Por qué seguimos “llevando mucho fruto”

Por qué seguimos “llevando mucho fruto”

“Mi Padre es glorificado en esto, que ustedes sigan llevando mucho fruto y demuestren ser mis discípulos” (JUAN 15:8).

CANCIONES: 145144

1, 2. a) ¿De qué habló Jesús con sus discípulos poco antes de morir? (Vea el dibujo del principio). b) ¿Por qué es importante para nosotros tener claras las razones por las que predicamos? c) ¿Qué vamos a analizar?

LA NOCHE antes de morir, Jesús habló largo y tendido con los apóstoles. Les aseguró que los amaba mucho. Y, como vimos en el artículo anterior, él mismo se comparó a una vid. De esta manera, animó a sus discípulos a seguir “llevando mucho fruto”, es decir, a perseverar en la predicación del Reino (Juan 15:8).

2 Pero Jesús no solo les dijo qué tenían que hacer, sino también por qué debían hacerlo. Les dio razones para seguir predicando. ¿Por qué es importante para nosotros tener claras estas razones? Porque nos motivarán a continuar dando “testimonio a todas las naciones” (Mat. 24:13, 14). Por tanto, analizaremos cuatro motivos que da la Biblia para predicar. También hablaremos de cuatro cosas que nos da Jehová y que nos ayudan a seguir produciendo fruto.

PORQUE GLORIFICAMOS A JEHOVÁ

3. a) ¿Qué razón para predicar encontramos en Juan 15:8? b) ¿Qué representan las uvas en la comparación que puso Jesús, y por qué son un símbolo apropiado?

3 La razón más importante para predicar es porque así glorificamos a Jehová y santificamos su nombre (lea Juan 15:1, 8). Fijémonos en que en este pasaje Jesús comparó a su Padre a un hombre que cultiva uvas. Se asemejó a sí mismo a una vid y dijo que sus seguidores eran las ramas (Juan 15:5). Así que las uvas son un símbolo apropiado del fruto del Reino que producen los cristianos. Jesús les dijo a los apóstoles: “Mi Padre es glorificado en esto, que ustedes sigan llevando mucho fruto”. Nosotros damos gloria a Jehová cuando proclamamos el Reino lo mejor que podemos, igual que un cultivador recibe honra cuando sus vides producen uvas de calidad (Mat. 25:20-23).

4. a) ¿De qué maneras santificamos el nombre de Dios? b) ¿Qué le hace sentir a usted tener el privilegio de santificar el nombre de Dios?

4 Como ya vimos, cuando predicamos, también santificamos el nombre de Dios. ¿De qué manera? Es verdad que no podemos hacerlo más sagrado, pues ya lo es en sentido absoluto. Pero veamos lo que dijo el profeta Isaías: “Jehová de los ejércitos... es a él a Quien ustedes deben tratar como santo” (Is. 8:13). Así pues, una de las maneras de santificar el nombre de Dios es considerándolo o tratándolo como especial, separado de todo otro nombre, y ayudando a otras personas a comprender que es santo (Mat. 6:9, nota). Por ejemplo, cuando hablamos sobre las maravillosas cualidades de Jehová y sus fieles promesas para la humanidad, defendemos el nombre de Dios de las mentiras y calumnias de Satanás (Gén. 3:1-5). También santificamos su nombre cuando tratamos de ayudar a las personas del territorio a ver que Jehová merece “recibir la gloria y la honra y el poder” (Rev. 4:11). Rune, que ha sido precursor por dieciséis años, dice: “Me siento agradecido de que el Creador del universo me haya dado la oportunidad de ser su testigo. Me motiva a seguir predicando”.

PORQUE AMAMOS A JEHOVÁ Y A SU HIJO

5. a) ¿Qué razón para predicar encontramos en Juan 15:9, 10? b) ¿Cómo destacó Jesús la necesidad de tener aguante?

5 (Lea Juan 15:9, 10). Otra razón importante por la que predicamos es nuestro profundo amor a Jehová y a Jesús (Mar. 12:30; Juan 14:15). Jesús no les dijo a sus discípulos simplemente que estuvieran en su amor, sino que permanecieran en él. ¿Por qué? Porque es necesario tener aguante para ser un verdadero cristiano año tras año. Jesús destacó la necesidad del aguante al utilizar el verbo permanecer una y otra vez en el breve pasaje de Juan 15:4-10.

6. ¿Cómo demostramos que deseamos permanecer en el amor de Cristo?

6 ¿Cómo demostramos que deseamos permanecer en el amor de Cristo y conservar su aprobación? Observando sus mandamientos. En otras palabras, Jesús nos pide que lo obedezcamos. En realidad, no nos pide más de lo que él mismo hace, pues añadió: “Así como yo he observado los mandamientos del Padre y permanezco en su amor”. Está claro que él mismo dio el ejemplo (Juan 13:15).

7. ¿Qué relación hay entre la obediencia y el amor?

7 Jesús dejó claro que hay una relación entre la obediencia y el amor al decirles a los apóstoles: “El que tiene mis mandamientos y los observa, ese es el que me ama” (Juan 14:21). Además, cuando cumplimos con el mandato de Jesús de ir y predicar, también mostramos nuestro amor a Dios. ¿Por qué? Porque lo que Cristo nos manda está de acuerdo con lo que piensa su Padre (Mat. 17:5; Juan 8:28). En respuesta a nuestro amor, Jehová y Jesús siguen amándonos a nosotros.

PORQUE DESEAMOS ADVERTIR A LA GENTE

8, 9. a) ¿Qué otra razón tenemos para predicar? b) ¿Por qué nos impulsa a seguir predicando lo que dicen Ezequiel 3:18, 19 y 18:23?

8 Una tercera razón por la que seguimos predicando es que deseamos advertir a la gente. La Biblia dice que Noé fue “predicador de justicia” (lea 2 Pedro 2:5). Es obvio que el mensaje que predicó incluía la advertencia de que se acercaba una destrucción. ¿Por qué llegamos a esa conclusión? Veamos lo que dijo Jesús: “Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre” (Mat. 24:38, 39). Aunque las personas eran indiferentes, Noé cumplió fielmente con la tarea de darles una advertencia.

9 Hoy día, predicamos el Reino para darles a las personas la oportunidad de conocer cuál es la voluntad de Dios para los seres humanos. Al igual que Jehová, deseamos con sinceridad que escuchen el mensaje y sigan viviendo (Ezeq. 18:23). Al mismo tiempo, predicar de casa en casa y en lugares públicos nos permite advertir al mayor número de personas posible que el Reino de Dios vendrá para poner fin a este mundo malo (Ezeq. 3:18, 19; Dan. 2:44; Rev. 14:6, 7).

PORQUE AMAMOS AL PRÓJIMO

10. a) ¿Qué razón para predicar encontramos en Mateo 22:39? b) Cuente cómo ayudaron Pablo y Silas a un carcelero de Filipos.

10 Veamos otra razón importante por la que seguir predicando: amamos al prójimo (Mat. 22:39). Sabemos que las personas pueden cambiar de actitud cuando sufren un cambio en la vida. El amor que sentimos por ellas nos motiva a continuar predicando. Pensemos en lo que les pasó al apóstol Pablo y a su compañero Silas en la ciudad de Filipos. Los opositores los metieron en la cárcel. Pero, de repente, un terremoto sacudió la prisión a medianoche y todas las puertas se abrieron. El carcelero temía que se hubieran escapado los presos, así que estaba a punto de suicidarse. Pero Pablo le gritó que no lo hiciera. Angustiado, el carcelero preguntó: “¿Qué tengo que hacer para salvarme?”. Ellos le respondieron: “Cree en el Señor Jesús y serás salvo” (Hech. 16:25-34).

El amor a Jehová, a Jesús y al prójimo nos motiva a predicar. (Vea los párrafos 5 y 10).

11, 12. a) ¿Qué nos enseña sobre la predicación el relato sobre el carcelero? b) ¿Por qué deseamos seguir predicando?

11 ¿Qué nos enseña este relato sobre la predicación? Fijémonos en que el carcelero cambió de actitud y pidió ayuda después del terremoto. Del mismo modo, puede que algunas personas que en el pasado no escucharon el mensaje de la Biblia cambien y pidan ayuda después de sufrir una sacudida en su vida. Por ejemplo, algunas se hunden cuando pierden de repente su empleo, se rompe su matrimonio, se les diagnostica una enfermedad grave o se les muere un ser querido. Cuando ocurren cosas como estas, hay personas que por primera vez se hacen preguntas sobre el sentido de la vida. Quizás hasta pregunten lo mismo que el carcelero: “¿Qué tengo que hacer para salvarme?”. Cuando las encontramos en la predicación, es posible que por primera vez deseen escuchar el mensaje de esperanza que llevamos.

12 Así pues, si seguimos predicando fielmente, podremos dar consuelo a las personas cuando estén dispuestas a aceptarlo (Is. 61:1). Charlotte, que lleva treinta y ocho años en el servicio de tiempo completo, dice: “Hoy las personas andan perdidas. Necesitan tener la oportunidad de escuchar nuestro mensaje”. Y una hermana llamada Ejvor, que lleva treinta y cuatro años de precursora, comenta: “Nunca antes ha habido tantas personas hundidas emocionalmente. Mi deseo es ayudarlas, y eso me motiva a predicar”. No hay duda de que el amor al prójimo es un buen motivo para continuar predicando.

REGALOS DE JEHOVÁ QUE NOS AYUDAN A AGUANTAR

13, 14. a) ¿De qué regalo habla Juan 15:11? b) ¿Cómo podemos tener el gozo que tiene Jesús? c) ¿Cómo influye el gozo en nuestro ministerio?

13 Durante aquella última noche de Jesús en la Tierra, él también les mencionó a los apóstoles varios regalos de Jehová que los ayudarían a seguir dando fruto. ¿Cuáles son? Y ¿cómo nos benefician?

14 El gozo. ¿Será una carga para nosotros obedecer el mandato de Jesús de predicar? Al contrario. Después de hablar de la vid, Jesús nos aseguró que tendremos el mismo gozo que él si predicamos el Reino (lea Juan 15:11). ¿Por qué? Como ya vimos, él se comparó a una vid y dijo que sus discípulos eran las ramas. Las ramas reciben el agua y los nutrientes de la planta mientras forman parte de ella. De igual modo, nosotros sentiremos el mismo gozo que Jesús siente al hacer la voluntad de su Padre siempre y cuando nos mantengamos unidos a él y sigamos sus pasos con atención (Juan 4:34; 17:13; 1 Ped. 2:21). Hanne, que lleva sirviendo de precursora más de cuarenta años, dice: “El gozo que siempre siento después de salir al ministerio me anima a seguir sirviendo a Jehová”. Así es, este profundo gozo nos da la fuerza para seguir predicando, incluso en territorios difíciles (Mat. 5:10-12).

15. a) ¿De qué regalo habla Juan 14:27? b) ¿Cómo nos ayuda la paz a seguir dando fruto?

15 La paz (lea Juan 14:27). Esa misma noche, Jesús les había dicho a los apóstoles: “Mi paz les doy”. ¿Cómo nos ayuda su paz a dar fruto? Cuando aguantamos en la predicación, sabemos que contamos con la aprobación de Jehová y Jesús. Y eso nos da un sentimiento permanente de paz (Sal. 149:4; Rom. 5:3, 4; Col. 3:15). Un hermano llamado Ulf, que ha estado en el servicio de tiempo completo durante cuarenta y cinco años, dice: “Me quedo agotado después de predicar, pero esta obra hace que me sienta satisfecho y le da verdadero sentido a mi vida”. Sin duda, agradecemos mucho disfrutar de esta paz permanente.

16. a) ¿De qué regalo habla Juan 15:15? b) ¿Qué tenían que hacer los apóstoles para seguir siendo amigos de Jesús?

16 La amistad de Jesús. Después de decirles a los apóstoles que deseaba que su gozo se hiciera pleno, Jesús les explicó la importancia del amor altruista (Juan 15:11-13). Luego, les dijo: “Los he llamado amigos”. ¡Qué regalo tan especial! ¿Y qué tenían que hacer los apóstoles para continuar disfrutando de la amistad de Jesús? Seguir produciendo fruto (lea Juan 15:14-16). Unos dos años antes, Jesús les había mandado anunciar: “El reino de los cielos se ha acercado” (Mat. 10:7). Así que, en su última noche en la Tierra, los animó a aguantar y continuar haciendo esa obra (Mat. 24:13; Mar. 3:14). Obedecer ese mandato era difícil, pero podían lograrlo y así seguir siendo amigos de Jesús. Y aún había otro regalo de parte de Jehová que los ayudaría.

17, 18. a) ¿De qué regalo habla Juan 15:16? b) ¿Cómo ayudaría ese regalo a los discípulos de Jesús? c) ¿Qué regalos de Jehová nos dan fuerzas hoy?

17 La respuesta a nuestras oraciones. Jesús les dijo a los apóstoles que, siempre que pidieran algo en su nombre, Jehová se lo daría (Juan 15:16). Esta promesa debió fortalecerlos mucho. * Es verdad que Jesús iba a morir pronto, algo que ellos aún no comprendían bien. Pero no dejarían de recibir ayuda. Cuando le pidieran a Jehová que los ayudara a predicar el mensaje del Reino, él contestaría sus ruegos. De hecho, poco tiempo después, vieron cómo les respondía (Hech. 4:29, 31).

Podemos estar seguros de que Jehová nos contestará cuando le pidamos ayuda. (Vea el párrafo 18).

18 Lo mismo ocurre hoy. Mientras sigamos dando fruto, seguiremos siendo amigos de Jesús. Además, tendremos la seguridad de que Jehová nos responderá cuando le pidamos ayuda para superar los obstáculos que nos encontremos en la predicación (Filip. 4:13). Qué agradecidos estamos de que Jehová responda nuestras oraciones y de que Jesús sea nuestro amigo. Estas cosas nos dan fuerzas para continuar produciendo fruto (Sant. 1:17).

19. a) ¿Por qué seguimos predicando? b) ¿Qué nos ayudará a terminar la obra que Dios nos ha encomendado?

19 Como hemos visto en este artículo, seguimos predicando porque deseamos glorificar a Jehová y santificar su nombre, demostrar el amor que sentimos por Jehová y Jesús, advertir a todas las personas y mostrar que amamos al prójimo. Además, los regalos que recibimos de Jehová —el gozo, la paz, la amistad de Jesús y la respuesta a nuestras oraciones— nos dan fuerzas para terminar la obra que él nos ha encomendado. A Jehová le agradará mucho observar nuestros esfuerzos de corazón por seguir “llevando mucho fruto”.

^ párr. 17 Durante la conversación con los apóstoles, Jesús les aseguró en repetidas ocasiones que Jehová les contestaría sus oraciones (Juan 14:13; 15:7, 16; 16:23).