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¿Recuerda usted?

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¿Ha disfrutado de la lectura de los últimos números de La Atalaya? Compruebe si sabe contestar las siguientes preguntas:

• ¿Qué clase de riquezas ofrece Dios?

Aunque en el pasado Jehová bendijo con bienes materiales a algunos de sus siervos —como Abrahán y Salomón—, hoy día nos concede a los cristianos fe, paz, satisfacción y alegría, que son, sin duda, el tipo de riquezas que más necesitamos (1/9, páginas 3 a 7).

• ¿Qué aprendemos de la ocasión en que Jesús salvó a Pedro de ahogarse en el mar? (Mat. 14:28-31.)

Si notamos que uno de nuestros hermanos da muestras de debilidad espiritual, debemos tenderle la mano y ayudarlo a fortalecer su fe (15/9, página 8).

• ¿Qué sufrimientos tuvo que soportar Jehová a fin de liberarnos?

Tuvo que soportar que se burlaran de Jesús y lo torturaran. Y tal como en el cuadro profético Abrahán estuvo dispuesto a sacrificar a Isaac, Jehová dejó que ejecutaran a su Hijo como si fuera un criminal (15/9, páginas 28 y 29).

• ¿Por qué es tan valioso el Códice Vaticano?

Porque este manuscrito griego, que contiene gran parte de las Escrituras Hebreas y de las Griegas, se escribió menos de trescientos años después de completarse la Biblia, de modo que ayuda a los expertos a determinar cómo era el texto original (1/10, páginas 18 a 20).

• ¿Qué lección nos enseña Proverbios 24:27, que habla de “edificar [una] casa”?

Que antes de pensar en casarse, el hombre debe estar preparado para asumir las responsabilidades que conlleva el matrimonio, entre ellas ganarse el sustento y dar dirección espiritual a la familia (15/10, página 12).

• ¿Por qué no puede decirse que los testigos de Jehová sean una religión protestante?

El protestantismo surgió en la Europa del siglo XVI para reformar la Iglesia Católica. El término protestantismo se refiere a las confesiones religiosas que han abrazado los objetivos de la Reforma. Es cierto que, como ellas, los testigos de Jehová niegan la supremacía del papa y aceptan la Biblia como máxima autoridad, pero también es cierto que rechazan las doctrinas y costumbres antibíblicas de las iglesias reformadas (1/11, página 19).

• ¿Es necesario aprender hebreo y griego para comprender las Escrituras?

No. El conocimiento de esos idiomas no garantiza por sí solo una mejor comprensión del mensaje de la Palabra de Dios. Aun quienes los han estudiado siguen necesitando diccionarios y libros de gramática. Dios no se encargó de que se preservaran las palabras de su Hijo en su idioma original, lo cual demuestra que cualquiera puede llegar a conocer la verdad leyendo una traducción de la Biblia en su propia lengua (1/11, páginas 20 a 23).

• ¿Por qué decimos que Jehová y Jesús son ejemplos de buenos modales?

A pesar de su posición tan elevada, Jehová trata a los seres humanos con bondad y respeto. Por ejemplo, al dirigirse a Abrahán y a Moisés, empleó un término hebreo que suele traducirse “por favor” (Gén. 13:14; Éxo. 4:6). Además, está dispuesto a escucharnos (Gén. 18:23-32). Jesús también atendía a las personas y las ayudaba con gusto. De hecho, a menudo las llamaba por su nombre (15/11, página 25).

• ¿Por qué no celebran el Año Nuevo Lunar los cristianos?

El Año Nuevo Lunar es una importante celebración del calendario asiático con la que se procura atraer la buena suerte y demostrar respeto por los espíritus de los antepasados. Aunque los cristianos honran a sus padres, no participan en banquetes cuyo objetivo es obtener protección de parientes difuntos o buscar el favor de los dioses domésticos (1/12, páginas 20 a 23).