Ir al contenido

Ir al índice

Un buen nombre, o una buena reputación, inspira confianza y respeto.

Un buen nombre es de más valor que muchas riquezas

Un buen nombre es de más valor que muchas riquezas

UN BUEN nombre, o una buena reputación, es tan valioso que en algunos países está protegido legalmente, entre otras cosas, contra el libelo (acusación falsa hecha por escrito) y contra la calumnia (acusación falsa hecha de palabra). Esto nos recuerda un antiguo dicho: “Ha de escogerse un nombre más bien que riquezas abundantes; el favor es mejor que aun la plata y el oro” (Proverbios 22:1). ¿Cómo podemos ganarnos un buen nombre y el respeto de los demás? La Biblia nos dice cómo lograrlo.

Piense, por ejemplo, en lo que menciona el Salmo 15. En respuesta a la pregunta: “¿Quién será huésped en tu tienda [la de Dios]?”, el salmista escribió: “El que está [...] practicando la justicia y hablando la verdad en su corazón. No ha calumniado [...]. A su compañero no ha hecho nada malo, y ningún oprobio ha repetido contra su conocido íntimo. A sus ojos el despreciable ciertamente es rechazado [...]. Ha jurado a lo que es malo para sí, y no obstante no lo altera [...] ni ha tomado un soborno” (Salmo 15:1-5). ¿Quién no respetaría a alguien que viviera en armonía con estos principios?

Otra cualidad que hace que nos ganemos el respeto de los demás es la humildad. Proverbios 15:33 dice: “Antes de la gloria hay humildad”. La persona humilde se da cuenta de que hay aspectos en los que puede mejorar y se esfuerza por lograrlo. Y también está dispuesta a pedir perdón cuando ofende a alguien (Santiago 3:2). En cambio, la persona orgullosa se ofende rápidamente. Proverbios 16:18 advierte: “El orgullo está antes de un ruidoso estrellarse; y un espíritu altivo, antes del tropiezo”.

Sin embargo, ¿qué puede hacer usted si alguien mancha su buen nombre? ¿Debería reaccionar de inmediato y dar rienda suelta a la ira? Pregúntese: “¿Estaré dando más publicidad a la calumnia si intento defenderme?”. Aunque a veces puede ser necesario tomar acciones legales, la Biblia nos da este sabio consejo: “No salgas a conducir una causa judicial apresuradamente”. En vez de eso, nos recomienda: “Defiende tu propia causa con tu semejante” (Proverbios 25:8, 9). * Reaccionar así, de manera más calmada, puede ahorrarnos una fortuna en gastos legales.

La Biblia no es solo un libro de religión; es una guía confiable para la vida diaria. Al aplicar sus sabios consejos, cultivamos buenas cualidades que nos ayudarán a ganarnos el respeto de los demás y un buen nombre.

^ párr. 5 Hallará más principios bíblicos sobre cómo resolver desacuerdos en Mateo 5:23, 24; 18:15-17.