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Estimados padres

Estimados padres

Estimados padres

Para los hijos, atravesar la adolescencia es como caminar por la cuerda floja: avanzan inseguros y, a veces, hasta con miedo. Claro, por mucho que los padres lo deseen, no pueden ahorrarles esa difícil etapa. Ahora bien, sí pueden ser la barra que les permita mantener el equilibrio. Así es: ustedes, padres, son quienes mejor pueden ayudar a sus hijos a salir de la adolescencia convertidos en adultos responsables.

Es verdad que es más fácil decirlo que hacerlo. Parece que fue ayer cuando su hijo era un chiquitín lleno de energía que no paraba de hablar. ¡Qué diferente del adolescente introvertido de hoy al que hay que arrancarle las palabras! Y aquella niñita que no se despegaba de sus papás ahora no quiere que nadie la vea con ellos.

Pero no piensen que todos estos cambios son demasiado complicados para ustedes. Tienen a su alcance la mejor fuente de consejos para padres e hijos: la Palabra de Dios, la Biblia.

Este libro que tienen en sus manos ayuda a los jóvenes a razonar con la Biblia sobre temas muy variados (véase el índice de las páginas 4 y 5). Sin embargo, no se limita a exponer datos; hace mucho más que eso, como se indica a continuación.

1) Busca la participación del lector. En muchas partes del libro se pide al joven que ponga por escrito lo que piensa. Tal es el caso de la tabla “Estrategia contra la presión de grupo” (páginas 132 y 133), que ayudará a sus hijos a ver de antemano las dificultades con las que se pueden encontrar y decidir cómo van a reaccionar ante ellas. Además, al final de cada una de las nueve secciones del libro hay una página titulada “Tus reflexiones”, donde el joven puede escribir sus impresiones sobre lo que ha leído.

2) Fomenta el diálogo. Este punto se ilustra bien en el apartado “¿Cómo puedo hablar de sexo con mis padres?” (páginas 63 y 64). Por otro lado, al final de cada capítulo aparece una serie de preguntas bajo el encabezamiento “Y tú, ¿qué piensas?”. Su objetivo no es solo hacer un repaso, sino también dar pie a una conversación entre padres e hijos. Asimismo, en cada capítulo encontrarán el recuadro “¡Manos a la obra!”, que incluye la siguiente pregunta: “¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema?”. Su propósito es animar a los adolescentes a pedir consejo a sus padres.

Por supuesto, si ustedes quieren que sus hijos escriban en el libro lo que de verdad piensan, es fundamental que se comprometan a no leer sus anotaciones. Si respetan su privacidad, es probable que ellos mismos les cuenten lo que escribieron.

Les recomendamos que tengan su propio ejemplar de este libro y que se familiaricen con él. Mientras lo leen, traten de recordar la tensión, la confusión y la ansiedad que ustedes mismos sintieron cuando tenían la edad de sus hijos. Y si lo creen conveniente, hasta pueden contarles sus experiencias, algo que sin duda los animará a confiar más en ustedes. Eso sí, cuando ellos les hablen, escuchen con atención. Y no se rindan si sus intentos por hablar con ellos no parecen dar resultado. Aunque cueste creerlo, los hijos por lo general valoran más los consejos de sus padres que los de otros jóvenes.

Para nosotros es un honor poder facilitarles este manual lleno de consejos bíblicos. Nuestro más sincero deseo es que contribuya a la felicidad de su familia.

Los editores