ANTES de la muerte de David, él dio a Salomón los planes de Dios para construir el templo de Jehová. En el cuarto año de su gobierno, Salomón empieza a edificar el templo, y le toma siete años y medio terminarlo. Decenas de miles de hombres trabajan en el edificio, que cuesta mucho, mucho dinero por el mucho oro y la plata que se usan.
Este templo tiene dos cuartos principales, como los del tabernáculo. Pero el tamaño de éstos es el doble del tamaño de aquéllos. Salomón hace que el arca del pacto se ponga en el cuarto interior; las otras cosas que tenía el tabernáculo se ponen en el otro.
Cuando el templo queda terminado, hay una gran celebración. Salomón se arrodilla enfrente del templo y ora, como ves. ‘Ni siquiera el cielo entero puede contenerte,’ le dice Salomón a Jehová, ‘entonces, ¿cómo puede contenerte este templo? Pero, oh Dios mío, por favor escucha a tu pueblo cuando oren hacia este lugar.’
Cuando Salomón termina su oración, del cielo baja fuego. Quema los sacrificios animales que se han hecho. Y una luz brillante de Jehová llena el templo. Esto muestra que Jehová está escuchando, y que está contento con el templo y la oración de Salomón. Ahora el templo, y no el tabernáculo, llega a ser el lugar adonde el pueblo viene a adorar.
Por mucho tiempo Salomón gobierna con sabiduría, y la gente está contenta. Pero Salomón se casa con muchas mujeres de otros países que no adoran a Jehová. ¿Puedes ver a una de ellas adorando delante del ídolo? Finalmente ellas hacen que Salomón adore a otros dioses. ¿Sabes lo que empieza a pasar ahora? Salomón se hace cruel, y el pueblo ahora no se puede sentir feliz.
Esto hace que Jehová se enoje con Salomón, y le dice: ‘Te voy a quitar el reino y se lo voy a dar a otro. No haré esto en tu vida, sino durante el gobierno de tu hijo. Pero no le quitaré a tu hijo toda la gente del reino.’ Vamos a ver cómo pasan estas cosas.