LA BIBLIA LES CAMBIÓ LA VIDA

“Ya no soy ese hombre cruel”

“Ya no soy ese hombre cruel”
  • Año de nacimiento: 1973

  • País: Uganda

  • Otros datos: Era un borracho violento e inmoral

MI PASADO

 Nací en Uganda, en el distrito de Gomba. Allí casi toda la gente era muy pobre. Como en nuestro pueblo no teníamos electricidad, de noche usábamos lámparas de aceite.

  Mis padres, que eran granjeros, se habían mudado de Ruanda a Uganda. Ellos cultivaban café y plátanos, y con los plátanos preparaban un licor llamado waragi. Mis padres también criaban pollos, cabras, cerdos y vacas. Por mi cultura y por la forma en que me educaron, crecí pensando que la esposa siempre debe obedecer a su esposo y nunca debe dar su opinión.

 A los 23 años me mudé a Ruanda, donde solía ir a bailar con otros jóvenes de mi edad. Había una discoteca a la que iba tanto que acabaron dándome un pase para que pudiera entrar gratis. También me gustaban mucho las películas de peleas y violencia extrema. Todo lo que me rodeaba y el entretenimiento que elegía hicieron de mí un hombre violento, borracho e inmoral.

 En el 2000 me fui a vivir con una joven llamada Skolastique Kabagwira, y tuvimos tres hijos. Tal como me enseñaron de pequeño, yo esperaba que ella se arrodillara delante de mí para saludarme o cada vez que quisiera pedirme algo. Además, estaba convencido de que todo lo que teníamos era solo mío y que podía hacer con ello lo que me diera la gana. Muchas veces salía de noche y regresaba a las tres de la mañana, casi siempre borracho. Golpeaba la puerta y, si Skolastique no me abría enseguida, le pegaba.

 En aquella época, trabajaba de supervisor para una compañía de seguridad privada, y ganaba muy bien. En casa, Skolastique intentó convencerme de que fuera a la iglesia pentecostal donde ella iba, pensando que eso me cambiaría. Pero a mí no me interesaba. En vez de eso, empecé a salir con otra mujer. Al final, como yo era un hombre tan inmoral y cruel, Skolastique se fue a vivir a casa de sus padres con nuestros tres hijos.

 Un amigo nuestro ya mayor habló conmigo sobre el tipo de vida que llevaba. Me animó a que volviera con Skolastique. Me dijo que teníamos unos hijos preciosos que no merecían estar lejos de su padre. Así que en el 2005 dejé de beber, dejé también a la otra mujer y regresé con Skolastique. Luego, en el 2006, nos casamos. Pero seguía siendo un hombre violento y tratando mal a mi esposa.

CÓMO LA BIBLIA ME CAMBIÓ LA VIDA

 En el 2008, Joël —un testigo de Jehová— estaba predicando y tocó a mi puerta, y yo lo escuché. Él y Bonaventure, otro Testigo, estuvieron visitándome durante algunos meses, y tuvimos conversaciones intensas sobre la Biblia. Les hacía muchas preguntas, sobre todo del libro de Apocalipsis. En realidad, quería demostrar que los Testigos estaban equivocados. Por ejemplo, les pregunté que cómo podían decir que “la gran muchedumbre” que se menciona en Apocalipsis 7:9 vivirá en la Tierra, cuando el versículo dice que está “de pie delante del trono [de Dios] y delante del Cordero”. Joël tuvo mucha paciencia y contestó mis preguntas. Por ejemplo, me enseñó que en Isaías 66:1 Dios dice que la Tierra es el “banquillo” para sus pies. Por eso, la gran muchedumbre en realidad sí está de pie delante del trono de Dios. También leí Salmo 37:29, donde dice que los justos vivirán para siempre en la Tierra.

 Con el tiempo, acepté estudiar la Biblia. Así que Bonaventure empezó a darnos clases a Skolastique y a mí. Poco a poco la Biblia me dio la motivación que necesitaba para cambiar mi vida. Aprendí a tratar a mi mujer con respeto. Ya no esperaba que ella se arrodillara delante de mí para saludarme o para pedirme algo, y dejé de pensar que todo lo que teníamos era solo mío. También dejé de ver películas violentas. Hacer todos esos cambios fue muy duro; tuve que aprender a ser humilde y a controlarme.

La Biblia me ayudó a ser un esposo mucho mejor.

 Unos años antes, había llevado a mi hijo mayor, Christian, a Uganda a vivir con unos parientes. Pero después de leer lo que dice Deuteronomio 6:4-7, me di cuenta de que mi esposa y yo somos responsables ante Dios de cuidar a nuestros hijos y de enseñarles los principios de la Biblia. ¡Qué alegría fue tenerlo de vuelta en casa! ¡Y qué feliz estaba él!

QUÉ BENEFICIOS HE OBTENIDO

 Aprendí que Jehová es misericordioso y estoy seguro de que me ha perdonado todo lo que fui en el pasado, todas las cosas que hice. Me alegró mucho que Skolastique también estudiara la Biblia. Nos dedicamos a Jehová y los dos nos bautizamos el 4 de diciembre de 2010. Ahora confiamos el uno en el otro y nos gusta poner en práctica los principios de la Biblia en nuestra familia. A mi esposa le encanta que llegue a casa derechito del trabajo. Y ella valora mucho que la trate con dignidad y respeto, y que haya decidido no beber ni una gota más de alcohol. Ahora es feliz porque ya no soy ese hombre cruel. En el 2015 me nombraron anciano para que ayudara a cuidar de nuestra congregación. Y tres de nuestros cinco hijos ya están bautizados.

 Cuando empecé a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová, no acepté ciegamente lo que me enseñaban. Sin embargo, me impresionó que siempre usaran la Biblia para responder mis preguntas. Skolastique y yo nos fuimos dando cuenta de que quienes dicen servir a Dios tienen que vivir de acuerdo con lo que él pide, sin rebajar sus normas. Le doy muchas gracias a Jehová porque me llevó hasta él y me ha aceptado dentro de su familia espiritual. Por experiencia personal, estoy convencido de que con la ayuda de Dios cualquier persona sincera puede hacer los cambios que hagan falta para servirle.