ARTÍCULO DE ESTUDIO 15

¿Qué aprendemos de las últimas palabras de Jesús? (14-20 de junio)

¿Qué aprendemos de las últimas palabras de Jesús? (14-20 de junio)

“Este es mi Hijo amado; él tiene mi aprobación. Escúchenlo” (MAT. 17:5).

CANCIÓN 116 Seamos amables y bondadosos

AVANCE *

1, 2. ¿En qué circunstancias dijo Jesús sus últimas palabras antes de morir?

 ES EL 14 de nisán del año 33. Después de acusarlo falsamente y condenarlo por un delito que no ha cometido, los enemigos de Jesús se burlan de él, lo torturan sin piedad y lo clavan en un madero. Con las manos y los pies atravesados, cada vez que respira y cada vez que habla siente un terrible dolor. Pero no puede quedarse callado, pues tiene cosas importantes que decir.

2 Analicemos lo que Jesús dijo cuando estaba colgado en el madero y lo que podemos aprender de sus palabras. Dicho de otra manera: vamos a escucharlo (Mat. 17:5).

“PADRE, PERDÓNALOS”

3. ¿A quiénes se refería Jesús cuando dijo: “Padre, perdónalos”?

3 Lo que dijo Jesús. Después de que lo clavaron en el madero, Jesús le pidió a Jehová: “Padre, perdónalos”. ¿A quiénes se refería? Lo que dijo a continuación nos da una pista: “No saben lo que hacen” (Luc. 23:33, 34). Probablemente se refería a los soldados romanos que le habían atravesado las manos y los pies. No sabían quién era él en realidad. Puede que también se refiriera a algunas de las personas que antes habían exigido su muerte pero que más tarde pondrían su fe en él (Hech. 2:36-38). Jesús no permitió que las injusticias que había sufrido lo llenaran de rencor y amargura (1 Ped. 2:23). Al contrario, le pidió a Jehová que perdonara a los responsables de su muerte.

4. ¿Qué nos enseñó Jesús al estar dispuesto a perdonar a sus enemigos?

4 Lo que aprendemos. Igual que Jesús, tenemos que estar dispuestos a perdonar a los demás (Col. 3:13). Es posible que algunas personas —incluidos familiares nuestros— se pongan en nuestra contra porque no comprenden nuestras creencias y nuestra manera de vivir. Puede que digan mentiras sobre nosotros, nos humillen delante de otros, rompan nuestras publicaciones o hasta nos amenacen con hacernos daño en sentido físico. En vez de guardarles rencor, podemos pedirle a Jehová que les abra los ojos para que algún día acepten la verdad (Mat. 5:44, 45). A veces puede ser difícil perdonar, sobre todo si nos han tratado muy mal. Pero, si permitimos que la amargura y el rencor nos envenenen el corazón, nos perjudicamos nosotros mismos. Una hermana explica: “Entiendo que perdonar a los demás no significa que apruebe su manera de actuar o que permita que se aprovechen de mí; significa que decido deshacerme del rencor” (Sal. 37:8). Cuando decidimos perdonar, elegimos no dejar que las cosas negativas nos amarguen la vida (Efes. 4:31, 32).

“ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO”

5. ¿Qué le prometió Jesús a uno de los delincuentes que estaban a su lado, y por qué le hizo esa promesa?

5 Lo que dijo Jesús. Junto a Jesús, fijaron en maderos a dos delincuentes. Al principio, los dos también se burlaron de él (Mat. 27:44). Pero después uno dejó de hacerlo, pues se dio cuenta de que Jesús no había hecho “nada malo” (Luc. 23:40, 41). Y no solo eso; también demostró que creía que Jesús resucitaría y llegaría a ser rey. Le dijo: “Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu Reino” (Luc. 23:42). Está claro que tenía mucha fe. Jesús le contestó: “Yo te aseguro hoy: estarás conmigo en el Paraíso”, no en el Reino (Luc. 23:43). La frase “estarás conmigo” indica que era una promesa muy personal. Jesús sabía que su Padre es misericordioso; por eso pudo darle esperanza a aquel delincuente poco antes de que muriera (Sal. 103:8).

6. ¿Qué aprendemos de lo que Jesús le dijo al delincuente?

6 Lo que aprendemos. Jesús es el vivo reflejo de su Padre (Heb. 1:3). Jehová desea perdonarnos y mostrarnos misericordia si nos arrepentimos sinceramente de las cosas malas que hicimos en el pasado y tenemos fe en el sacrificio de Jesucristo (1 Juan 1:7). Pero ¿qué podemos hacer si a veces se nos hace difícil creer que Jehová perdonará nuestros errores del pasado? Pensemos en lo siguiente: poco antes de morir, Jesús le mostró misericordia al delincuente que recién comenzaba a demostrar fe. Entonces, ¿cómo no les va a mostrar misericordia Jehová a sus siervos fieles, que se esfuerzan al máximo por obedecerlo? (Sal. 51:1; 1 Juan 2:1, 2).

“AHÍ TIENES A TU HIJO”, “AHÍ TIENES A TU MADRE”

7. Según Juan 19:26, 27, ¿qué les dijo Jesús a María y a Juan, y por qué?

7 Lo que dijo Jesús (lea Juan 19:26, 27). Jesús quería que su madre, que posiblemente era viuda, estuviera bien atendida. Una vez que él muriera, sus hermanos podrían satisfacer sus necesidades materiales. Pero, al parecer, ellos todavía no eran discípulos. Así que, ¿quién se encargaría de las necesidades espirituales de María? Juan era un apóstol fiel y uno de los mejores amigos de Jesús. Para Jesús, quienes adoraban a Jehová eran como su familia en sentido espiritual (Mat. 12:46-50). Por eso, como amaba a su madre y le preocupaba su bienestar, Jesús le confió su cuidado a Juan, pues sabía que él la ayudaría a seguir sirviendo a Jehová. Le dijo a María: “Ahí tienes a tu hijo”, y luego le dijo a Juan: “Ahí tienes a tu madre”. A partir de aquel momento, María vio a Juan como si fuera su hijo y él cuidó de ella como si fuera su madre. Jesús le mostró un gran amor a la mujer que con tanto cariño lo había cuidado desde el día en que nació y que ahora estaba junto a él en el día de su muerte.

8. ¿Qué aprendemos de lo que Jesús les dijo a María y a Juan?

8 Lo que aprendemos. Es posible que estemos más unidos a los hermanos de la congregación que a nuestra familia directa. Puede que algunos parientes se pongan en nuestra contra o hasta nos abandonen. Pero, como Jesús prometió, si nos mantenemos cerca de Jehová y de su organización, recibiremos “100 veces más” de lo que perdamos. Muchos llegarán a ser como hijos, hijas, madres o padres para nosotros (Mar. 10:29, 30). ¿Cómo nos sentimos al formar parte de una familia espiritual que está unida porque todos tenemos fe y amamos a Jehová y a los hermanos? (Col. 3:14; 1 Ped. 2:17).

“DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?”

9. ¿Qué nos enseñan las palabras de Jesús registradas en Mateo 27:46?

9 Lo que dijo Jesús. Poco antes de morir, Jesús gritó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mat. 27:46). La Biblia no explica por qué dijo Jesús esas palabras. Pero pensemos en lo que nos enseñan. Por un lado, al decirlas, Jesús estaba cumpliendo la profecía que se encuentra en Salmo 22:1. * Por otro lado, sus palabras dejan claro que Jehová no puso “un cerco protector” alrededor de su Hijo (Job 1:10). Jesús comprendió que su Padre lo había dejado por completo en manos de sus enemigos para que él pudiera demostrar su fe hasta la muerte, como ningún otro ser humano ha sido probado jamás. Además, con aquellas palabras confirmó que no había cometido ningún delito que mereciera la muerte.

10. ¿Qué lecciones aprendemos de lo que Jesús le dijo a su Padre?

10 Lo que aprendemos. Una lección es que no debemos esperar que Jehová nos proteja de las pruebas. Igual que Jesús, tenemos que estar preparados para ser fieles hasta la muerte si fuera necesario (Mat. 16:24, 25). Pero sabemos que Dios no permitirá que seamos probados más allá de lo que podamos soportar (1 Cor. 10:13). Otra lección que aprendemos es que, igual que Jesús, tal vez suframos injusticias (1 Ped. 2:19, 20). La gente no se pone en contra nuestra porque hayamos hecho algo malo, sino porque no somos parte del mundo y damos testimonio de la verdad (Juan 17:14; 1 Ped. 4:15, 16). Jesús entendía por qué Jehová estaba permitiendo que sufriera. En cambio, algunos siervos fieles, al pasar por pruebas, se han preguntado por qué Jehová permitía lo que estaba pasando (Hab. 1:3). Como es misericordioso y paciente, Jehová entiende que no es que les falte fe, sino que necesitan el consuelo que solo él puede darles (2 Cor. 1:3, 4).

“TENGO SED”

11. ¿Por qué dijo Jesús las palabras que leemos en Juan 19:28?

11 Lo que dijo Jesús (lea Juan 19:28). ¿Por qué dijo Jesús que tenía sed? Para que así se cumpliera la profecía que encontramos en Salmo 22:15, que dice: “Mi fuerza se ha secado como una vasija de barro; la lengua se me pega a las encías”. Además, teniendo en cuenta el terrible dolor que sentía al estar colgado en el madero, y después de todo lo que había sufrido, es lógico que tuviera mucha sed. Necesitaba ayuda para calmarla.

12. ¿Qué aprendemos de que Jesús dijera que tenía sed?

12 Lo que aprendemos. Jesús no pensaba que expresar cómo se sentía fuera señal de debilidad, y nosotros tampoco deberíamos pensarlo. Puede que, por lo general, no nos sintamos cómodos hablándoles a otros de lo que necesitamos. Pero, si en algún momento necesitamos ayuda, no dudemos en pedirla. Por ejemplo, si somos mayores o estamos enfermos, quizás tengamos que pedirle a un amigo que nos lleve a hacer alguna compra o a una cita médica. Si nos sentimos desanimados, tal vez tengamos que pedirle a un anciano o a otro hermano maduro que nos escuche o que nos diga “una buena palabra” que nos dé ánimo (Prov. 12:25). Recordemos que nuestros hermanos nos quieren y desean ayudarnos “en tiempos de angustia” (Prov. 17:17). Pero no pueden leernos la mente, así que no sabrán que necesitamos ayuda a menos que se lo digamos.

“¡SE HA CUMPLIDO!”

13. ¿Qué consiguió Jesús al mantenerse leal hasta la muerte?

13 Lo que dijo Jesús. Más o menos a las tres de la tarde del 14 de nisán, Jesús dijo: “¡Se ha cumplido!” (Juan 19:30). Unos momentos antes de morir, Jesús supo que había hecho todo lo que Jehová quería que hiciera. ¿Qué consiguió al mantenerse leal hasta la muerte? Primero, dejó claro que Satanás es un mentiroso, pues demostró que un ser humano perfecto podía ser totalmente fiel a pesar de los esfuerzos de Satanás. Segundo, dio su vida como rescate. Gracias a su sacrificio, los seres humanos imperfectos pueden tener una buena relación con Dios y la esperanza de vivir para siempre. Y, tercero, Jesús defendió la soberanía de Jehová y el buen nombre de su Padre.

14. Explique cómo debemos vivir cada día.

14 Lo que aprendemos. Debemos estar decididos a mantenernos leales todos los días. Veamos lo que dijo el hermano Maxwell Friend, que era profesor de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower. En una asamblea internacional, dijo lo siguiente en un discurso sobre la lealtad: “No dejes para mañana lo que puedas hacer o decir hoy. ¿Estás seguro de que habrá un mañana? Vive cada día como si fuera tu última oportunidad de demostrar que eres digno de vivir para siempre”. Como dijo el hermano, vivamos cada día como si fuera nuestra última oportunidad de mantenernos leales. Así, aun si morimos, podremos decirle a Jehová: “He hecho todo lo posible por serte leal, por demostrar que Satanás es un mentiroso, y por vindicar tu nombre y tu soberanía”.

“EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU”

15. Según Lucas 23:46, ¿de qué estaba convencido Jesús?

15 Lo que dijo Jesús (lea Lucas 23:46). Lleno de confianza, Jesús dijo: “¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!”. Sabía que su futuro dependía de Jehová y estaba convencido de que su Padre se acordaría de él.

16. ¿Qué aprendemos del ejemplo de Joshua?

16 Lo que aprendemos. Estemos dispuestos a poner nuestra vida en las manos de Jehová. Para hacer eso, debemos confiar en él con todo nuestro corazón (Prov. 3:5). Pensemos en el ejemplo de Joshua, un joven Testigo que tenía 15 años y sufría una enfermedad terminal. Se negó a aceptar tratamientos médicos que iban en contra de las leyes de Dios. Poco antes de morir, le dijo a su mamá: “Estoy en las manos de Jehová”. Y añadió: “Puedo decirte esto con toda certeza, mamá: sé que Jehová me resucitará. Él ha visto mi corazón y sabe que lo amo de veras”. Todos deberíamos preguntarnos: “Si me enfrento a una prueba y mi vida está en peligro, ¿me mantendré leal y confiaré en que Jehová me recordará y me resucitará?”.

17, 18. ¿Qué lecciones hemos aprendido? (Vea también el recuadro “ Lo que nos enseñan sus últimas palabras”).

17 Sin duda, las últimas palabras de Jesús nos enseñan lecciones importantes. Nos recuerdan que tenemos que perdonar a los demás y confiar en que Jehová nos perdonará. Tenemos el honor de pertenecer a una maravillosa familia espiritual que está ahí para ayudarnos. Pero, cuando necesitemos ayuda, debemos pedirla. Sabemos que Jehová nos ayudará a soportar cualquier prueba. Entendemos lo importante que es vivir cada día como si fuera nuestra última oportunidad de mostrar nuestra lealtad y tenemos la seguridad de que Jehová nos resucitará si morimos.

18 Si ponemos en práctica todas estas lecciones, estaremos haciendo lo que Jehová dijo respecto a su Hijo: “Escúchenlo” (Mat. 17:5).

CANCIÓN 126 Siempre fuertes, fieles y firmes

^ párr. 5 Como dice Mateo 17:5, Jehová quiere que escuchemos a su Hijo. En este artículo, analizaremos lo que podemos aprender de lo que Jesús dijo cuando estaba colgado en el madero.

^ párr. 9 En la sección “Preguntas de los lectores” de este número se analizan algunas posibles razones por las que Jesús citó las palabras de Salmo 22:1.