Una meta no es solo un sueño o algo que te gustaría que pasara. Para lograr una meta, se necesita planificación, flexibilidad y trabajo duro.
Las metas pueden ser a corto, medio o largo plazo, es decir, alcanzarlas puede tomar días, meses o años. Para alcanzar una meta a largo plazo se necesitan metas intermedias.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE?
Alcanzar tus metas te dará más confianza en ti mismo, fortalecerá tus amistades y te hará más feliz.
Confiarás más en ti mismo. Si te pones metas pequeñas y las alcanzas, te atreverás a ponerte metas mayores. También te atreverás a hacer frente a las dificultades del día a día, como por ejemplo la presión de grupo.
Fortalecerás tus amistades. A todo el mundo le gusta estar con gente que sabe lo que quiere y que se esfuerza razonablemente por conseguir sus objetivos. Además, no hay mejor manera de fortalecer una amistad que trabajando hombro a hombro por alcanzar una meta en común.
Serás más feliz. Cuando te pones metas y las alcanzas, te sientes realizado.
“Me encanta ponerme metas porque me mantienen ocupado y me dan algo por lo que luchar. Es genial alcanzar una meta, mirar atrás y decir: ‘¡Lo logré!’” (Christopher).
PRINCIPIO BÍBLICO: “El que observa el viento no sembrará y el que mira las nubes no cosechará” (Eclesiastés 11:4).
¿QUÉ PUEDES HACER?
Para ponerte metas y alcanzarlas, sigue estos pasos.
Elige tus metas. Anota todas las que se te ocurran y luego decide en qué orden vas a intentar alcanzarlas.
Diseña un plan. Haz lo siguiente con cada meta:
Establece una fecha límite realista.
Anota los pasos que vas a dar.
Piensa en los posibles obstáculos y en cómo superarlos.
Ponte manos a la obra. No es necesario tenerlo todo bajo control antes de empezar. Piensa en qué es lo primero que tienes que hacer para alcanzar tu meta y hazlo. Analiza tu progreso cuando completes algún paso intermedio.
PRINCIPIO BÍBLICO: “Los planes del que es trabajador tendrán buenos resultados” (Proverbios 21:5).