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¿Qué son: flores silvestres o mala hierba?

¿Qué son: flores silvestres o mala hierba?

¿Qué son: flores silvestres o mala hierba?

De nuestro corresponsal en Canadá

Las flores silvestres son fascinantes. Deténgase unos instantes y examine su intrincada forma. Observe la variedad de vibrantes colores. Perciba su delicado aroma. ¡Qué tentación es alargar la mano para tocar los suaves y delicados pétalos! Su esplendorosa elegancia no solo estimula los sentidos, sino que también genera sentimientos. Sin duda, las flores silvestres hacen aún más bello el paisaje y le añaden una dimensión singular al gozo de vivir. Por ello estamos endeudados con su Diseñador y Creador.

Ahora bien, aunque las flores son admiradas por sus atractivos colores, formas y aromas, su principal función es producir semillas que cumplan el ciclo vital de la reproducción. Por ello, su estructura está concebida para atraer insectos, aves y hasta murciélagos que las polinizarán. Los pájaros cantores y las mariposas buscan en especial las flores silvestres, que “son una fuente de alimento para estas criaturas aladas, mientras que las flores cultivadas no”, señala el horticultor y escritor Jim Wilson. La obra The World Book Encyclopedia menciona otro detalle interesante: “Al principio, todas las flores eran silvestres”.

En el mundo hay millares de flores, así que ¿cómo distinguir la que es silvestre de la cultivada? ¿Qué es una flor silvestre? En pocas palabras, es la que crece sin intervención humana. Tan solo en el norte del continente americano se han clasificado más de diez mil flores como silvestres. “Aunque el término alude en general a plantas de tallo blando con vistosas flores, los libros sobre el tema también incluyen a las plantas de tallos leñosos. Tales incoherencias hacen virtualmente imposible llegar a una definición que abarque todas las flores que se consideran silvestres”, explica el naturalista Michael Runtz, autor del libro Beauty and the Beasts—The Hidden World of Wildflowers (Las bellas y las bestias. El mundo desconocido de las plantas silvestres).

Algunas de sus semillas son grandes viajeras, capaces de realizar travesías sumamente extensas, tanto por aire como por agua. No obstante, la mayoría tienen sus limitaciones naturales, pues fueron creadas para crecer en zonas concretas. Hay semillas, finas como el polvo, que pueden viajar varios kilómetros llevadas por el viento; en cambio, las que tienen “paracaídas” integrados, como el diente de león, solo recorren unos cientos de metros.

Si vive en América del Norte, le sorprenderá saber que muchas de las flores silvestres que ve, hoy consideradas autóctonas, emigraron de otras tierras aprovechando la invención del transatlántico y la apertura de nuevos territorios. Una gran cantidad son originarias de Europa y Asia. Algunas fueron “invitadas”; otras viajaron como “polizones”. De hecho, numerosas plantas que hoy decoran el norte del continente americano vinieron originalmente “como mala hierba entre las semillas para los cultivos, entre los cereales, entre la paja y el heno que se usaban como material de empaque, en el agua de lastre del barco [...]. En el caso de otras, fueron hierbas traídas como condimentos, tintes, aromatizantes o remedios naturales”, explica el libro Wildflowers Across America (Las plantas silvestres de Estados Unidos). Pero ¿por qué a veces se cataloga como mala hierba a estas y muchísimas otras plantas florales?

Cuando la flor silvestre se convierte en mala hierba

Puede decirse, en términos generales, que mala hierba es cualquier planta que abunda donde uno no la quiere, sea en el césped, en el jardín o en los cultivos. Pero “muchas plantas catalogadas como mala hierba no sobrevivirían [...] si no existieran esos hábitats creados por el hombre”, afirma la obra de consulta Weeds of Canada (Malas hierbas de Canadá). Y añade: “En gran medida somos culpables de crear un ambiente propicio para que crezcan las plantas que más deseamos eliminar”. Algunas de las especies introducidas invaden el hábitat de plantas nativas menos agresivas y cambian radicalmente el entorno, con lo que dejan de ser una flor silvestre naturalizada y se convierten en mala hierba invasiva.

Si usted ha intentado cultivar un huerto o jardín —por pequeño que haya sido—, comprenderá lo que significa una invasión de plantas indeseables. La tierra despojada de vegetación es muy propensa a la erosión por la acción del viento y del agua. Cualquier terreno contiene millones de semillas de una gran variedad de plantas en estado latente esparcidas en los primeros tres centímetros de superficie. Al eliminar la vegetación, la mala hierba crece rápidamente, pues está programada para detener la erosión. Aunque este mecanismo pudiera provocar una lucha constante por la tierra, entender cómo funciona le ayudará a diferenciar el papel de la mala hierba del que cumplen las plantas silvestres.

Disfrute de este fascinante rasgo de la creación

Uno no puede menos que admirar el esplendor natural de unas colinas boscosas alfombradas de lirios blancos en primavera, o de achicorias de color azul celeste que florecen por la mañana y siguen al Sol hasta el mediodía, cuando cierran sus pétalos en plena claridad. Pero este es apenas el principio de un desfile de hermosura que capta nuestra atención y que no se detiene con el cambio de las estaciones ni con el paso de los años. Algunas flores, como la azucena anteada, tienen una aparición fugaz. Otras, como la rudbequia de Estados Unidos, pueden verse florecer en un campo soleado o a la orilla del camino desde finales de la primavera hasta el mismo verano.

En definitiva, las flores silvestres constituyen un mundo apasionante. Cuando aparezcan en su césped o las vea al borde de la carretera o en el bosque, tómese el tiempo necesario para admirar sus intrincadas formas, estupendos colores y agradables fragancias. Y concédales el mérito que se merecen: son un regalo de su Diseñador, nuestro generoso Creador.

[Ilustraciones y recuadro de la página 18]

¿Lo sabía?

Hubo un tiempo en que el diente de león era un perfecto desconocido en toda Norteamérica; hoy, casi todo el mundo lo conoce. Algunos botánicos afirman que procede de Asia Menor. Llegó al continente americano con los colonos europeos, que solían emplearlo como alimento y quisieron cultivarlo en su nuevo hogar. La raíz de esta planta se utiliza en muchos medicamentos, y las hojas tiernas se sirven en ensaladas.

La margarita, originaria de Europa, es una de las plantas que más suelen verse al borde de los caminos, alegrando con su presencia el paisaje. Cada flor es en realidad un ramillete de flores blancas y amarillas: el disco central está compuesto de cientos de diminutas florecillas doradas, rodeadas de unos veinte a treinta pétalos blancos (flores estériles), que sirven de plataforma de aterrizaje para los insectos.

La azucena anteada, según se cree, fue llevada de Asia a Inglaterra y, finalmente, a Norteamérica. Aunque cada tallo produce muchas flores, solo viven un día: se abren por la mañana y al atardecer se cierran para siempre.

El esbelto botón de oro también viajó de Europa a América del Norte, donde suele hallarse en tierras húmedas y en las orillas de los caminos; a veces llega a superar los dos metros de altura [6 pies]. No obstante, poca gente sabe que es peligroso. Casi todas las especies de la familia a la que pertenece esta flor son irritantes en distintos grados. Durante siglos se ha sabido que algunos especímenes producen ampollas. Anne Pratt, escritora británica del siglo XIX, afirmó: “Comunes son los casos en que el caminante se tiende a dormir con algunas de estas flores a su lado, y al despertar descubre su mejilla muy dolorida y enrojecida por haberse tumbado cerca de las irritantes flores”.

[Reconocimientos]

Diente de león: Walter Knight © California Academy of Sciences; botón de oro: © John Crellin/www.floralimages.co.uk

[Ilustraciones de la página 16]

Achicoria

[Ilustración de la página 16]

Azucena anteada

[Ilustraciones de las páginas 16 y 17]

Lirios blancos

[Ilustraciones de la página 17]

Rudbequia de Estados Unidos

[Reconocimientos de la página 16]

Arriba a la izquierda: www.aborea.se; arriba al centro: por gentileza de John Somerville/www.british-wild-flowers.co.uk; azucena anteada: Dan Tenaglia, www.missouriplants.com, www.ipmimages.org