MIRA al hombre que está en el agua. Le va muy mal, ¿verdad? ¡Ese pez se lo va a tragar! ¿Sabes quién es ese hombre? Se llama Jonás. Vamos a ver cómo se metió en tanto problema ese hombre.
Jonás es profeta de Jehová. Es poco después de la muerte del profeta Eliseo que Jehová le dice a Jonás: ‘Ve a la gran ciudad de Nínive. La maldad de la gente allí es muy grande, y quiero que les hables acerca de ello.’
Pero Jonás no quiere ir. Así que se mete en un barco que va en la dirección opuesta a Nínive. A Jehová no le gusta que Jonás huya. Por eso causa una tormenta grande. Es tan mala que el barco se va a hundir. Los marineros se asustan mucho, y gritan a sus dioses que los ayuden.
Al fin, Jonás les dice: ‘Yo adoro a Jehová, el Dios que hizo el cielo y la Tierra. Estoy huyendo de hacer lo que Jehová me dijo.’ Así que los marineros preguntan: ‘¿Qué te haremos para detener la tormenta?’
‘Échenme en el mar, y el mar se calmará,’ dice Jonás. Los marineros no quieren hacer esto, pero cuando la tormenta se hace peor, echan a Jonás al mar. Enseguida la tormenta se detiene, y el mar está en calma de nuevo.
Cuando Jonás se hunde en el agua, un pez grande se lo traga. Pero él no muere. Por tres días y tres noches está en el vientre de ese pez. A Jonás le pesa mucho no haber obedecido a Jehová e ido a Nínive. Por eso, ¿sabes lo que hace?
Jonás ora a Jehová y le pide ayuda. Entonces Jehová hace que el pez vomite a Jonás en la tierra seca. Después, Jonás va a Nínive. ¿No nos enseña esto lo importante que es hacer todo lo que Jehová nos diga?