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“Santo, santo, santo es Jehová”

“Santo, santo, santo es Jehová”

Acérquese a Dios

“Santo, santo, santo es Jehová”

SI USTED tuviera que describir la esencia de Jehová Dios con una única palabra, ¿cuál elegiría? En el siglo VIII antes de nuestra era, el profeta Isaías tuvo una visión. En ella oyó a criaturas espirituales alabar una cualidad de Dios que describe un aspecto clave de su naturaleza: la santidad. A continuación analizaremos las palabras de Isaías 6:1-3. Mientras lo hacemos, imagínese que está junto al profeta. Lo que él vio y oyó nos llenará de admiración y nos acercará más a Dios.

¿Qué ve Isaías? Él mismo lo explica en el versículo 1: “Conseguí ver a Jehová, sentado en un trono excelso y elevado”. Es obvio que el profeta no está contemplando literalmente al Señor Soberano Jehová, pues nuestros ojos no pueden ver a seres espirituales. Además, la Biblia dice bien claro que “a Dios ningún hombre lo ha visto jamás” (Juan 1:18). Así pues, Isaías en realidad está teniendo una visión. * Pero es tan real para él, que reacciona con la misma admiración que sentiría si de verdad estuviera viendo a Jehová.

Isaías pasa a presenciar lo que probablemente ningún ser humano haya podido ver antes en una visión. Él relata: “Había serafines de pie por encima de [Jehová]. Cada uno tenía seis alas. Con dos se cubría el rostro, y con dos se cubría los pies, y con dos volaba de acá para allá” (versículo 2). Isaías es el único escritor bíblico que menciona a los serafines. Estos ángeles de muy alto rango están erguidos, siempre listos para realizar cualquier cosa que Dios les pida. Tienen el privilegio de servir en la mismísima presencia de Dios y se cubren el rostro y los pies en señal de respeto y reverencia.

Isaías está impresionado por lo que ve... y por lo que oye. Los serafines elevan sus voces en un coro celestial y cantan: “Santo, santo, santo es Jehová de los ejércitos” (versículo 3). El término hebreo para “santo” transmite la idea de limpieza y pureza, así como la de “estar totalmente libre y separado del pecado”. Los serafines entonan la palabra santo en estilo antifonal —es decir, alternándose⁠— y la repiten tres veces para destacar que Jehová es santo al grado máximo (Revelación [Apocalipsis] 4:8). Así pues, la santidad es una característica distintiva de la naturaleza divina. Jehová es puro, limpio e intachable en todos los sentidos.

¿Por qué debería impulsarnos esta característica de Jehová a acercarnos a él? Porque a diferencia de los seres humanos, Dios nunca se volverá corrupto ni maltratará a nadie. Nunca cometerá pecado alguno ni hará ningún mal. Su santidad nos garantiza que siempre será un Padre ideal, un Gobernante justo y un Juez imparcial. Podemos estar seguros de que el Dios cuya misma esencia es la santidad nunca nos defraudará.

Lectura bíblica recomendada para este mes:

Isaías 1 a 23

[Nota]

^ párr. 2 Según una enciclopedia bíblica, “parece ser que cuando una persona recibía una visión de Dios mientras estaba despierta, la impresión se hacía en la mente consciente. La persona podía después recordar y describir o registrar la visión en sus propias palabras” (Perspicacia para comprender las Escrituras, editada por los testigos de Jehová).

[Comentario de la página 26]

La santidad de Jehová nos impulsa a acercarnos a él