Alwande y Emma querían cambiar las cosas. Se dieron cuenta de que podían ayudar a la gente con la esperanza que da la Biblia y de que podían vivir en unidad con personas de diferentes culturas.
Rafika se unió a un grupo revolucionario para luchar contra la injusticia. Luego descubrió la promesa bíblica de que el Reino de Dios traerá paz y justicia.
A lo largo de su ministerio, Jesús habló más del Reino de Dios que de cualquier otro tema. Durante siglos, sus seguidores han pedido en oración que venga ese Reino.