Para conservar un amigo, tenemos que hablar con él. Lo escuchamos, y él nos escucha a nosotros. También hablamos bien de él a otras personas. Lo mismo pasa si queremos conservar la amistad con Dios. Fíjese en lo que la Biblia dice que debemos hacer sobre este asunto.
Orar a Jehová con regularidad. “Perseveren en la oración.” (Romanos 12:12.)
Leer la Palabra de Dios, la Biblia. “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas.” (2 Timoteo 3:16.)
Enseñar a otros acerca de Dios. “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, [...] enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado.” (Mateo 28:19, 20.)
Acercarnos a los amigos de Dios. “El que está andando con personas sabias se hará sabio.” (Proverbios 13:20.)
Asistir a las reuniones del Salón del Reino. “Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, [...] animándonos unos a otros.” (Hebreos 10:24, 25.)
Ayudar a mantener la obra del Reino. “Que cada uno [dé] tal como lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al dador alegre.” (2 Corintios 9:7.)