¿Se imagina cómo sería la vida si no existiera el Sol? Gracias al Sol, los árboles producen hojas, flores, frutas y semillas. También hace que los árboles obtengan agua del suelo a través de las raíces, la lleven hasta las hojas y allí se evapore.
2. ÉL HACE QUE LLUEVA
La lluvia es un valioso regalo de Dios. Gracias a ella, la tierra produce alimento. Dios nos da lluvias, cosechas abundantes y suficiente comida, y llena nuestros corazones de alegría.
3. ÉL NOS DA ALIMENTO Y ROPA
Muchos padres se preocupan por conseguir el alimento y la ropa que sus familias necesitan. Las Escrituras dicen: “Observen con atención las aves del cielo. No siembran ni cosechan ni almacenan en graneros, pero su Padre celestial las alimenta. ¿Y acaso no valen ustedes más que ellas?” (Mateo 6:25, 26).
“Fíjense en cómo crecen los lirios [...;] les digo que ni siquiera [el sabio rey] Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos. Entonces, si Dios viste así a la vegetación del campo, [...] con mucha más razón los vestirá a ustedes” (Lucas 12:27, 28).
Así como Dios puede darnos el alimento y la ropa, también puede ayudarnos a cubrir otras necesidades. Cuando tratamos de hacer lo que Dios quiere, él bendice nuestros esfuerzos por conseguir alimento o nos puede ayudar a tener un empleo que nos permita comprar lo que necesitamos (Mateo 6:32, 33).
Cuando pensamos en el Sol, la lluvia, los pájaros y las flores, ¿verdad que tenemos buenas razones para amar a Dios? En el siguiente artículo veremos cómo nuestro Creador se ha comunicado con los seres humanos.