¿Quién moldea nuestro modo de pensar?
“Cesen de amoldarse a este sistema de cosas” (ROM. 12:2).
CANCIONES: 11, 22
1, 2. a) ¿Qué le respondió Jesús a Pedro cuando este le dijo que fuera bondadoso consigo mismo? (Vea el dibujo del principio). b) ¿Por qué le contestó así?
LOS discípulos de Jesús no podían creer lo que acababan de oír. Confiaban en que Jesús restablecería el reino de Israel, pero él les comunicó que iba a sufrir y morir. El apóstol Pedro le dijo: “Sé bondadoso contigo mismo, Señor; tú absolutamente no tendrás este destino”. Jesús le respondió: “¡Ponte detrás de mí, Satanás! Me eres un tropiezo, porque no piensas los pensamientos de Dios, sino los de los hombres” (Mat. 16:21-23; Hech. 1:6).
2 De esta manera, Jesús hizo una diferencia entre las ideas que proceden de Dios y las que proceden de este mundo de Satanás (1 Juan 5:19). Lo que Pedro le dijo reflejaba el egoísmo del mundo. Pero Jesús sabía que Jehová pensaba de otro modo. Sabía que su deseo era que se preparara para sufrir y morir. Las palabras de Jesús demostraron que rechazaba sin dudarlo el modo de pensar del mundo porque veía las cosas como su Padre.
3. ¿Por qué es difícil rechazar el modo de pensar del mundo y ver las cosas como Jehová?
3 ¿Y nosotros? ¿Pensamos como Dios o como este mundo? Seguro que ya vivimos de acuerdo con las normas de Jehová. Pero ¿y nuestra forma de pensar? ¿Tratamos de ver las cosas como las ve Dios? Para lograrlo, es necesario un esfuerzo consciente. En cambio, no hay que esforzarse casi nada para pensar como el mundo, pues su espíritu está por todas partes (Efes. 2:2). Además, la forma de pensar del mundo puede ser muy tentadora, pues nos empuja a centrarnos en nosotros mismos. En efecto, es difícil pensar como Jehová, pero facilísimo pensar como el mundo.
4. a) ¿Qué sucederá si permitimos que el mundo moldee nuestra forma de pensar? b) ¿Cómo nos ayudará este artículo?
4 Si permitimos que el mundo moldee nuestra forma de pensar, tendremos la tendencia a ser egoístas y a querer decidir por nosotros mismos lo que está bien o mal (Mar. 7:21, 22). Por eso, es fundamental que aprendamos a pensar como Jehová, no como los hombres. Este artículo nos ayudará a lograrlo. Analizaremos por qué podemos estar seguros de que llegar a ver las cosas como Dios no supone una restricción excesiva de nuestra libertad, sino que nos beneficia. También hablaremos sobre cómo impedir que nos moldee el modo de pensar del mundo. En el siguiente artículo, veremos cómo hacer nuestros los pensamientos de Dios en varios asuntos.
PENSAR COMO JEHOVÁ NOS BENEFICIA
5. ¿Por qué rechazan algunas personas la idea de que alguien moldee su forma de pensar?
5 Algunas personas rechazan la idea de que alguien moldee su forma de pensar o influya en ella. Dicen: “No quiero que nadie piense por mí”. Probablemente, lo que quieren decir es que toman sus propias decisiones, y eso no tiene nada de malo. No quieren sentir que se las controla ni que se les roba lo que las diferencia del resto de la gente. a
6. a) ¿Qué libertad nos da Jehová? b) ¿Es una libertad absoluta?
6 Sin embargo, podemos tener la seguridad de que aprender a pensar como Jehová no significa renunciar a nuestras opiniones o a nuestro modo de ser. Como dice 2 Corintios 3:17, “donde está el espíritu de Jehová, hay libertad”. Somos libres para desarrollar nuestra propia personalidad y para tener nuestros intereses y preferencias. Así nos hizo Dios. Lo que no podemos hacer es actuar como si nuestra libertad no tuviera límites (lea 1 Pedro 2:16). Cuando debemos decidir si algo está bien o mal, Jehová quiere que sigamos la guía que nos da en su Palabra. ¿Es eso demasiado restrictivo o en el fondo nos beneficia?
7, 8. ¿Por qué decimos que pensar como Jehová no es demasiado restrictivo? Dé un ejemplo.
7 Veamos un ejemplo. Los padres tratan de inculcar buenos principios en sus hijos para que sean honrados, trabajadores y considerados. ¿Son demasiado restrictivos? Claro que no. Al contrario, los están educando para que les vaya bien en la vida. Cuando los hijos crezcan y abandonen el hogar, podrán elegir su propio rumbo. Si deciden seguir los principios que les enseñaron sus padres, será más probable que no se lamenten de las decisiones que tomen y, como consecuencia, se libren de muchos problemas y preocupaciones.
8 Como buen padre que es, Jehová quiere que a sus hijos les vaya lo mejor posible en la vida (Is. 48:17, 18). Por eso, nos inculca principios fundamentales sobre cómo comportarnos y cómo tratar al prójimo. En temas como estos, nos invita a pensar como él y tener sus mismos valores. ¿Limita eso nuestra capacidad de pensar por nosotros mismos? Al contrario, la aumenta y la agudiza (Sal. 92:5; Prov. 2:1-5; Is. 55:9). Nos ayuda a tomar decisiones que nos hacen felices y nos deja espacio para nuestras preferencias personales (Sal. 1:2, 3). No hay duda de que pensar como Jehová nos beneficia.
EL MODO DE PENSAR DE JEHOVÁ ES SUPERIOR
9, 10. ¿Por qué decimos que el modo de pensar de Dios es superior al del mundo?
9 Otro motivo por el que los cristianos queremos aprender a pensar como Dios es que su manera de ver las cosas es muy superior a la del mundo. Este ofrece consejos sobre aspectos de la vida como la conducta, las relaciones familiares y la satisfacción en el trabajo. Muchos de ellos chocan con la forma de pensar de Jehová. Por ejemplo, el mundo a menudo fomenta la autopromoción y considera aceptable la inmoralidad sexual. A veces, se les dice a las parejas que la separación o el divorcio por motivos de poco peso es una vía para ser más felices. ¿Es posible que algunos de estos consejos sean más útiles para nuestros tiempos que los de la Biblia?
10 Jesús dijo: “La sabiduría queda probada justa por sus obras” (Mat. 11:19). Aunque el mundo ha hecho enormes avances tecnológicos, ha sido incapaz de resolver los grandes problemas que nos impiden ser felices, como la guerra, el racismo o la delincuencia. Además, es muy permisivo con la inmoralidad sexual. ¿Ha contribuido esto a eliminar los conflictos familiares, las enfermedades y otros problemas? Al contrario, como reconocen muchas personas, los ha acentuado. Por otro lado, los cristianos que piensan igual que Dios tienen familias más felices, se libran de las enfermedades relacionadas con la vida inmoral y disfrutan de paz con sus hermanos de todo el mundo (Is. 2:4; Hech. 10:34, 35; 1 Cor. 6:9-11). ¿No es obvio que el modo de pensar de Dios es superior al del mundo?
11. ¿Qué modo de pensar guió a Moisés, y cuál fue el resultado?
11 Los siervos de Jehová de tiempos bíblicos reconocieron que el modo de pensar de Dios era superior al de los hombres. Veamos el caso de Moisés. Le pidió a Dios que le diera un corazón sabio aunque lo habían educado “en toda la sabiduría de los egipcios” (Hech. 7:22; Sal. 90:12). Y le rogó que le hiciera conocer sus caminos (Éx. 33:13). Gracias a que se dejó guiar por Jehová, desempeñó un papel destacado en el cumplimiento del propósito divino. Además, la Biblia lo honra describiéndolo como un hombre de gran fe (Heb. 11:24-27).
12. ¿En qué basaba el apóstol Pablo sus decisiones?
12 El apóstol Pablo era un hombre culto e inteligente que hablaba al menos dos idiomas (Hech. 5:34; 21:37, 39; 22:2, 3). Aun así, no basaba sus decisiones en la sabiduría del mundo, sino en la Palabra de Dios (lea Hechos 17:2; 1 Corintios 2:6, 7, 13). Gracias a ello, le fue bien en su ministerio y esperaba recibir la vida eterna (2 Tim. 4:8).
13. ¿Quién tiene la responsabilidad de adaptar su forma de pensar a la de Dios?
13 No hay duda de que el modo de pensar de Dios es superior al de este mundo. Hacer lo que él dice resultará en que seamos muy felices y nos vaya bien en la vida. Pero Jehová no nos obliga a pensar como él. Ni “el esclavo fiel y discreto” ni los ancianos controlan lo que pensamos (Mat. 24:45; 2 Cor. 1:24). Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de adaptar su forma de pensar a la de Dios. ¿Cómo lo hacemos?
NO DEJEMOS QUE EL MUNDO NOS MOLDEE
14, 15. a) Para pensar como Jehová, ¿en qué debemos centrar nuestros pensamientos? b) De acuerdo con Romanos 12:2, ¿por qué tenemos que dejar de alimentar la mente con las ideas del mundo? Ponga un ejemplo.
14 Romanos 12:2 nos manda por inspiración divina: “Cesen de amoldarse a este sistema de cosas; más bien, transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios”. Esto significa que es posible llegar a pensar como Jehová no importa qué fue lo que moldeó nuestra mente antes de conocer la verdad. Es cierto que los factores genéticos y las experiencias de la vida nos influyen hasta cierto grado. Pero la mente es flexible y puede seguir cambiando. Los cambios dependerán en buena medida de lo que dejemos que entre y permanezca en ella. Si centramos nuestros pensamientos en lo que Dios desea, comprobaremos que su forma de ver las cosas es la correcta. El resultado será que sentiremos el deseo natural de pensar como él.
15 Fijémonos en que para rehacer la mente tenemos que dejar de permitir que el mundo la moldee. En otras palabras, debemos cerrarla a las ideas y opiniones opuestas a las de Dios. Este primer paso es muy importante. Para entender por qué, pongamos un ejemplo. Supongamos que una persona que quiere mejorar su salud empieza a tomar alimentos saludables. ¿De qué le servirá si sigue comiendo de manera regular alimentos contaminados? Del mismo modo, alimentar la mente con lo que Dios piensa no nos servirá de mucho si seguimos contaminándola con las ideas del mundo.
16. ¿De qué debemos protegernos?
16 Es imposible evitar todo contacto con las ideas del mundo porque no podemos salirnos de él (1 Cor. 5:9, 10). La misma predicación nos expone a escuchar creencias falsas. Ahora bien, cuando no podamos evitar exponernos a las ideas del mundo, lo que sí podremos hacer es dejar de recrearnos en ellas y despedirlas de la mente. Igual que Jesús, debemos rechazar de inmediato los pensamientos que Satanás quiere que tengamos. Es más, podemos protegernos del contacto innecesario con el modo de pensar del mundo. Veamos cómo (lea Proverbios 4:23).
17. ¿Qué podemos hacer para evitar el contacto innecesario con el modo de pensar del mundo?
17 Por ejemplo, debemos tener cuidado al elegir a nuestros amigos. La Biblia nos advierte que, si nos juntamos con quienes no sirven a Jehová, acabaremos pensando como ellos (Prov. 13:20; 1 Cor. 15:12, 32, 33). También debemos escoger bien el entretenimiento. Al rechazar el que fomenta la evolución, la violencia o la inmoralidad, evitamos envenenar la mente con ideas que están en contra del “conocimiento de Dios” (2 Cor. 10:5).
18, 19. a) ¿Por qué debemos tener cuidado con algunas ideas del mundo? b) ¿Qué preguntas debemos hacernos, y por qué?
18 También debemos identificar y rechazar las ideas del mundo cuando se presentan de maneras más sutiles. Por ejemplo, una noticia puede estar redactada de forma que favorezca una determinada inclinación política. Un reportaje de interés humano que cuente la vida de una persona tal vez promueva las opiniones del mundo sobre las metas y los logros personales. En algunas películas y libros, se presenta como razonable y atractiva la idea de que nada es más importante que uno mismo o su familia. Pero este punto de vista pasa por alto que la Biblia enseña que la felicidad personal y familiar depende de que amemos a Jehová por encima de todo (Mat. 22:36-39). Y algunas historias para niños, aunque en principio no tengan nada de malo, quizás introduzcan con sutileza en la mente de los pequeños la semilla que los lleve a aceptar conductas inmorales.
19 Esto no significa que sea malo disfrutar de las diversiones sanas. Pero conviene que nos preguntemos: “¿Soy capaz de identificar las ideas del mundo aunque se presenten de forma sutil? ¿Pongo límites a lo que ven y leen mis hijos? ¿Me los pongo yo mismo? ¿Enseño a mis hijos lo que piensa Jehová a fin de contrarrestar las ideas del mundo?”. Si diferenciamos bien el modo de pensar de Jehová del que tiene el mundo, impediremos que “este sistema de cosas” nos moldee.
¿QUIÉN MOLDEA NUESTRA MENTE?
20. ¿Qué determina lo que moldeará nuestra mente?
20 Recordemos que existen dos fuentes de información: Jehová y el mundo de Satanás. Aquella a la que prestemos atención será la que moldee nuestro modo de pensar. Si alimentamos la mente con las ideas del mundo, estas nos moldearán y llegaremos a pensar y actuar como el resto de la gente. Por eso es tan importante que tengamos cuidado con lo que vemos, leemos, escuchamos y pensamos.
21. ¿Qué importante tema trataremos en el próximo artículo?
21 Como ya dijimos, para pensar como Jehová no basta con rechazar lo que corrompe la mente. Es necesario también alimentarla con los pensamientos de Dios a fin de hacerlos nuestros. En el próximo artículo veremos cómo lograrlo.
a La realidad es que ni la persona más independiente está libre de influencias externas. Todos nos dejamos llevar hasta cierto punto por otras personas, sea que pensemos en algo tan profundo como el origen de la vida o en algo tan sencillo como qué ropa vamos a ponernos. Lo que sí podemos decidir es quién dejaremos que nos influya.
LA ATALAYA (EDICIÓN DE ESTUDIO)