricionista del panel, comentó: “Es obvio que el peso se está convirtiendo en una de las principales prioridades para la mujer”. Y la doctora Janice Russell, directora de una clínica de trastornos alimentarios de Sydney, señaló: “Lo peor es que sobresalgan [en el estudio] sentimientos como la culpa y la envidia. No es sano experimentar todo el tiempo emociones de ese tipo”.

Pero el hallazgo más significativo fue que, aunque algunas entrevistadas admitieron imitar a las estrellas de cine, el 72% señalaron que quienes más influían en ellas eran las modelos de las revistas. Una joven que había recibido ayuda de una clínica de adelgazamiento dijo estar orgullosa de sus 55 kilos, si bien admitió: “Aún siento la presión de los medios de comunicación, las revistas y las famosas”. En otros lugares se hicieron encuestas con resultados semejantes.

Dos revistas diferentes

Una de las revistas más sanas e informativas que existen la tiene ante sus ojos: ¡Despertad! Y no la adquirió en un quiosco, sino que probablemente se la ofrecieron en la calle o a la puerta de su casa. Editada y distribuida internacionalmente por voluntarios, se entrega de forma gratuita. Sus corresponsales de todo el mundo también son voluntarios, al igual que los dibujantes y traductores. La edición española de ¡Despertad! vio la luz en 1947, como sucesora de Consolación, Luz y Verdad y The Golden Age (La edad de oro), la cual salió por vez primera en 1919. Estas revistas se han publicado siempre sin anuncios comerciales de ningún tipo. En la actualidad hay ediciones en 87 idiomas, muchas de ellas quincenales, que alcanzan una tirada mundial que supera los 22.000.000 de ejemplares.

La Atalaya, distribuida junto con ¡Despertad!, alcanza cifras aún más impresionantes, pues se publica en 148 lenguas, tiene una tirada media de más de 25.000.000 de ejemplares y está en circulación desde 1879. Ambas publicaciones desempeñan un papel vital al informar a sus lectores de todo el mundo de asuntos trascendentales para ellos, sean hombres o mujeres, jóvenes o mayores.

Todos debemos reflexionar sobre el hecho de que no nacemos enseñados. La sabiduría y el conocimiento se incrementan al ir creciendo, y nuestras opiniones y forma de vida se ven influidas por lo que leemos. Por ello conviene elegir publicaciones útiles y edificantes.

[Ilustración de la página 25]

Las revistas pueden influir en nuestra actitud ante la imagen corporal

[Ilustración de la página 26]

Pese a no anteponer la imagen al contenido, La Atalaya tiene una circulación de más de 25.000.000 de ejemplares en 148 idiomas, y ¡Despertad!, de más de 22.000.000 en 87 idiomas