OBAMETAANTSI 19
“Nija oañantatsiri”
EZEQUIEL 47:9
PIYOTERO OKA: Iñakero Ezequiel nija opoñaka ibankoki Tasorentsi, jaoka okantakari omonkaratantakari oka peerani, aisati meeka jaoka onkantyari omonkaratantyari koajika
1, 2. Okantira Ezequiel 47:1-12, ¿paita iñakeri Ezequiel? (Pamenero shiakaantsi intanakarori).
VOLVAMOS a la visión del templo. Allí Ezequiel ve algo sorprendente: ¡hay agua saliendo desde el edificio sagrado! Imagínese al profeta siguiendo el curso del agua cristalina (lea Ezequiel 47:1-12). Fluye desde la entrada del santuario, atraviesa el complejo del templo y luego sale de allí por un punto cercano a la puerta que da al este. El ángel que acompaña a Ezequiel lo lleva fuera del templo y va midiendo la distancia conforme se alejan. El ángel le pide varias veces a Ezequiel que atraviese el agua, y el profeta se da cuenta de que en poco tiempo se hace más profunda, hasta convertirse en un río que solo se puede cruzar nadando.
2 Ezequiel descubre que el río desemboca en el mar Muerto y que, por donde pasa el río, el agua salada y sin vida del mar se cura o se limpia, y se llena de peces. También ve crecer muchos árboles de todo tipo en las orillas del río. Todos los meses los árboles producen una nueva cosecha de fruta nutritiva y sus hojas tienen poderes curativos. Seguro que ver todo esto le da paz y esperanza a Ezequiel. Pero ¿qué significó esta parte de la visión del
templo para él y para los demás exiliados? ¿Y qué significa para nosotros hoy?Peerani, ¿jaoka okantakari omonkaratantakari?
3. Yorajei jorio, ¿paita iyotakotirori nija iñakeri Ezequiel?
3 Es obvio que los judíos de aquella época no pensaron que el río de la visión fuera literal. Y es que las palabras de Ezequiel tal vez les recordaron otra profecía de restauración, una promesa que el profeta Joel había escrito por inspiración quizá más de dos siglos antes (lea Joel 3:18). Joel escribió: “Las montañas gotearán vino dulce, por las colinas fluirá leche [...]. De la casa de Jehová fluirá un manantial”. Pero, al leer la profecía de Joel, los judíos desterrados no esperaban que esas palabras se cumplieran literalmente. Del mismo modo, es probable que aquellos judíos entendieran que la visión de Ezequiel no se refería a un río literal. * Entonces, ¿qué mensaje les quería comunicar Jehová? La propia Biblia nos indica el significado de algunas partes de esta escena. A continuación nos centraremos en tres claras garantías que encontramos en este relato profético y que demuestran el amor de Jehová.
4. a) Ikemantakarori joriopee iñakeri Ezequiel, ¿paita ikenkeshireakotakeri? b) Bibiriaki ainiro ñantsi nija, ¿paita kantakotachari oka ñantsi? (Pamenero okantiri: “Ríos de bendiciones de parte de Jehová”).
4 Un río de bendiciones. La Biblia utiliza muchas veces el agua y los ríos para representar las bendiciones que Jehová derrama. Ezequiel vio que un río así fluía desde el templo. De modo que la visión debe haber llevado al pueblo de Dios a la conclusión de que Jehová derramaría bendiciones espirituales sobre ellos, siempre y cuando siguieran apoyando la adoración pura. ¿Cuáles serían esas bendiciones? Los sacerdotes volverían a darles guía espiritual. Y, como también se volverían a ofrecer sacrificios en el templo, el pueblo tendría de nuevo la seguridad de que sus pecados serían perdonados (Ezeq. 44:15, 23; 45:17). Así que estarían limpios otra vez, como si se hubieran lavado con el agua pura que venía desde el templo.
5. ¿Paita ayotantari intasonkakobenteri Yioba maaroni iratiritepee?
5 ¿Habría siempre suficientes bendiciones para todos? La visión disipa cualquier preocupación al respecto: el caudal aumenta de forma milagrosa. ¡En tan solo un par de kilómetros, un hilito de agua se convierte en todo un torrente! (Ezeq. 47:3-5). Probablemente, la población judía aumentaría después de regresar a su tierra; en ese caso, las bendiciones de Jehová también aumentarían para cubrir las necesidades de su pueblo. ¡Ese río fue una verdadera imagen de abundancia y prosperidad!
6. a) Iñakeri Ezequiel, ¿paita oyotakaakeriri joriopee? b) Aisati iñakeri Ezequiel, ¿paita okamantakeriri joriopee? (Pamenero ñantsijaniki).
6 Agua que da vida. En la visión de Ezequiel, el río desemboca en el mar Muerto y llena de vida gran parte de sus aguas. Fíjese en que el agua del río produjo una gran cantidad de peces; había de tantos tipos como en el mar Grande, es decir, el Mediterráneo. Ezeq. 47:8-11). * Así que esta imagen profética transmitía una promesa reconfortante: la adoración pura le daría vida y prosperidad al pueblo. Pero esta misma imagen también servía de advertencia: no todos aceptarían las bendiciones de Jehová y, por lo tanto, no todos serían sanados.
De hecho, a lo largo de la costa del mar Muerto, había una próspera industria pesquera entre dos poblaciones que, al parecer, estaban muy separadas. El ángel afirmó: “Por donde pase el río, todo vivirá”. ¿Significa esto que el agua que venía de la casa de Jehová cubriría todo el mar Muerto? La respuesta es no. El ángel explicó que las aguas que daban vida no alcanzarían algunas áreas llenas de lodo. Hablando de esos lugares, él dijo: “Seguirán siendo salados” (7. Ezequiel iñakeri inchatopee otsapijaki nija, ¿paita oshiakantiri oka?
7 Árboles que alimentan y curan. ¿Y qué podemos decir de los árboles que hay en las orillas del río? ¿Verdad que le dan color y belleza al paisaje de la visión? Pero también significan algo. A Ezequiel y los demás judíos seguro que les encantó la idea de saborear el fruto de esos árboles. Imagínese: ¡una nueva cosecha todos los meses! Pero, además, esta bonita imagen les garantizaba que Jehová también los alimentaría espiritualmente. ¿Y algo más? Sí, el relato dice que las hojas de esos árboles servirían “para sanar” (Ezeq. 47:12). Jehová sabía que, por encima de todo, los exiliados que regresaran a su tierra necesitarían curación espiritual, y eso es justo lo que él les prometió. Otras profecías de restauración describen cómo lo hizo, y el capítulo 9 de este libro lo explica.
8. Aisati iñakeri Ezequiel omonkaratya koajika, ¿paita akantantari?
8 Sin embargo, como analizamos en el capítulo 9, los exiliados que volvieron a Jerusalén solo disfrutaron por un tiempo de estas bendiciones, y los culpables de eso fueron ellos mismos. ¿Cómo podía Jehová seguir bendiciéndolos si no hacían más que desobedecer, volver a las andadas y menospreciar la adoración pura? La mala conducta de esos judíos desmoralizó y decepcionó a los que sí eran fieles. A pesar de todo, esos leales adoradores de Jehová sabían que sus promesas nunca fallan, que siempre se cumplen (lea Josué 23:14). Así es, la visión de Ezequiel tendría un cumplimiento mayor algún día, pero ¿cuándo?
Meeka, ¿jaoka okantari omonkaratantari?
9. ¿Jaoka onkarateri omonkarantantyari iñakeri Ezequiel?
9 Como vimos en el capítulo 14 de este libro, la visión del templo de Ezequiel tiene un cumplimiento mayor “en la parte final de los días”, una época en que la adoración pura destacaría o sería puesta en alto como nunca antes (Is. 2:2). ¿Cómo se está cumpliendo esta parte de la visión de Ezequiel ahora mismo?
10, 11. a) Meeka, ¿paita ipajeitakeeri Yioba arori? b) Ipajeitakee Yioba arori oshekitanake, ¿paita akantantari?
10 Un río de bendiciones. ¿Qué bendiciones nos recuerda hoy el agua que fluye desde la casa de Jehová? En realidad, nos trae a la Efes. 5:25-27). ¿Cómo están fluyendo esas bendiciones ahora?
mente todo lo que hace que estemos espiritualmente sanos y bien alimentados. Y la bendición más importante de todas es el sacrificio de Cristo. Este sacrificio tiene el poder de limpiarnos, es decir, hace posible que se nos perdonen nuestros pecados. Además, las enseñanzas puras de la Palabra de Dios se comparan al agua que purifica y da vida (11 Para 1919 solo había unos pocos miles de siervos de Jehová, y estaban muy felices de recibir el alimento espiritual que ellos necesitaban. Desde entonces, el pueblo de Dios no ha dejado de aumentar; hoy está compuesto por más de ocho millones de personas. ¿Y siguen fluyendo las aguas puras de la verdad? ¡Claro que sí! Podemos decir que tenemos una avalancha de información sobre temas espirituales. Desde el siglo pasado, el pueblo de Dios ha disfrutado de un torrente de miles de millones de biblias, libros, revistas, folletos y tratados. Igual que el río de la visión de Ezequiel, el caudal de agua pura de la verdad ha crecido muy rápido para satisfacer la sed espiritual cada vez mayor que siente la gente sincera por todo el mundo. Por eso imprimimos publicaciones bíblicas desde hace mucho tiempo. Ahora, gracias a nuestro sitio de Internet jw.org, toda esa información está disponible en formato electrónico en más de mil idiomas. ¿Cómo influyen estas aguas de la verdad en las personas de buen corazón?
12. a) Ora obametantiri Bibiria, ¿amitakotakeriri atiri? ¿Paita pikantiri abirori? b) Iñakeri Ezequiel, ¿paita okamantakeeri arori? (Pamenero ñantsijaniki).
12 Agua que da vida. Ezequiel escuchó lo siguiente: “Por donde pase el río, todo vivirá”. Piense en cómo ha beneficiado el agua de la verdad a todos los que han entrado en la tierra espiritual restaurada. Las enseñanzas de la Biblia han dado vida y salud espiritual a millones de corazones, personas que han aceptado con gusto la verdad. Pero la visión también transmite algo que nos sirve de advertencia hoy: algunos dejan de aceptar las verdades bíblicas. En un momento dado cierran su corazón y se niegan a aceptar esas verdades y a ponerlas en práctica. Esas personas son como los “pantanos y lagunas cenagosas” del mar Muerto que Ezequiel vio en la visión. * ¡Qué jamás nos ocurra eso! (Lea Deuteronomio 10:16-18).
13. ¿Paita ayotakotiri inchatopee iñakeri Ezequiel?
13 Árboles que alimentan y curan. ¿Nos enseñan alguna lección animadora los árboles que están a la orilla del río? ¡Por supuesto! Aquellos árboles daban deliciosa fruta cada mes y sus hojas tenían poderes curativos (Ezeq. 47:12). Esto nos recuerda que servimos a un Dios generoso, que nos alimenta y cura de la manera más importante que hay: la espiritual. El mundo de hoy está espiritualmente enfermo y muerto de hambre. En cambio, piense en todo lo que nos da Jehová. ¿Alguna vez se ha sentido satisfecho y contento al terminar de leer un artículo de nuestras revistas, al cantar la última canción de una asamblea o después de ver un video o un programa de nuestro canal de televisión? ¡Qué bien alimentados estamos! (Is. 65:13, 14). Todo este alimento contribuye a nuestra salud espiritual. Los sanos consejos que recibimos —basados sólidamente en la Biblia— nos ayudan a combatir la inmoralidad sexual, la codicia y la falta de fe, entre otros enemigos de la espiritualidad. Además, Jehová nos da lo necesario para curarnos cuando, por culpa de un pecado grave, nos enfermamos en sentido espiritual (lea Santiago 5:14). Tal como lo indican los árboles de la visión de Ezequiel, realmente estamos muy bien cuidados.
14, 15. a) Aisati Ezequiel iñakero sampobatsa, ¿paita obameteeri oka? b) Ora nija iñakero Ezequiel, ¿jaoka okantari amitakotanteeri arori?
14 Por otro lado, aprendemos algo importante de los lugares llenos de lodo que el agua no sanó. No queremos parecernos a las personas de este mundo enfermo, que no permiten que Dios las sane (Mat. 13:15). Jamás hagamos eso, pues Jehová dejaría de derramar sus bendiciones sobre nosotros. Y la verdad es que estamos encantados de disfrutar del río de bendiciones de la visión de Ezequiel. Puede que nos acordemos de este río cuando bebamos con ganas del agua pura de la verdad bíblica, cuando salgamos a predicar y compartamos esta agua con otras personas, o cuando recibamos la ayuda, el consuelo y los consejos que nos dan con cariño los ancianos, que han sido capacitados por el esclavo fiel. Pase por donde pase, ese río da vida y cura.
15 ¿Y qué hay del cumplimiento futuro de esta visión? Como veremos, el río fluirá como nunca antes en el Paraíso.
Koajika, ¿jaoka onkantyari omonkaratantyari?
16, 17. a) Irobakerari kipatsiki, ¿paita oshekitantyarori nija oañantatsiri? b) ¿Jaoka inkantyari Yioba intasonkakobenteri saikajeitatsine irobakerari kipatsiki?
16 ¿Se ve usted en el Paraíso con su familia y amigos disfrutando al máximo de la vida? Aprender más acerca del río de la visión le permitirá vivir más de cerca esta escena. Para lograrlo, repasemos de nuevo los tres elementos bien definidos de la visión que reflejan el amor de Jehová.
17 Un río de bendiciones. En el Paraíso, el río simbólico se hará, por así decirlo, mucho más amplio, ya que no solo nos traerá beneficios espirituales, sino físicos. Durante el Reinado de Mil Años de Jesús, el Reino de Dios hará posible que las personas fieles se beneficien del rescate a un grado todavía mayor, hasta que poco a poco alcancen la perfección. ¡Adiós a las enfermedades y los medicamentos! Ya no habrá más hospitales ni doctores ni seguros médicos. Las aguas de vida alcanzarán a los millones de sobrevivientes del Armagedón, “una gran muchedumbre” que saldrá Apoc. 7:9, 14). Aunque las primeras bendiciones que traerá el río serán impresionantes, parecerán un simple chorrito en comparación con lo que vendrá después. Como sucedió en la visión de Ezequiel, el caudal del río aumentará para cubrir necesidades todavía mayores.
a flote tras “la gran tribulación” (18. Aisati koajika, ¿paita abishimoterineri kamayetaintsiri?
18 Agua que da vida. Durante el Milenio, el “río de agua de vida” se convertirá en un torrente (Apoc. 22:1). ¡Resucitarán millones, miles de millones, y tendrán la oportunidad de vivir para siempre en el Paraíso! Y es que entre las bendiciones que traerá el Reino de Dios estará la resurrección. Una incontable multitud de personas que por mucho tiempo han sido “residentes del polvo”, “los que están impotentes en la muerte”, volverán a vivir (Is. 26:19). Pero ¿van a vivir para siempre todos los que resuciten?
19. a) Kempe meeka, ¿paita ipajeiteeri Yioba irobakerari kipatsiki? b) ¿Paita iranteri aparopee atiri? ¿Paita abishimoterineri?
19 La decisión estará en sus manos. Piense en esto. Allí se abrirán nuevos rollos. Así que las refrescantes aguas de parte de Jehová también traerán información nueva y más instrucciones espirituales. ¿Verdad que es emocionante? Pero tristemente algunos rechazarán esa bendición y decidirán desobedecer a Jehová. Si alguien se rebela durante el Milenio, no se le permitirá perturbar la paz del Paraíso (Is. 65:20). Quizás nos vengan a la mente las lagunas cenagosas de la visión de Ezequiel, esos lugares sin vida que siguieron siendo salados. ¡Qué insensatos los que se resistan tercamente a beber de esa valiosa agua de vida! Después del Milenio habrá un grupo de rebeldes que se pondrá del lado de Satanás. Todos los que rechacen las normas justas de Jehová tendrán el mismo final: la muerte eterna (Apoc. 20:7-12).
20. Okempeta inchatopee iñakeri Ezequiel, ¿paita iranteri Jesoshi jeri karajeiterine inkiteki?
20 Árboles que alimentan y curan. Jehová quiere que vivamos para siempre. Y, para que no nos perdamos esta maravillosa oportunidad, él pondrá en marcha de nuevo un sistema que cumpla la función de los árboles que vio Ezequiel. Pero en el Paraíso los beneficios no solo serán espirituales, sino también físicos. En los cielos, Jesús y los 144.000 serán reyes durante el Milenio. Y, en su función de sacerdotes, aplicarán los beneficios del rescate de Cristo y ayudarán a los seres humanos fieles a alcanzar la perfección (Apoc. 20:6). La visión de los árboles que dan fruta nutritiva y tienen hojas curativas se parece a una hermosa profecía que escribió el apóstol Juan (lea Apocalipsis 22:1, 2). Las hojas que él vio “eran para curar a las naciones”. Millones y millones de seres humanos fieles se beneficiarán de los servicios que presten los 144.000 en su función de sacerdotes.
21. Oka yotaantsi, ¿paita obametakempiri? ¿Jaoka pikantanentari? (Pamenero okantiri: “¡Un hilito de agua se convierte en un río caudaloso!”). b) ¿Paita pashini ayoteri?
21 Al visualizar este río de la visión nos llenamos de paz y esperanza. ¡Qué magnífico futuro nos espera! Y pensar que Jehová describió esta impactante escena hace miles de años. Desde entonces, Dios ha estado invitando pacientemente a la humanidad a ser parte de esa escena, a ver el cumplimiento mayor de esas promesas. ¿Se ve usted allí? Quizás se pregunte si de veras estará usted en el Paraíso. La última parte de esta profecía de Ezequiel nos da la confianza de que eso es posible. A continuación veremos por qué.
^ párr. 3 Además, los judíos desterrados que recordaban cómo era su país probablemente sabían que era imposible que saliera un río de Jerusalén hacia el mar Muerto, porque las aguas tendrían que correr hacia arriba en algunas partes.
^ párr. 6 Algunos comentaristas opinan que esta expresión tiene un sentido positivo. Destacan que desde tiempos antiguos la producción de sal para conservar los alimentos ha sido un buen negocio en la región del mar Muerto. Pero cabe mencionar que al referirse a esos pantanos cenagosos el relato dice claramente: “No serán sanados”. Así que permanecerían sin vida, no se sanarían o limpiarían, porque el agua vivificante que proviene de la casa de Jehová no llegaría allí. Por lo tanto, todo parece indicar que la sal de estos pantanos representa algo negativo (Sal. 107:33, 34; Jer. 17:6).
^ párr. 12 La parábola de Jesús sobre la red de pesca transmite una idea similar. La red recogió muchos peces, pero no todos eran “buenos”. Había que desechar los que no servían. Con esto, Jesús lanzó una advertencia: puede que un número considerable de los que se relacionan con la organización de Jehová o forman parte de ella se aparten con el tiempo (Mat. 13:47-50; 2 Tim. 2:20, 21).