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Cumplamos nuestro deber para con Dios

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Acérquese a Dios

Cumplamos nuestro deber para con Dios

¿SE HA preguntado alguna vez qué propósito tiene la vida? Jehová no solo nos creó con la capacidad de hacernos esa pregunta, sino también con la necesidad innata de obtener la respuesta. Y podemos estar agradecidos de que él no nos haya dejado a oscuras a este respecto. Esa respuesta tan deseada está en su Palabra, la Biblia. Examinemos las palabras del rey Salomón que se encuentran en Eclesiastés 12:13.

Salomón se hallaba en una situación privilegiada para hablar sobre la felicidad y el sentido de la vida. Bendecido con una sabiduría extraordinaria, inmensas riquezas y poder real, pudo evaluar minuciosamente los deseos humanos, entre ellos el ansia de riquezas y gloria (Eclesiastés 2:4-9; 4:4). Bajo inspiración divina, resumió así sus pensamientos: “La conclusión del asunto, habiéndose oído todo, es: Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos. Porque este es todo el deber del hombre”. Así destacó el objetivo más noble y gratificante que un ser humano puede alcanzar.

“Teme al Dios verdadero.” Quizás la idea de temer a Dios no resulte atractiva a primera vista. Pero ese temor es una sana actitud de corazón. Podríamos pensar, no en un esclavo con miedo de enfurecer a un amo despiadado, sino en un niño que anhela complacer a su cariñoso padre. Una obra de consulta señala que el temor de Dios es la “reverencia y gran admiración que su pueblo muestra hacia Él porque le aman y respetan su poder y grandeza”. En efecto, el temor de Dios nos impulsa a someternos a su voluntad porque lo amamos y sabemos que él nos ama. Y no es solo un sentimiento, pues se manifiesta con obras. ¿De qué manera?

“Guarda sus mandamientos.” El temor de Dios hace que queramos obedecerle, y tiene sentido que lo hagamos. Tal como un fabricante sabe cuál es el mejor modo de utilizar su producto, Jehová sabe cómo podemos vivir del mejor modo posible, pues él es nuestro Creador. Sus mandatos son para nuestro provecho, porque él desea que nos vaya bien en la vida, que seamos felices (Isaías 48:17). El apóstol Juan lo expresó así: “Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos; y, sin embargo, sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3). Al obedecer a Dios, demostramos que lo amamos, y sus mandamientos reflejan el amor que él nos tiene.

“Este es todo el deber del hombre.” Estas palabras subrayan una razón importante para temer a Dios y obedecerle: es nuestro deber. Puesto que Jehová nos creó, le debemos la vida misma (Salmo 36:9). Por tanto, le debemos obediencia. Así que, al vivir como él nos pide, cumplimos nuestro deber.

Entonces, ¿cuál es el propósito de la vida? La sencilla respuesta es que estamos aquí para hacer la voluntad de Dios. No hay mejor modo de darle sentido a nuestra existencia. ¿Le gustaría aprender más sobre la voluntad de Jehová y cómo armonizar su vida con ella? A los testigos de Jehová les complacerá ayudarle.

Lectura bíblica recomendada para este mes:

Proverbios 22-31; Eclesiastés 1-12 a Cantar de los Cantares 1-8