Muchos escritores bíblicos expresaron claramente que fue Dios quien dirigió sus pensamientos o les dijo lo que debían escribir. He aquí algunos ejemplos:
El rey David: “El espíritu de Jehová fue lo que habló por mí, y su palabra estuvo sobre mi lengua” (2 Samuel 23:1, 2).
El profeta Isaías: “Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano, Jehová de los ejércitos” (Isaías 22:15).
El apóstol Juan: “Una revelación por Jesucristo, que Dios le dio” (Revelación 1:1).