CASI 50.000 personas hacen el largo viaje de Babilonia a Jerusalén. Pero cuando llegan, Jerusalén es solo una gran ruina. Nadie vive allí. Los israelitas tienen que construirlo todo de nuevo.
Una de las primeras cosas que hacen es un altar. Este es un lugar donde pueden hacer ofrendas, o regalos, de animales a Jehová. Pocos meses después los israelitas empiezan a construir el templo. Pero enemigos que viven en países cercanos tratan de asustarlos para que se detengan. Por fin, los enemigos consiguen que el nuevo rey de Persia haga una ley para detener el trabajo de construcción.
Pasan años. Ya han pasado 17 años desde cuando los israelitas volvieron de Babilonia. Dios envía sus profetas Ageo y Zacarías para que le digan a la gente que empiece a construir de nuevo. La gente confía en la ayuda de Dios y obedece. Vuelven a construir, aunque una ley les dice que no.
Por eso, un oficial persa llamado Tattenay viene y les pregunta qué derecho tienen para construir el templo. Los israelitas le dicen que en Babilonia el rey Ciro les dijo: ‘Vayan a Jerusalén y construyan el templo de Jehová su Dios.’
Tattenay envía una carta a Babilonia y pregunta si Ciro, que ahora está muerto, de veras dijo eso. Pronto viene una carta del nuevo rey de Persia. Dice que sí. Por eso el rey escribe: ‘Dejen que los israelitas construyan el templo de su Dios. Y les mando que los ayuden.’ En unos cuatro años el templo está terminado, y los israelitas están muy contentos.
Pasan muchos años más. Ahora hace casi 48 años que el templo fue terminado. La gente de Jerusalén es pobre, y la ciudad y el templo de Dios no se ven muy bonitos. Allá en Babilonia el israelita Esdras llega a saber que es necesario arreglar el templo de Dios. Por eso, ¿sabes lo que hace?
Esdras va a ver a Artajerjes, el rey de Persia, y este buen rey le da a Esdras muchos regalos para que los lleve a Jerusalén. Esdras pide a los israelitas que están en Babilonia que le ayuden, y unos 6.000 dicen que irán. Llevan mucha plata y oro y otras cosas preciosas.
Esdras se preocupa, porque hay hombres malos por el camino. Estos hombres pudieran llevarse la plata y el oro de ellos, y matarlos. Por eso Esdras junta a la gente, como puedes ver en la lámina. Entonces oran a Jehová para que los proteja en su largo viaje de regreso a Jerusalén.
Jehová sí los protege. Y tras cuatro meses de viaje, llegan bien a Jerusalén. ¿No muestra esto que Jehová puede proteger a los que confían en él?