ARTÍCULO DE ESTUDIO 8

Busquemos la paz luchando contra la envidia

Busquemos la paz luchando contra la envidia

“Sigamos buscando las cosas que fomentan la paz y las cosas que nos edifican unos a otros” (ROM. 14:19).

CANCIÓN 39 La paz del pueblo de Dios

AVANCE:La paz reina en la organización de Jehová. Pero esta puede alterarse si permitimos que crezca la envidia. En este artículo, identificaremos qué cosas provocan la envidia y veremos cómo luchar contra ella y fomentar la paz.

1. ¿Qué efecto tuvo la envidia en la familia de José?

 JACOB amaba a todos sus hijos, pero sentía un cariño especial por José, de 17 años. ¿Cómo reaccionaron el resto de sus hijos? Tuvieron envidia de José y como consecuencia lo odiaron. Él no había hecho nada para merecerlo. Pero, aun así, ellos lo vendieron como esclavo y le dijeron a su padre que un animal salvaje había matado a su hijo predilecto. La envidia resultó en que quebrantaran la paz familiar y le rompieran el corazón a su padre (Gén. 37:3, 4, 27-34).

2. De acuerdo con lo que dice Gálatas 5:19-21, ¿por qué es tan peligrosa la envidia?

2 En las Escrituras, la envidia aparece entre las peligrosas “obras de la carne”, que pueden impedir que una persona herede el Reino de Dios (lea Gálatas 5:19-21). IDEA IMPORTANTE: En la Biblia, vemos que la envidia no solo puede hacer que una persona desee algo que tienen otros, sino también que desee que no lo tengan. Por regla general, este sentimiento perjudicial es la raíz de las enemistades, las peleas y los arrebatos de ira.

3. ¿Qué veremos en este artículo?

3 El caso de los hermanos de José muestra el daño que la envidia causa en las relaciones y cómo altera la paz de una familia. Aunque nosotros nunca nos comportaríamos como los hermanos de José, no debemos olvidar que todos tenemos un corazón imperfecto y traicionero (Jer. 17:9). Así que con razón algunas veces sentimos envidia. Veamos algunos ejemplos bíblicos que nos sirven de advertencia y nos ayudan a saber por qué motivos puede anidar en el corazón la envidia. Luego analizaremos maneras de luchar contra ella y fomentar la paz.

QUÉ COSAS PROVOCAN LA ENVIDIA

4. ¿Por qué envidiaban los filisteos a Isaac?

4 La prosperidad material. Isaac era un hombre rico, y los filisteos envidiaban su prosperidad (Gén. 26:12-14). Llegaron al extremo de tapar con tierra los pozos que Isaac usaba para dar agua a sus ganados (Gén. 26:15, 16, 27). Algunas personas hoy son como los filisteos y sienten envidia de los que tienen más posesiones que ellas. No solo desean lo que tienen, sino que también desean que no lo tengan.

5. ¿Por qué envidiaron a Jesús los líderes religiosos?

5 El aprecio de los demás. Los líderes religiosos judíos sintieron envidia de Jesús porque era muy apreciado por la gente común (Mat. 7:28, 29). Jesús era el representante de Dios y enseñaba la verdad. Pese a ello, los guías religiosos difundieron calumnias sobre él para arruinar su buena reputación (Mar. 15:10; Juan 11:47, 48; 12:12, 13, 19). ¿Qué aprendemos de este relato? Que debemos luchar contra la inclinación a envidiar a los que tienen cualidades por las que son apreciados en la congregación. Al contrario, debemos tratar de imitarlos (1 Cor. 11:1; 3 Juan 11).

6. ¿Cómo mostró Diótrefes que era envidioso?

6 Las responsabilidades en la congregación. En el siglo primero, Diótrefes envidiaba a los que dirigían la congregación cristiana. Quería “ser el primero” entre los hermanos, así que difundió comentarios malintencionados para desacreditar al apóstol Juan y a otros superintendentes (3 Juan 9, 10). Aunque no lleguemos a comportarnos como él, podemos empezar a sentir envidia de un hermano que recibe una asignación que nosotros deseábamos, sobre todo si nos parece que podemos realizarla tan bien como él.

El corazón puede compararse a un terreno, y las buenas cualidades, a las flores que crecen en él. Pero la envidia es como una planta venenosa: puede impedir que crezcan las buenas cualidades, como el amor, la compasión y la amabilidad. (Vea el párrafo 7).

7. ¿Qué efecto puede tener en nosotros la envidia?

7 La envidia es como una planta venenosa: una vez que echa raíces en el corazón, es difícil acabar con ella. Se alimenta de otras emociones negativas, como el orgullo y el egoísmo. La envidia puede impedir que crezcan las buenas cualidades, como el amor, la compasión y la amabilidad. Tenemos que arrancarla del corazón tan pronto como empiece a brotar. ¿Cómo podemos luchar contra ella?

SEAMOS HUMILDES Y SINTÁMONOS SATISFECHOS

¿Cómo lucharemos contra la envidia? Con la ayuda del espíritu santo de Dios, podemos arrancarla del corazón y sustituirla por la humildad y un sentimiento de satisfacción con lo que tenemos. (Vea los párrafos 8 y 9).

8. ¿Qué puede ayudarnos a combatir la envidia?

8 Podemos combatir la envidia siendo humildes y estando satisfechos con lo que tenemos. Así no le dejaremos lugar en el corazón donde pueda crecer. Si somos humildes, no tendremos un concepto muy elevado de nosotros mismos y no pensaremos que merecemos más que los demás (Gál. 6:3, 4). Quien se siente conforme con lo que tiene está contento y no se compara con otros (1 Tim. 6:7, 8). El que es humilde y se siente satisfecho se alegra por la persona que recibe algo bueno.

9. Según Gálatas 5:16 y Filipenses 2:3, 4, ¿qué nos ayudará a hacer el espíritu santo?

9 Necesitamos el espíritu santo de Jehová para no desarrollar este sentimiento perjudicial y, por el contrario, ser humildes y sentirnos satisfechos (lea Gálatas 5:16; Filipenses 2:3, 4). El espíritu de Dios nos ayuda a examinar nuestros pensamientos más íntimos y nuestros motivos. Con la ayuda divina, podemos sustituir los pensamientos y sentimientos perjudiciales por otros edificantes (Sal. 26:2; 51:10). Analicemos los ejemplos de Moisés y Pablo, quienes lograron vencer la inclinación hacia la envidia.

Un joven corre a informarles a Moisés y a Josué que dos hombres se están portando como profetas en el campamento. Josué le pide a Moisés que los detenga, pero este se niega a hacerlo. Además, le dice a Josué que está contento de que Jehová ponga su espíritu sobre ellos. (Vea el párrafo 10).

10. ¿Qué situación puso a prueba a Moisés? (Vea el dibujo de la portada).

10 Moisés tenía mucha autoridad sobre el pueblo de Dios, pero no consideró que era el único que debía tener ese privilegio. Por ejemplo, en una ocasión, Jehová le quitó parte de su espíritu y se lo dio a un grupo de ancianos israelitas que estaban cerca de la tienda de reunión. Poco después, Moisés se enteró de que dos ancianos que no habían ido a la tienda de reunión también habían recibido el espíritu santo y habían comenzado a portarse como profetas. ¿Cómo reaccionó cuando Josué le pidió que los detuviera? No sintió envidia de que Jehová se hubiera fijado en estos dos hombres, sino que se alegró de que hubieran recibido el honor de profetizar (Núm. 11:24-29). ¿Qué aprendemos de Moisés?

¿Cómo pueden imitar los ancianos cristianos la humildad de Moisés? (Vea los párrafos 11 y 12). *

11. ¿Cómo pueden imitar a Moisés los ancianos?

11 Pensemos en un anciano que está muy encariñado con cierta responsabilidad en la congregación, como dirigir el Estudio de La Atalaya. Entonces, se le pide que prepare a otro hermano para que más adelante dirija esta reunión. Si es humilde como Moisés, no se sentirá amenazado. Al contrario, se alegrará de hacerlo.

12. ¿Cómo demuestran muchos siervos de Dios que son humildes y que se sienten satisfechos con lo que tienen?

12 Veamos otra situación en la que se encuentran muchos hermanos mayores. Durante varias décadas, han sido coordinadores del cuerpo de ancianos. Pero al llegar a los 80 años renuncian con gusto a su asignación. Los superintendentes de circuito que cumplen los 70 años demuestran su humildad dejando esta responsabilidad y aceptando una diferente. Y, en los últimos años, muchos betelitas de todo el mundo han empezado una nueva asignación fuera de Betel. Estos hermanos y hermanas fieles no sienten celos de los que ahora atienden las responsabilidades que ellos tuvieron en el pasado.

13. ¿Por qué podría haberse sentido tentado Pablo a envidiar a los 12 apóstoles?

13 El apóstol Pablo es otro buen ejemplo, pues era humilde y estaba conforme con lo que tenía. No permitió que la envidia anidara en su corazón. Se esforzó mucho en el ministerio, pero dijo con humildad: “Soy el menor de los apóstoles, y no merezco ser llamado apóstol” (1 Cor. 15:9, 10). Los 12 apóstoles estuvieron con Jesús durante su ministerio en la Tierra, mientras que Pablo se hizo cristiano después de la muerte y la resurrección de Jesús. Aunque con el tiempo se le nombró “apóstol a las naciones”, no tuvo el honor de ser uno de los 12 apóstoles (Rom. 11:13; Hech. 1:21-26). Sin embargo, se sintió contento con lo que tenía y no envidió a aquellos 12 hombres y la estrecha relación que habían mantenido con Jesús.

14. ¿Qué haremos si somos humildes y nos sentimos satisfechos?

14 Si somos humildes y nos sentimos satisfechos, seremos como Pablo y respetaremos la autoridad que Jehová ha dado a otros hermanos (Hech. 21:20-26). Él ha nombrado ancianos para que dirijan a la congregación cristiana. A pesar de sus imperfecciones, Jehová los considera “regalos” (Efes. 4:8, 11). Cuando los respetamos y seguimos con humildad su dirección, somos amigos de Jehová y tenemos paz con nuestros hermanos.

“SIGAMOS BUSCANDO LAS COSAS QUE FOMENTAN LA PAZ”

15. ¿Qué tenemos que hacer con la envidia?

15 La paz no puede sobrevivir donde se permite que anide la envidia. Tenemos que arrancar ese sentimiento dañino de nuestro corazón y no engendrarlo en el de los demás. Debemos hacer estas dos cosas importantes a fin de obedecer el mandato de Jehová de seguir “buscando las cosas que fomentan la paz y las cosas que nos edifican unos a otros” (Rom. 14:19). ¿Qué podemos hacer concretamente para ayudar a los demás a luchar contra la envidia, y cómo podemos fomentar la paz?

16. ¿Cómo podemos ayudar a los demás a luchar contra la envidia?

16 Nuestra actitud y nuestras acciones tienen una enorme influencia en los demás. El mundo quiere que hagamos “ostentación de las cosas” que tenemos (1 Juan 2:16). Pero eso provoca envidia. ¿Cómo evitaremos despertarla en los demás? Una manera es no hablando en todo momento de lo que tenemos o de lo que pensamos comprar. Otra es siendo modestos y no presumiendo de las responsabilidades que tenemos en la congregación. Hablar constantemente de ellas prepara el terreno para la envidia. En cambio, cuando nos interesamos en los demás y reconocemos las cosas buenas que hacen, los ayudamos a sentirse satisfechos y fomentamos la paz y la unidad en la congregación.

17. ¿Qué lograron hacer los hermanos de José, y por qué?

17 Podemos ganar la batalla contra la envidia. Volvamos al caso de los hermanos de José. Años después de lo que le hicieron a su hermano, se encontraron con él en Egipto. Sin embargo, José no les reveló de inmediato quién era, sino que los puso a prueba para ver si habían cambiado. Organizó una comida para todos ellos, pero ordenó que le dieran a Benjamín, su hermano menor, raciones mayores que a los demás (Gén. 43:33, 34). No obstante, no hay ninguna prueba de que sus hermanos sintieran envidia. Al contrario, mostraron auténtico interés en Benjamín y en su padre, Jacob (Gén. 44:30-34). Los hermanos de José vencieron la envidia, y por eso lograron que la paz volviera a reinar en la familia (Gén. 45:4, 15). Del mismo modo, si arrancamos de raíz cualquier inclinación hacia la envidia, contribuiremos a que haya paz en nuestra familia y en la congregación.

18. De acuerdo con Santiago 3:17, 18, ¿qué ocurrirá si contribuimos a que haya un ambiente pacífico?

18 Jehová desea que luchemos contra la envidia y fomentemos la paz. Para lograrlo, debemos esforzarnos mucho, pues, como hemos visto en este artículo, tenemos la tendencia a sentir envidia (Sant. 4:5). Además, vivimos en un mundo en el que se fomenta este sentimiento dañino. Pero, si cultivamos humildad y agradecimiento, y nos sentimos satisfechos con lo que tenemos, no dejaremos lugar para la envidia. Al contrario, tendremos paz con los demás, y seremos personas mas amorosas, compasivas y amables (lea Santiago 3:17, 18).

CANCIÓN 77 Sepamos perdonar

^ DESCRIPCIÓN DE LAS IMÁGENES: En una reunión del cuerpo de ancianos, se le pide al conductor del Estudio de La Atalaya, un hermano mayor, que capacite a un anciano más joven para que atienda esta responsabilidad. Aunque al hermano mayor le encanta esta asignación y al principio se siente triste por abandonarla, apoya de toda alma la decisión de los ancianos. Le da al joven buenas sugerencias y lo elogia con sinceridad.