Por culpa de esta mala decisión, se necesitaron más personas y más ciudades para cuidar y estacionar estas nuevas divisiones del ejército (2Cr 1:14; it-1-S pág. 435 párrs. 2, 3; pág. 782 párr. 8).
Aunque durante gran parte del reinado de Salomón se vivió bien, al final Salomón oprimió a la gente. Más tarde, cuando su hijo Rehoboam subió al poder, el pueblo se rebeló porque no les alivió las cargas, sino que les añadió aún más (2Cr 10:3, 4, 14, 16). Las decisiones que tomamos siempre tienen consecuencias (Gál 6:7).