El Reino de Dios sustituirá a todos los gobiernos humanos y reinará sobre la Tierra (Daniel 2:44; Revelación [Apocalipsis] 16:14). Una vez que eso ocurra, se logrará lo siguiente:
Los malvados serán eliminados. “Los inicuos, serán cortados de la mismísima tierra.” (Proverbios 2:22.)
No habrá más guerras. Dios hará “cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra” (Salmo 46:9).
Habrá prosperidad y seguridad. “Se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar.” (Miqueas 4:4.)
La Tierra será un paraíso. “Se alegrarán el desierto y la tierra seca. El desierto se pondrá feliz y brotarán las flores silvestres.” (Isaías 35:1, La Palabra de Dios para Todos.)
Todos tendremos trabajo productivo y gratificante. “La obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal. No se afanarán para nada.” (Isaías 65:21-23.)
No habrá enfermedades. “Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’.” (Isaías 33:24.)
No habrá vejez. “Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva a los días de su vigor juvenil.” (Job 33:25.)
Los muertos volverán a vivir. “Todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz [la de Jesús] y saldrán.” (Juan 5:28, 29.)
A lo largo de su ministerio, Jesús habló más del Reino de Dios que de cualquier otro tema. Durante siglos, sus seguidores han pedido en oración que venga ese Reino.
Jesús sabía que el Reino de Dios es el único gobierno que puede solucionar los problemas de la Tierra. ¿Qué ha hecho ya ese Reino para que confiemos en él?