Ya hace 100 años que los testigos de Jehová comenzaron a predicar en la isla mediterránea de Chipre. Durante su primer viaje misionero, el apóstol Pablo visitó esta isla acompañado de un discípulo que era de allí, Bernabé. En tiempos más recientes, la semilla de la verdad se plantó en 1922, cuando un ministro religioso recibió una publicación titulada Does the Soul Die? (¿Muere el alma?).
Dos años más tarde, Cyrus Charalambous, que estudiaba la Biblia en Estados Unidos, regresó a Chipre. Él empezó a predicar con mucho entusiasmo y envió por correo el folleto ¿En dónde están los muertos? a todos los pueblos y ciudades de Chipre.
Antonis Spetsiotes recibió uno de estos folletos y, en cuanto lo leyó, se dio cuenta de que era la verdad, así que le contó a su vecino Andreas Christou lo que estaba leyendo. En poco tiempo, los dos empezaron a hablar a otros de lo que habían aprendido.
La Iglesia ortodoxa griega se puso en contra de su predicación, y tanto Antonis como Andreas fueron excomulgados. Aun así, nunca dejaron de predicar. En la década de los treinta, gracias a su persistencia, se formó la primera congregación de la isla, en el pueblo de Xylofagou.
Con la llegada del primer misionero de Galaad en 1947, el hermano Antonios Karandinos, la predicación recibió un gran impulso. En 1948, ya había 50 testigos de Jehová predicando en Chipre y se estableció la primera sucursal. Los Testigos formaron una entidad legal en 1960, y dos años más tarde, en Nicosia, se construyó el primer Salón del Reino. El número de Testigos siguió aumentando, y en 1969 se inauguraron las nuevas instalaciones de Betel, que eran más grandes que las anteriores.
A medida que aumentaba el número de Testigos, también aumentaba la persecución. A mediados de los años sesenta, los hermanos jóvenes que se negaron a realizar el servicio militar fueron encarcelados. El ejército incluso torturó a algunos de ellos para obligarlos a violar su neutralidad.
En 1974 estalló una guerra, y los hermanos sufrieron más dificultades. De hecho, unos 300 tuvieron que dejar sus hogares. La familia Betel también tuvo que abandonar la sucursal. Los Testigos de otros lugares ayudaron a nuestros hermanos de Chipre enviándoles suministros de socorro, y los que pudieron alojaron en sus hogares a los hermanos desplazados.
La predicación continuó llevándose a cabo con éxito durante los siguientes años. Es más, la asamblea de distrito del 2006, “Nuestra liberación se acerca”, celebrada en Limassol, fue un acontecimiento inolvidable para nuestros hermanos de Chipre, ya que era la primera vez en muchos años que pudieron reunirse todos juntos.
En la isla de Chipre hay en la actualidad 2.866 publicadores, que sirven en 41 congregaciones y 17 grupos, y que predican en 14 idiomas. En el 2021, 5.588 personas asistieron a la Conmemoración de la muerte de Cristo.
Nos alegramos mucho por nuestros hermanos de Chipre. Estamos convencidos de que con la ayuda de Jehová seguirán andando por ese excelente camino (Filipenses 3:16).