LOS JÓVENES PREGUNTAN
¿Qué puedo hacer si mis padres se divorcian?
Una de las situaciones más dolorosas por las que un joven puede pasar es el divorcio de sus padres. Si tú estás pasando por algo así, ¿cómo puedes enfrentar esa situación tan estresante?
En este artículo, veremos lo siguiente:
Tres cosas que deberías evitar
1. Echarte la culpa
“Mi mamá me dijo una vez que los problemas entre mi papá y ella empezaron cuando yo nací. Así que pensé que yo tenía la culpa de que mis padres ya no estuvieran juntos” (Diana).
Recuerda esto: El divorcio de tus padres no es culpa tuya. Es un asunto entre ellos. Tú no provocaste sus problemas y tampoco puedes resolverlos. Ellos son los responsables de encargarse de sus problemas matrimoniales.
“Cada uno llevará su propia carga de responsabilidad” (Gálatas 6:5).
2. Guardar rencor
“Estoy furiosa con papá porque le fue infiel a mamá. Será muy difícil que se gane otra vez mi confianza” (Rianna).
Recuerda esto: Si te sientes enojado y frustrado por lo que está pasando entre tus padres, es normal. Pero guardar rencor no es bueno para ti. Te puede hacer daño tanto física como emocionalmente. Por eso dicen que guardar rencor es como tomarse un veneno y esperar que le haga daño a la otra persona. a
“Deja de lado la ira, renuncia a la furia” (Salmo 37:8).
3. Pensar que tú tampoco tendrás un matrimonio feliz
“Me aterra hacer lo que mi papá hizo. Me da miedo casarme, tener hijos y que termine divorciándome igual que mis padres” (Jessica).
Recuerda esto: Aunque el matrimonio de tus padres haya fracasado, a ti no te tiene que pasar lo mismo. De hecho, lo que vivieron tus padres puede enseñarte lecciones muy útiles. Por ejemplo, tal vez ahora sepas mejor qué cualidades buscar en la persona con la que te vayas a casar. El divorcio de tus padres también te puede impulsar a desarrollar cualidades que te hagan un mejor esposo o esposa.
“Que cada uno examine sus propias acciones” (Gálatas 6:4).
Tres cosas que puedes hacer
1. Hablar del tema. Quienes reprimen sus sentimientos negativos quizás terminen haciendo cosas que les hacen daño, como abusar del alcohol o tomar drogas. Para que eso no te pase, intenta seguir estas sugerencias:
Habla con tus padres. Si uno de ellos —o los dos— trata de meterte en sus problemas, explícale con calma y claridad cómo te está afectando la situación. Y, si te cuesta mucho decirlo en persona, puedes hacerlo por carta.
Habla con un buen amigo. Tener a alguien que simplemente te escuche puede hacer que te sientas mucho mejor. La Biblia dice que “el verdadero amigo ama en todo momento y es un hermano en tiempos de angustia” (Proverbios 17:17).
Habla con tu Creador. Jehová es “el que escucha las oraciones”, así que siempre va a querer escucharte (Salmo 65:2). Además, la Biblia dice que puedes contarle todas tus preocupaciones, porque él se preocupa por ti (1 Pedro 5:7).
¿Con cuál de tus padres puedes hablar de manera calmada y sin perder el control?
¿Qué amigo, de tu edad o mayor, podría ser parte de tu red de apoyo?
¿Qué cosas en específico podrías contarle a Jehová?
2. Adaptarte a los cambios
Por el divorcio de tus padres, quizás tengas que enfrentarte a muchos cambios: una casa nueva, una escuela nueva, otro nivel de vida o incluso nuevos amigos. Es normal que te sientas frustrado o estresado, o que pienses que tu vida está patas arriba. ¿Qué puede hacerte las cosas más fáciles? Tratar de adaptarte a la nueva situación.
¿Cuál es el cambio más grande que has tenido que hacer por el divorcio de tus padres?
¿Qué pasos puedes dar para adaptarte a ese cambio?
“He aprendido a estar contento sean cuales sean mis circunstancias” (Filipenses 4:11).
3. Identificar tus puntos fuertes
Es verdad que el divorcio de tus padres puede provocarte mucha ansiedad, pero también puede ayudarte a identificar tus puntos fuertes. Hasta puede que desarrolles nuevas cualidades o habilidades. Jeremy, que tenía 13 años cuando sus padres se divorciaron, comenta: “El divorcio me obligó a ser más responsable. Como yo era el hijo mayor, tuve que ayudar más a mamá y a mi hermano pequeño”.
En medio de esta situación, ¿qué cualidades o habilidades has descubierto que tienes?
¿En qué te gustaría mejorar?
“Toda la Escritura está inspirada por Dios y es útil [...] para rectificar las cosas” (2 Timoteo 3:16).
a Para saber más, mira el artículo “¿Cómo puedo controlar mi mal genio?”.
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