“Transfórmense renovando su mente, para que comprueben por ustedes mismos cuál es la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios” (ROMANOS 12:2).
¿Qué significa?
A Dios le importa lo que pensamos (Jeremías 17:10). Es cierto que debemos cuidar lo que decimos y hacemos, pero esto no es suficiente. Como el ciclo del odio comienza en la mente y el corazón, debemos arrancar cualquier rastro de odio que pudiera haber en nuestros pensamientos y sentimientos. Solo así podremos transformarnos de verdad y romper el ciclo del odio.
Intente hacer esto:
Sea sincero con usted mismo y analice qué siente por los demás y qué piensa de ellos, especialmente si son de otra raza o nacionalidad. Pregúntese: “¿Cómo los veo? ¿Tengo una opinión basada en lo que personalmente sé de ellos, o estoy influenciado por prejuicios?”. Evite redes sociales, películas o entretenimiento que alimenten el odio y la violencia.
La Palabra de Dios puede ayudarnos a arrancar el odio de nuestra mente y corazón
No siempre es fácil ser sinceros a la hora de examinar lo que pensamos y lo que sentimos. Pero la Palabra de Dios nos ayuda porque “es capaz de revelar los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12). Así que descubra lo que dice la Biblia y compare sus enseñanzas con lo que usted piensa. Entonces esfuércese por adaptar lo que usted piensa a lo que la Biblia enseña. La Palabra de Dios puede “derrumbar cosas fuertemente atrincheradas” en nuestra mente y corazón, como el odio (2 Corintios 10:4, 5).