LOS JÓVENES PREGUNTAN
¿De veras hace falta tener buenos modales?
“A mí nadie me abre la puerta. ¿Por qué les tengo que andar abriendo la puerta a los demás?”
“No puedo estar siempre diciendo ‘por favor’, ‘gracias’, ‘disculpa’... Para mí hay otras cosas más importantes.”
“¿Por qué tengo que ser amable con mis hermanos? Total, somos familia.”
¿Te suenan estas palabras? ¿Las has dicho o pensado antes? Si ese fuera el caso, tal vez te estés perdiendo algunas de las ventajas de tener buenos modales.
Lo que deberías saber de los buenos modales
Tener buenos modales te puede ayudar al menos de tres maneras. Veamos cuáles son.
Causarás una mejor impresión. Es inevitable: la gente se hace una idea sobre ti por cómo tratas a los demás. Si eres cortés, es más probable que te vean como una persona madura y responsable. Pero si eres descortés, van a pensar que no te importan los demás. A lo mejor no te toman en cuenta para un empleo o te pierdes otras oportunidades. Ya lo dice la Biblia: “El de corazón duro a sí mismo se perjudica” (Proverbios 11:17, Nácar-Colunga).
Te llevarás mejor con los demás. La Biblia dice: “Vístanse de amor, porque es un vínculo perfecto de unión” (Colosenses 3:14). Y es cierto que si no tratas a los demás con amor, no tendrás muchos amigos. La gente se siente a gusto con quienes son amables y corteses. Al fin y al cabo, ¿a quién le gusta andar con gente pesada y antipática?
Los demás te tratarán mejor. “Nunca dejes de ser amable —dice una joven llamada Jennifer—. Con el tiempo verás que hasta los que siempre son ásperos contigo comenzarán a tratarte mejor.” Claro, si quien suele ser áspero eres tú, sucederá lo contrario. La Biblia nos advierte: “Con la medida con que miden, se les medirá” (Mateo 7:2).
Conclusión: Todos los días tenemos que relacionarnos con otras personas. La manera en que trates a los demás influirá en la manera en que ellos te vean y te traten a ti. En pocas palabras: los buenos modales sí hacen falta.
Cómo mejorar
Hazte un autoexamen. Podrías hacerte preguntas como estas: “¿Les hablo con respeto a los adultos? ¿Suelo decir ‘por favor’ y ‘gracias’? ¿Presto atención cuando otros hablan, o me paso mirando y contestando mensajes de texto? ¿Trato a mis padres y hermanos con cortesía, o descuido mis modales cuando estoy con ellos porque somos familia?”.
La Biblia dice: “Den preferencia a los demás y respétense unos a otros” (Romanos 12:10, La Palabra de Dios para Todos).
¿En qué tienes que mejorar? Anota tres cosas en las que te gustaría mejorar. Por ejemplo, una chica de 15 años llamada Allison reconoce: “Para hablar con los demás soy muy buena, pero para escucharlos... no tanto”. David, de 19, admite que no debería textear cuando está con su familia o sus amigos. “Es una falta de respeto —comenta—. Es como si les estuviera diciendo que prefiero hablar con otros.” Edward, de 17, confiesa que tiene que dejar de interrumpir a los demás. Y Jennifer, ya mencionada, se ha propuesto ser más amable con las personas de edad avanzada. Ella cuenta: “Antes solo saludaba muy rápido a los abuelitos y me inventaba cualquier excusa para irme a hablar con los jóvenes. Pero ahora me estoy esforzando por conocerlos mejor. Y eso me ha ayudado a pulir mis modales”.
La Biblia dice: “No se ocupen sólo de sus propios intereses, sino también procuren interesarse en los demás” (Filipenses 2:4, Nueva Traducción Viviente).
Ve midiendo tu progreso. Durante un mes fíjate en si has ido mejorando en las cosas que anotaste. Al final del mes pregúntate: “¿Cómo me han hecho mejor persona los buenos modales? ¿En qué tengo que mejorar todavía?”. Entonces, ponte nuevos objetivos.
La Biblia dice: “Así como quieren que los hombres les hagan a ustedes, háganles de igual manera a ellos” (Lucas 6:31).
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