Las ovejas son animales que siguen a su pastor cuando escuchan su voz. Pero, cuando oyen la voz de un extraño, huyen de él porque no la reconocen (Jn 10:5). Nosotros, de igual modo, escuchamos la voz de Jehová y la de Jesús. Estos Pastores espirituales nos quieren y merecen toda nuestra confianza (Sl 23:1; Jn 10:11). Sin embargo, rechazamos “la voz de los extraños”, que intentan debilitar nuestra fe “usando palabras engañosas” (2Pe 2:1, 3).
El capítulo 3 de Génesis nos cuenta lo que pasó la primera vez que se oyó en la Tierra la voz de un extraño. Fue cuando Satanás, ocultando su identidad, habló con Eva y fingió ser su amigo. Retorció las palabras de Jehová y le imputó malos motivos. Lamentablemente, Eva le escuchó. Y tanto ella como su familia terminaron pagándolo muy caro.
Hoy Satanás trata de sembrar dudas sobre Jehová y su organización. Para ello recurre a noticias negativas, medias verdades y mentiras descaradas. ¿Qué deberíamos hacer si oímos esos comentarios de los extraños? ¡Salir huyendo! Escucharlos por curiosidad, aunque solo sea un momento, es muy peligroso. ¿Cuántas palabras necesitó Satanás para engañar a Eva? Poquísimas (Gé 3:1, 4, 5). Pero ¿qué podemos hacer si la información negativa sobre la organización nos llega mediante una persona que conocemos bien, alguien que nos quiere y tiene buenas intenciones?
Ponga el VIDEORechacemos “la voz de los extraños”. Luego pregunte:
¿Qué aprendemos de lo que hizo Coral cuando su madre, que no era Testigo, quiso mostrarle información que criticaba a la organización de Jehová?