Conversaciones con un testigo de Jehová: ¿Van al cielo todos los buenos?

Conversaciones con un testigo de Jehová: ¿Van al cielo todos los buenos?

Conversaciones con un testigo de Jehová: ¿Van al cielo todos los buenos?

LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ se complacen en hablar de la Biblia con sus vecinos. ¿Tiene usted alguna duda sobre un tema bíblico? ¿Le llama la atención determinada práctica o creencia de los Testigos? Si así es, ¿por qué no les plantea el asunto la próxima vez que los vea? A ellos les encantará conversar con usted.

Para ver el desarrollo de una típica conversación con un testigo de Jehová, imaginémonos que un Testigo de nombre Marcos visita a un hombre llamado Roberto.

¿Qué harán quienes vayan al cielo?

Marcos: Al pensar en el futuro, ¿cree que las cosas vayan a mejorar, a empeorar, o que todo seguirá igual?

Roberto: Yo tengo la esperanza de que estaremos mejor, pues al final vamos a morar en el cielo con Dios.

Marcos: Esa es una esperanza muy alentadora. La Biblia muestra que la vida en el cielo es un privilegio muy especial. Pero ¿se ha puesto a pensar en qué harán las personas en el cielo?

Roberto: Pues me imagino que alabaremos a Dios por la eternidad.

Marcos: Eso suena bien. No obstante, la Biblia no solo nos habla del gran privilegio que tendrán quienes vivan en el cielo, sino también de la importante responsabilidad que deberán cumplir.

Roberto: ¿Y qué responsabilidad es esa?

Marcos: La que se menciona en Revelación, o Apocalipsis, 5:10. Mire lo que dice: “Hiciste que fueran un reino y sacerdotes para nuestro Dios, y han de reinar sobre la tierra”. ¿Vio cuál es la tarea que realizarán quienes vayan al cielo?

Roberto: Según lo que usted leyó, “reinar sobre la tierra”.

Marcos: Interesante, ¿no le parece?

¿A quiénes gobernarán?

Marcos: Ahora bien, si quienes van a ir al cielo serán reyes, ¿no cree que tiene que haber súbditos también? Al fin y al cabo, ¿verdad que todo reino, o gobierno, necesita personas a las cuales dirigir?

Roberto: Sí, es cierto.

Marcos: Entonces, ¿a quiénes gobernarán?

Roberto: Supongo que a las personas que no hayan muerto y sigan viviendo en la Tierra.

Marcos: Podría ser, pero eso implicaría que toda la gente buena va a ir al cielo. ¿Y si existiera la posibilidad de que algunas personas —personas buenas⁠— no fueran al cielo?

Roberto: Que yo sepa, no hay cristianos que crean en eso.

Marcos: Lo digo por lo que indica Salmo 37:29. ¿Podría leerlo, por favor?

Roberto: Sí, ¿cómo no? Aquí dice: “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella”.

Marcos: Gracias. Según ese versículo, ¿dónde vivirán las personas justas?

Roberto: En la Tierra.

Marcos: Exacto, pero no por unos cuantos años. Fíjese que el salmo dice que “residirán para siempre sobre ella”.

Roberto: A lo mejor eso quiere decir que siempre habrá personas buenas en la Tierra. El lugar que dejan las que se mueren y van al cielo lo ocupan otras que ya han nacido.

Marcos: Muchos podrían interpretarlo así. Pero ¿y si lo que realmente quiere decir es que la gente buena vivirá para siempre en la Tierra?

Roberto: ¿Cómo? No entiendo.

Nos aguarda un paraíso terrestre

Marcos: Fíjese en lo que dice Apocalipsis 21:4 sobre lo que Dios hará en el futuro por la humanidad: “Limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”. Eso es lo que le aguarda a la gente que viva para entonces en la Tierra. ¿No le parece una maravillosa perspectiva?

Roberto: Sí, pero yo creo que ahí se está hablando de la vida en el cielo.

Marcos: Es cierto que quienes vayan al cielo gozarán de bendiciones como estas. Pero según este versículo, ¿qué pasará con la muerte?

Roberto: Dice que “la muerte no será más”, que desaparecerá.

Marcos: Y es obvio que para que algo desaparezca, primero tiene que haber existido, ¿verdad?

Roberto: Por supuesto.

Marcos: ¿Y podríamos decir que en el cielo existe la muerte? ¿No es la muerte algo que solo sucede aquí en la Tierra?

Roberto: Pues nunca había pensado en eso.

Marcos: La Biblia enseña que algunas personas buenas irán al cielo, pero que muchas otras vivirán para siempre en la Tierra. ¿Ha escuchado usted que Jesús dijo que felices serán los mansos porque ellos heredarán la Tierra? (Mateo 5:5.)

Roberto: Sí. En la iglesia lo dicen a cada rato.

Marcos: Está claro que la recompensa de los mansos será heredar la Tierra. Las bendiciones predichas en Apocalipsis se concederán a personas que habiten en ella. Vivirán en un mundo completamente distinto, pues Dios habrá eliminado toda cosa mala, incluida la muerte.

Roberto: Entiendo a lo que se refiere; pero uno no puede llegar a esa conclusión con solo un par de citas bíblicas.

Marcos: Tiene razón. De hecho, hay un sinnúmero de textos bíblicos que revelan cómo será en el futuro la vida en la Tierra. Si dispone de unos minutos más, quisiera mostrarle uno de mis favoritos.

Roberto: Sí, no hay problema.

Ya no habrá más gente mala

Marcos: Volvamos al Salmo 37; habíamos leído el versículo 29. Ahora vayamos a los versículos 10 y 11. ¿Podría leerlos usted?

Roberto: Dice: “Y solo un poco más de tiempo, y el inicuo ya no será; y ciertamente darás atención a su lugar, y él no será. Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz”.

Marcos: Muy bien, gracias. Según el versículo 11, ¿dónde vivirán “los mansos”, o los buenos?

Roberto: Allí dice que “poseerán la tierra”. Pero esto se cumple hoy. ¿O es que no hay gente buena por todo el mundo?

Marcos: Sí la hay. Sin embargo, el versículo menciona que habría “abundancia de paz”. ¿Diría usted que eso también se está cumpliendo?

Roberto: La verdad es que no.

Marcos: Entonces, algo tiene que suceder para que se cumpla esta promesa. Imagine que usted es el dueño de un edificio de apartamentos. Algunos de sus inquilinos no le dan ningún problema: son buenas personas que cuidan su hogar y respetan a sus vecinos. Ahora bien, otros son problemáticos, causan daños al edificio y les hacen la vida imposible a los demás. Si esos inquilinos se negaran a cambiar, ¿qué haría?

Roberto: Los echaría.

Marcos: Eso es exactamente lo que Dios hará con las personas malvadas. Veamos de nuevo el versículo 10. Allí dice que “el inicuo ya no será”. Esto quiere decir que Dios acabará con la gente mala. Solo así podrán los buenos gozar de paz en la Tierra. Claro, yo sé que esto difiere de lo que a usted le han enseñado.

Roberto: Es verdad, nunca había escuchado eso en mi iglesia.

Marcos: Y como usted dijo, no basta con un par de versículos para convencerse. Este es un asunto que debe examinarse en su contexto, por lo cual tendríamos que ver qué más dice la Biblia al respecto. Tomando en cuenta los textos que analizamos hoy, ¿cabría la posibilidad de que algunas personas vayan al cielo, mientras que otras vivan para siempre en la Tierra?

Roberto: Pues no estoy seguro; pero reconozco que, según lo que leímos, parece que sí. Tendría que estudiarlo con calma.

Marcos: Es posible que a medida que analice este asunto le surjan otras dudas. Por ejemplo, si las personas buenas que han muerto no están en el cielo, ¿dónde estarán?

Roberto: Eso suena muy interesante.

Marcos: Quisiera apuntarle algunos textos para que los vaya examinando. a Y después me gustaría volver a visitarlo para que los comentemos. ¿Qué le parece?

Roberto: Trato hecho.

[Nota]