LOS JÓVENES PREGUNTAN

¿Y si mis compañeros me acosan o se burlan de mí?

¿Y si mis compañeros me acosan o se burlan de mí?

El bullying, o acoso escolar, es un asunto muy serio. En Gran Bretaña, por ejemplo, un estudio reveló que este tipo de abuso pudo haber sido una de las causas de más del 40% de los suicidios juveniles informados en los medios nacionales.

 ¿Qué es el bullying, o acoso escolar?

Además de golpes, el bullying abarca lo siguiente:

  • Abuso verbal. “Hay chicas que dicen cosas muy crueles —comenta Celine, de 20 años—. Nunca olvidaré los nombres que me ponían. Lo que me decían me hacía sentir despreciable, repugnante. Me habría dolido menos que me dejaran un ojo morado.”

  • Rechazo social. “Mis compañeros empezaron a excluirme —cuenta Haley, de 18 años—. En el receso, si me acercaba a su mesa para comer con ellos, me decían que no había lugar para mí, aunque sí hubiera. Durante todo un año tuve que comer sola, llorando.”

  • Ciberacoso. “Parece una exageración, pero se puede arruinar la reputación —o hasta la vida— de alguien tan solo tecleando unas cuantas palabras en la computadora”, dice Daniel, de 14 años. El ciberacoso también incluye enviar mensajes maliciosos o fotos vergonzosas por celular.

 ¿Por qué hay abusones?

Veamos algunas razones por las que hay quienes se convierten en abusones, o bullies.

  • Ellos mismos han sido acosados. “Estaba harto de que me maltrataran, así que empecé a hacer lo mismo con tal de que me aceptaran —reconoce un muchacho llamado Antonio—. Con el tiempo me di cuenta de que eso estuvo muy mal.”

  • Han tenido un mal ejemplo. “Muchas veces, los chicos que abusan de los demás [...] están imitando la forma en que sus padres, sus hermanos mayores u otros familiares tratan a quienes los rodean.” (Life Strategies for Dealing With Bullies, de Jay McGraw.)

  • Quieren esconder su inseguridad. “Los aires de superioridad del bully a menudo son una forma de encubrir su dolor y sus sentimientos de ineptitud.” (The Bully, the Bullied, and the Bystander, de Barbara Coloroso.)

 ¿Quiénes suelen ser las víctimas?

  • Los solitarios. Los chicos que no saben cómo hacer amigos terminan aislándose, y así se convierten en blanco fácil para los abusones.

  • Los que parecen diferentes. Los abusones se burlan de cualquier “diferencia” que vean en otros; puede ser su aspecto físico, raza, religión o alguna discapacidad.

  • Los que tienen baja autoestima. Los bullies saben distinguir a quienes tienen baja autoestima. Y como estos por lo general no se defienden, son su presa favorita.

 ¿Cómo puedes defenderte?

  • Haz que las palabras te resbalen. “Lo que esos chicos quieren es verte sufrir —dijo una joven llamada Kylie—. Si te quedas como si nada, se aburrirán y te dejarán en paz.” La Biblia dice: “El que es sabio [se] mantiene calmado hasta lo último” (Proverbios 29:11).

  • No te vengues. Vengarte solo empeorará las cosas. La Biblia nos manda: “No devuelvan mal por mal a nadie” (Romanos 12:17; Proverbios 24:19).

  • No te expongas. En lo posible, evita a los abusones y no te expongas a situaciones que les permitan hacerte daño (Proverbios 22:3).

  • Sorpréndelos con una respuesta inesperada. Por ejemplo, la Biblia declara: “La respuesta, cuando es apacible, aparta la furia” (Proverbios 15:1).

  • Usa tu sentido del humor y tómatelo a broma. Alguien con sobrepeso, por ejemplo, podría esquivar una burla encogiéndose de hombros y diciendo algo como: “Pues sí, me vendría bien perder unos kilitos”.

  • Márchate. “Irte sin responderles refleja madurez, fortaleza y autocontrol, algo que los abusones no tienen”, dice Nora, de 19 años.

  • Desarrolla seguridad en ti mismo. Una joven llamada Rita dice: “Los abusones perciben el nerviosismo y se aprovechan de eso para destruir la poca seguridad que te pueda quedar”.

  • Acúsalos. Según una encuesta, más de la mitad de las víctimas de ciberacoso no informan lo sucedido, a veces por vergüenza (en especial los varones) y a veces por miedo a las represalias. Pero recuerda que mientras nadie los ponga al descubierto, los abusones seguirán haciendo de las suyas. Acusarlos podría ser el primer paso para ponerle fin a tu pesadilla.