Una noche, el rey Nabucodonosor soñó algo muy raro. Le preocupaba tanto lo que había soñado que no podía dormir. Llamó a los magos y les dijo: “Explíquenme el sueño que tuve”. Ellos le dijeron: “Cuéntanos tu sueño, oh, rey”. Pero Nabucodonosor les dijo: “¡No! Díganme ustedes lo que soñé. Si no me lo dicen, los mataré”. De nuevo le pidieron: “Pero dinos lo que soñaste, y luego te diremos lo que significa”. Él les respondió: “Están tratando de engañarme. ¡Díganme lo que soñé!”. Ellos le respondieron: “No hay nadie en el mundo que pueda hacer lo que pides. Es imposible”.
Nabucodonosor estaba tan enojado que ordenó que mataran a todos los sabios del país. También iban a matar a Daniel, Sadrac, Mesac y Abednego. Pero Daniel pidió tiempo al rey. Entonces él y sus amigos oraron a Jehová para que los ayudara. ¿Qué hizo Jehová?
Jehová le mostró el sueño de Nabucodonosor a Daniel en una visión y le dijo lo que significaba. Al día siguiente, Daniel fue a hablar con el sirviente del rey y le dijo: “No maten a ninguno de los sabios. Yo puedo explicar el sueño del rey”. El sirviente llevó a Daniel a ver a Nabucodonosor. Daniel le dijo al rey: “Dios te ha revelado el futuro. Este es tu sueño: viste una enorme estatua con cabeza de oro, pecho y brazos de plata, abdomen y muslos de cobre, piernas de hierro y pies de hierro mezclado con barro. Luego, una piedra salió de una montaña y le dio un golpe muy fuerte a los pies de la estatua. La estatua se rompió y se hizo polvo, y el viento luego se lo llevó. La piedra se convirtió en una gran montaña que llenó toda la Tierra”.
Después, Daniel dijo: “El sueño significa esto: tu reino es la cabeza de oro. La parte de plata es un reino que habrá después del tuyo. El cobre representa otro reino, que vendrá después, y que gobernará sobre toda la Tierra. El reino siguiente será tan fuerte como el hierro. Al final habrá un reino dividido que tendrá partes fuertes como el hierro y partes débiles como el barro. La piedra que se convierte en una montaña es el Reino de Dios, que destruirá a todos los demás reinos y durará para siempre”.
Nabucodonosor se arrodilló enfrente de Daniel con la cabeza agachada y dijo: “Tu Dios te reveló el sueño. No existe otro dios como él”. En vez de matar a Daniel, Nabucodonosor le dio el puesto de jefe de todos los sabios y de gobernante de la provincia de Babilonia. ¿Viste cómo contestó Jehová la oración de Daniel?
“Reunieron a los reyes en el lugar que en hebreo se llama Armagedón” (Apocalipsis 16:16).