¿Estamos dispuestos a esperar con paciencia?
“Ustedes también ejerzan paciencia” (SANT. 5:8).
CANCIONES: 33, 29
1, 2. a) ¿Qué podría hacer que le preguntáramos a Jehová “hasta cuándo”? b) ¿Por qué nos anima el ejemplo de los siervos fieles de Dios del pasado?
“¿HASTA cuándo, oh Jehová?”. Esta pregunta la hicieron dos profetas fieles llamados Isaías y Habacuc (Is. 6:11; Hab. 1:2). El rey David preguntó lo mismo en cuatro ocasiones en el Salmo 13 (Sal. 13:1, 2). Hasta Jesucristo hizo una pregunta parecida cuando vio la falta de fe de los que lo rodeaban (Mat. 17:17). Así que no deberíamos sorprendernos si nosotros también a veces preguntamos lo mismo.
2 ¿Qué podría hacer que le preguntáramos a Jehová “hasta cuándo”? Tal vez hayamos sido víctimas de una injusticia. Quizás estemos sufriendo por la vejez o por una enfermedad. Puede que nos sintamos estresados porque vivimos en “tiempos críticos, difíciles de manejar” (2 Tim. 3:1). O tal vez nos desanime ver la mala actitud de las personas que nos rodean. En cualquier caso, nos anima saber que los siervos fieles de Dios del pasado expresaron con libertad sus sentimientos, y Jehová no los condenó por ello.
3. ¿Qué puede ayudarnos cuando pasamos por una situación difícil?
3 ¿Qué puede ayudarnos cuando pasamos por situaciones difíciles como esas? Dios inspiró al discípulo Santiago, que era medio hermano de Jesús, para que diera este consejo: “Ejerzan paciencia, por lo tanto, hermanos, hasta la presencia del Señor” (Sant. 5:7). Así es, todos necesitamos ser pacientes. Pero ¿qué es la paciencia? Y ¿cómo podemos demostrar esta cualidad cristiana?
QUÉ ES LA PACIENCIA
4, 5. a) ¿Qué es la paciencia, y cómo la demostramos? b) ¿Qué explicó Santiago sobre la paciencia? (Vea la foto del principio).
4 Según la Biblia, la paciencia es una cualidad que mostramos cuando Dios nos da su espíritu santo. Sin la ayuda de Dios, a los seres humanos imperfectos nos cuesta mucho tener la paciencia que necesitamos. Esta cualidad es un regalo de Dios, y ser pacientes es una forma muy importante de demostrar que amamos a Jehová y al prójimo. Cuando no somos pacientes, se debilita el amor que nos tenemos unos a otros (1 Cor. 13:4; Gál. 5:22). La paciencia está relacionada con otras cualidades cristianas muy importantes. Por ejemplo, ser paciente significa aguantar y enfrentar las situaciones difíciles manteniendo una actitud positiva (Col. 1:11; Sant. 1:3, 4). También significa sufrir sin vengarnos y permanecer fieles sin importar lo que nos pase. Por otro lado, la Biblia dice que debemos estar dispuestos a aceptar que necesitamos esperar. Esta es una lección importante que aprendemos en Santiago 5:7, 8 (léalo).
5 ¿Por qué debemos estar dispuestos a aceptar que necesitamos esperar a que Jehová actúe? Santiago dijo que nuestra situación es como la de un labrador o agricultor. ¿Por qué? Porque el agricultor se esfuerza por sembrar las semillas, pero no puede controlar el clima ni el crecimiento de las plantas. Tampoco puede hacer que el tiempo pase más rápido. Así que acepta que debe esperar con paciencia a que la tierra dé “el precioso fruto”. De manera parecida, nosotros estamos esperando a que Jehová cumpla sus promesas, pero hay muchas cosas que no podemos controlar (Mar. 13:32, 33; Hech. 1:7). Como el agricultor, tenemos que esperar con paciencia.
6. ¿Qué aprendemos del profeta Miqueas?
6 Nuestra situación hoy se parece a la del profeta Miqueas. Él vivió en los días del malvado rey Acaz. En ese tiempo, había todo tipo de corrupción y la gente se había vuelto experta en hacer “lo que es malo” (lea Miqueas 7:1-3). Como sabía que no podía cambiar la situación, dijo: “En cuanto a mí, por Jehová me mantendré vigilante. Ciertamente mostraré una actitud de espera por el Dios de mi salvación. Mi Dios me oirá” (Miq. 7:7). Miqueas esperó con paciencia, y nosotros también debemos tener “una actitud de espera”.
7. ¿Por qué debemos estar dispuestos a esperar de buena gana a que Jehová cumpla sus promesas?
7 Si nuestra fe es como la de Miqueas, estaremos dispuestos a esperar de buena gana a que Jehová actúe. ¿Por qué? Para entenderlo, imaginemos a un prisionero que está esperando el día de su ejecución. Aunque no quiere que llegue ese día, no tiene más remedio que esperar. Nuestra situación es muy diferente. Como sabemos que Jehová cumplirá su promesa de darnos vida eterna y que lo hará en el momento perfecto, esperamos con gusto a que él actúe. Seguimos este consejo: “Aguanten plenamente y sean sufridos con gozo” (Col. 1:11, 12). A Jehová le ofendería que esperáramos de mala gana y nos quejáramos de que se está tardando demasiado (Col. 3:12).
EJEMPLOS DE PACIENCIA
8. Mientras analizamos los ejemplos de hombres y mujeres fieles del pasado, ¿qué debemos tener presente?
8 ¿Qué nos ayudará a estar más dispuestos a esperar? Analizar los ejemplos de hombres y mujeres fieles del pasado que esperaron con paciencia a que Jehová cumpliera sus promesas (Rom. 15:4). Mientras los analizamos, tengamos presente cuánto tiempo tuvieron que esperar, por qué estuvieron dispuestos a esperar y qué bendiciones recibieron por ser pacientes.
9, 10. ¿Cuánto tiempo tuvieron que esperar Abrahán y Sara a que Jehová cumpliera algunas de sus promesas?
9 Comencemos hablando de Abrahán y Sara. Como demostraron “fe y paciencia”, heredaron “las promesas”. La Biblia dice que “después que Abrahán hubo mostrado paciencia”, obtuvo la promesa de que Jehová lo bendeciría y multiplicaría su descendencia (Heb. 6:12, 15). Además, la promesa se cumpliría mucho tiempo después. Así que Abrahán tendría que seguir siendo paciente. El pacto que Jehová hizo con Abrahán empezó a cumplirse el día 14 del mes judío de nisán del año 1943 antes de nuestra era. Ese día, Abrahán, Sara y los que vivían con ellos cruzaron el río Éufrates y entraron en la Tierra Prometida. Pero Abrahán todavía tuvo que esperar veinticinco años a que naciera su hijo Isaac, en el año 1918. Y luego tuvo que esperar sesenta años más a que nacieran sus nietos Esaú y Jacob, en el año 1858 (Heb. 11:9).
10 ¿Llegó Abrahán a heredar alguna parte de la Tierra Prometida? La Biblia dice que Jehová “no le dio ninguna posesión heredable en ella, no, ni lo ancho de un pie; pero prometió dársela como posesión, y después de él a su descendencia, cuando todavía no tenía hijo” (Hech. 7:5). Después de que Abrahán cruzó el río Éufrates, pasaron cuatrocientos treinta años hasta que sus descendientes formaron la nación que viviría en esa tierra (Éx. 12:40-42; Gál. 3:17).
11. a) ¿Por qué estuvo Abrahán dispuesto a esperar? b) ¿Qué bendiciones recibirá Abrahán por su paciencia?
11 Abrahán no vio cumplirse durante su vida todo lo que Dios le había prometido, pero estuvo dispuesto a esperar de buena gana y con paciencia porque tenía fe en Jehová (lea Hebreos 11:8-12). ¿Nos imaginamos la alegría que sentirá cuando resucite en el Paraíso? Se sorprenderá cuando vea todo lo que dice la Biblia sobre su vida y la de sus descendientes. * También se sentirá muy feliz al entender el importante papel que tuvo en el cumplimiento del propósito de Jehová con respecto a la descendencia prometida. Sin duda, verá que la larga espera valió la pena.
12, 13. a) ¿Por qué necesitó José ser paciente? b) ¿Qué buena actitud tuvo José?
12 Un bisnieto de Abrahán también demostró que estaba dispuesto a ser paciente. Se llamaba José y fue víctima de algunas injusticias terribles. Primero, fue vendido como esclavo cuando tenía unos 17 años. Luego, fue acusado de intentar violar a la esposa de su amo. La acusación era falsa, pero José terminó en prisión (Gén. 39:11-20; Sal. 105:17, 18). Aunque era un hombre fiel, parecía recibir castigos en vez de bendiciones. Pero trece años después todo cambió muy rápido. José salió de la prisión y llegó a ser la segunda persona más poderosa de Egipto (Gén. 41:14, 37-43; Hech. 7:9, 10).
13 ¿Se amargó José por las injusticias que sufrió? ¿Dejó de confiar en su Dios, Jehová? No. ¿Por qué pudo esperar con paciencia? Porque tenía fe en Jehová. Se dio cuenta de que Dios tenía el control de los asuntos. Por eso, les dijo a sus hermanos: “No tengan miedo, ¿pues acaso estoy yo en el lugar de Dios? En cuanto a ustedes, ustedes tenían pensado un mal contra mí. Dios lo tenía pensado para bien, con el propósito de obrar como sucede hoy, para conservar viva a mucha gente” (Gén. 50:19, 20). Al final, José vio que la espera había valido la pena.
14, 15. a) ¿Por qué nos impresiona la paciencia de David? b) ¿Qué ayudó a David a esperar con paciencia?
14 El rey David también fue víctima de muchas injusticias. Aunque Jehová lo escogió cuando era joven para que fuera el futuro rey de Israel, David tuvo que esperar unos quince años para ser rey de su propia tribu (2 Sam. 2:3, 4). Durante parte de ese tiempo, tuvo que escapar del rey Saúl, que quería matarlo. * Por eso, David a veces se vio obligado a vivir fuera de su país o dentro de cuevas en el desierto. Con el tiempo, Saúl murió en una batalla. Aun así, David tuvo que esperar unos siete años más para llegar a ser el rey de toda la nación de Israel (2 Sam. 5:4, 5).
15 ¿Por qué estuvo David dispuesto a esperar con paciencia? Él dio la respuesta en el Salmo 13, en el que le preguntó a Jehová cuatro veces hasta cuándo durarían sus problemas. Dijo: “En cuanto a mí, en tu amor leal he confiado; esté gozoso mi corazón en tu salvación. Ciertamente cantaré a Jehová, porque me ha tratado recompensadoramente” (Sal. 13:5, 6, nota). David confiaba en el amor leal de Jehová. Esperaba con gozo el día en que él acabaría con sus problemas. Además, pensaba en cómo Jehová lo había ayudado en el pasado. Sin duda, David sabía que la espera valdría la pena.
Cuando Jehová nos pide que seamos pacientes, no espera que hagamos algo que él no esté dispuesto a hacer
16, 17. ¿Cómo han demostrado Jehová y Jesús que están dispuestos a esperar?
16 Cuando Jehová nos pide que seamos pacientes, no espera que hagamos algo que él no esté dispuesto a hacer. De hecho, él es el mejor ejemplo de paciencia que existe (lea 2 Pedro 3:9). Por ejemplo, ha estado miles de años esperando con paciencia para que se pueda demostrar que las acusaciones que Satanás hizo en el jardín de Edén son falsas. Jehová está “en expectación”, esperando el momento en que su nombre sea santificado por completo. No podemos ni imaginar las bendiciones que esto les traerá a “los que se mantienen en expectativa de él” (Is. 30:18).
17 Jesús también ha estado dispuesto a esperar. Cuando estuvo en la Tierra, fue fiel hasta la muerte. En el año 33, presentó el valor de su sacrificio delante de Jehová en el cielo. Pero tuvo que esperar hasta 1914 para empezar a gobernar (Hech. 2:33-35; Heb. 10:12, 13). Y tendrá que seguir esperando hasta que termine su Reinado de Mil Años para que todos sus enemigos sean destruidos por completo (1 Cor. 15:25). La espera será larga, pero estamos seguros de que valdrá la pena.
¿QUÉ NOS AYUDARÁ A ESTAR DISPUESTOS A ESPERAR?
18, 19. ¿Qué nos ayudará a estar dispuestos a esperar con paciencia?
18 Sin duda, todos debemos estar dispuestos a esperar y ser pacientes. ¿Qué nos ayudará a hacerlo? Orar a Dios para que nos dé su espíritu. Recordemos que para mostrar paciencia necesitamos tener espíritu santo (Efes. 3:16; 6:18; 1 Tes. 5:17-19). Así que debemos rogarle a Jehová que nos ayude a aguantar con paciencia.
19 Recordemos también por qué Abrahán, José y David pudieron esperar con paciencia a que Jehová cumpliera sus promesas. Fue porque tenían fe en Jehová y confiaban en su forma de actuar. No se centraron en ellos ni en lo que más les convenía. Pensar en las bendiciones que recibieron nos animará a ser pacientes.
20. ¿A qué debemos estar decididos?
20 Aunque enfrentemos situaciones difíciles, debemos estar decididos a tener “una actitud de espera”. Claro, puede que a veces preguntemos: “¿Hasta cuándo, oh Jehová?” (Is. 6:11). Pero, con el poder del espíritu santo, podemos decir como Jeremías: “Mostraré una actitud de espera por él” (Lam. 3:21, 24).
^ par. 11 El libro de Génesis dedica unos quince capítulos a contar la historia de Abrahán, y las Escrituras Griegas Cristianas lo mencionan más de setenta veces.
^ par. 14 Jehová rechazó a Saúl cuando llevaba poco más de dos años como rey, pero le permitió seguir gobernando hasta que murió, treinta y ocho años después (1 Sam. 13:1; Hech. 13:21).
LA ATALAYA (EDICIÓN DE ESTUDIO)