Cómo administrar su dinero

Cómo administrar su dinero

EXISTEN básicamente tres maneras de usar el dinero: 1) gastarlo, 2) ahorrarlo o 3) regalarlo. Veamos, primero que nada, cómo gastarlo con prudencia.

Si algo nos ha enseñado la Gran Recesión es la importancia de ceñirse a un buen presupuesto. ¿Qué es un presupuesto? En términos sencillos, es un cálculo de los ingresos y gastos previstos de un individuo, una familia, un negocio o un Estado.

Un proyecto familiar

¿Cómo se elabora un presupuesto? Denise Chambers dice en su libro Budgeting: “Todos los miembros de la familia deben participar en su planificación para que se sientan comprometidos”. Es conveniente que la familia se reúna periódicamente para ver si el plan está funcionando. Puesto que cada uno aporta ideas sobre cómo vivir acorde con los ingresos, preparar un presupuesto adecuado se convierte en un proyecto familiar gratificante.

Algunos recurren a un programa informático para confeccionar su presupuesto; otros sencillamente utilizan un lápiz y una hoja de papel, la cual dividen en dos columnas: una para los ingresos y otra para los gastos. Es importante asimismo prever una cantidad mensual para gastos anuales, como el impuesto sobre la renta o unas vacaciones.

Un método que ha resistido el paso del tiempo es el empleo de sobres o carpetas etiquetados con las palabras “Comida”, “Alquiler”, “Transporte”, “Luz”, “Facturas médicas”, etc. Antes, la gente guardaba en ellos dinero en efectivo todos los meses; ahora, muchos consideran que es más fácil y seguro depositar el dinero en una cuenta bancaria y sacarlo cuando se necesite.

Jonathan y Anne, que viven en Sudáfrica con sus dos hijas, usan el método de las carpetas. “Si a usted le depositan el sueldo en una cuenta bancaria —dice él⁠—, es muy importante que no se pase de lo que ha presupuestado para cada cosa. Por ejemplo, si se le acaba lo que ha apartado para comprar carne, no debe utilizar el dinero destinado al ahorro para comprar más carne.”

Jonathan era dueño de un negocio. En la actualidad, él y su familia trabajan como voluntarios en la construcción de lugares de culto. Como valoran mucho su modo de vida generoso, ahora más que nunca tienen que amoldarse a un presupuesto; por eso se juntan a menudo para ver cómo les está yendo y si hay que hacer ajustes.

La mayor felicidad

Los estudios indican que dar de lo que se tiene —como el tiempo y las energías, así como parte del dinero⁠— produce mayor felicidad. De las tres opciones mencionadas al principio, dar al grado que lo permitan las circunstancias personales puede ser la que más felicidad reporte.

Dice Chris Farrell en su libro The New Frugality que la finalidad del ahorro es disponer de dinero para gastar. “Una de las cosas más valiosas e inteligentes que usted puede hacer con su dinero es regalarlo”, dice él. * También añade: “Cuando pensamos en las cosas más importantes de la vida, por lo general pensamos en las relaciones, las vivencias y la satisfacción de haber contribuido a algo bueno, no en el dinero ni en los bienes”.

El economista Michael Wagner sostiene una opinión parecida. En su libro Your Money, Day One, que estimula el ahorro entre los jóvenes, dice: “Cuando hacemos algo en favor de los menos afortunados, esa bondad y generosidad redunda de diversas maneras en beneficio nuestro; pero más gratificador aún es el sentimiento que experimenta el corazón cuando ayudamos al prójimo”.

La Biblia reconoce que dar produce felicidad. Como ya vimos, este libro contiene verdades que pueden ayudarle a administrar adecuadamente sus recursos. He aquí otras siete de estas sabias verdades.

[Nota]

^ párr. 12 El dinero puede repartirse haciendo regalos o realizando actos de hospitalidad, como invitar a amigos y familiares a comer.

Recuadro

LAS verdades que aparecen a continuación se encuentran en un libro antiguo repleto de máximas prácticas que no pierden vigencia. He aquí cómo puede aplicarlas para administrar mejor su dinero.

1. “Un simple amador de la plata no estará satisfecho con plata, ni ningún amador de la riqueza con los ingresos.” (Eclesiastés 5:10.) Estas no son palabras de un hombre pobre y envidioso. Las escribió, basándose en su propia experiencia y observación, uno de los personajes más ricos que han pisado la Tierra: el rey Salomón de Israel. Hombres acaudalados de tiempos más recientes han hecho comentarios parecidos.

2. “Teniendo alimento y casa, nos damos por satisfechos. Los que intentan enriquecerse caen [...] en tentación y trampa.” (1 Timoteo 6:8, 9, El Nuevo Testamento para los hombres de hoy.) El autor de esta declaración fue el apóstol Pablo, quien abandonó una prominente carrera para seguir a Jesucristo. A diferencia de algunos líderes religiosos de la actualidad, Pablo combatió con firmeza toda tentación de aprovecharse materialmente de sus estudiantes o sus compañeros. Por eso pudo afirmar con sinceridad: “No he codiciado la plata, ni el oro, ni la vestidura de nadie. Ustedes mismos saben que estas manos han atendido a las necesidades mías y a las de los que andan conmigo” (Hechos 20:33, 34).

3. “¿Quién de ustedes que quiere edificar una torre no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo suficiente para completarla?” (Lucas 14:28.) Esta breve parábola de Jesús puede aplicarse al momento de realizar una compra, sobre todo si es con tarjeta de crédito. ¿Comprará usted por impulso, o tendrá la paciencia para sentarse a hacer cuentas? ¿En realidad necesita el artículo y tiene con qué pagarlo?

4. “El que pide prestado se hace esclavo del prestamista.” (Proverbios 22:7, Traducción en lenguaje actual.) La reciente crisis financiera dejó al descubierto la insensatez de incurrir en deudas de tarjetas de crédito o de otro tipo. En algunos países “es común que una persona adeude, en promedio, más de 9.000 dólares repartidos en cuatro o más tarjetas de crédito”, afirma Michael Wagner en su libro Your Money, Day One, editado en 2009.

5. “El inicuo está pidiendo prestado y no paga, pero el justo está mostrando favor y está haciendo regalos.” (Salmo 37:21.) Algunos piensan que declararse en quiebra es una forma fácil de salir de deudas. En cambio, los que estiman su relación con Dios no solo hacen todo lo posible por pagar lo que deben, sino que además son generosos con lo que tienen.

6. “Un joven era yo, también he envejecido, y sin embargo no he visto a nadie justo dejado enteramente, ni a su prole buscando pan.” (Salmo 37:25.) Tales palabras pertenecen a un hombre que padeció muchas injusticias. Por años vivió como fugitivo, unas veces escondiéndose en cuevas y otras buscando asilo en tierra extranjera. Con el tiempo, este fugitivo, David, fue elegido rey de Israel. Lo que escribió fue fruto de su experiencia personal.

7. “Hay más felicidad en dar que en recibir.” (Hechos 20:35.) Esta máxima pertenece al hombre más grande de todos, Jesús. “Por el gozo que fue puesto delante de él”, se pasó la vida sirviendo a los demás cuando estuvo en la Tierra. Ahora es un espíritu que goza de vida inmortal en el cielo, donde se ha sentado a la diestra del “Dios feliz”, Jehová (Hebreos 12:2; 1 Timoteo 1:11). No hay propósito más noble en la vida que copiar el ejemplo de Jesús haciendo todo lo que esté a nuestro alcance para servir a los demás. Indudablemente, usted concordará en que es mejor ser ahorrador y generoso que derrochador y egoísta.