“Nuestro Señor es más grande que todos los demás dioses”
w15 15/06 6 párr. 15
Cristo es “el poder de Dios”
15 Si Jesús pudo controlar las fuerzas de la naturaleza fue porque contaba con el poder que su Padre le había dado. Como es obvio, el Dios Todopoderoso es perfectamente capaz de hacer lo mismo. Veamos algunos ejemplos. Antes del Diluvio, Jehová dijo: “Dentro de solo siete días más voy a hacer que llueva sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches” (Gén. 7:4). Luego, en Éxodo 14:21 leemos que “Jehová empezó a hacer que el mar se retirara por un fuerte viento del este” (Éx. 14:21). Y Jonás 1:4 nos dice que “Jehová mismo arrojó un gran viento en el mar, y llegó a haber una gran tormenta en el mar; y en cuanto a la nave, estaba a punto de ser destrozada”. Saber que Dios tiene control absoluto sobre la naturaleza inspira confianza en nosotros. Podemos decir sin temor a equivocarnos que el futuro de nuestro planeta está en las mejores manos.
Casarse “solo en el Señor”: ¿Sigue siendo posible?
Habrá ocasiones en las que tal vez te sientas como David cuando dijo: “Apresúrate, respóndeme, oh Jehová. Mi espíritu se ha acabado. No ocultes de mí tu rostro” (Sal. 143:5-7, 10). En esos momentos, no te rindas. Sé paciente y espera hasta que Jehová te haga ver cómo debes actuar. Lee su Palabra y medita en ella. De ese modo entenderás mejor lo que él espera de ti y verás cómo cuidó a sus siervos en el pasado. Eso te ayudará a seguir confiando en Jehová y a no desobedecerle.
11Procuremos agradar a Dios, y no al hombre. Es natural que la pertenencia a un grupo defina en parte nuestra identidad. Todos necesitamos amigos, y nos agrada sentirnos aceptados. Durante la adolescencia —y también en otras etapas de la vida—, la presión de los compañeros puede ser intensa, lo que produce un fuerte deseo de imitar o agradar a los demás. Pero hay que tener en cuenta que los compañeros no siempre desean lo mejor para nosotros. A veces simplemente quieren tener a alguien con quien realizar sus fechorías (Proverbios 1:11-19). Cuando un cristiano sucumbe ante la presión de hacer algo malo, suele ocultar su identidad (Salmo 26:4). “No traten de imitar el modo de vivir de este mundo”, aconsejó el apóstol Pablo (Romanos 12:2, La Escritura Santa). Jehová nos suministra la fortaleza que precisamos para combatir tal presión (Hebreos 13:6).
12 Cuando la presión exterior amenaza con arruinar nuestro sentido de la identidad cristiana, conviene recordar que nuestra lealtad a Jehová es mucho más importante que la opinión pública o las tendencias populares. Las palabras de Éxodo 23:2 nos sirven de pauta: “No debes seguir tras la muchedumbre para fines malos”. En la ocasión en que la mayoría de los israelitas dudaron de la capacidad de Jehová para cumplir sus promesas, Caleb se negó rotundamente a apoyarlos. Estaba convencido de que las promesas de Dios eran fidedignas, postura que le reportó abundantes bendiciones (Números 13:30; Josué 14:6-11). ¿Estamos también dispuestos a resistir la presión de la mayoría y proteger nuestra relación con Dios?