Muchos ven con malos ojos a cualquiera que tenga autoridad. ¡Y con razón! Muchas personas han abusado de su autoridad para sacar algún beneficio. Basta con echarle un vistazo a la historia de la humanidad para comprobarlo (Miq 7:3). ¡Qué distinta es la situación del pueblo de Dios! Jehová les ha enseñado a los ancianos a usar su autoridad para el bienestar de la congregación (Est 10:3; Mt 20:25, 26).
Los ancianos no son como los que tienen autoridad en este mundo egoísta. Su motivación es el amor a Jehová y a los hermanos (Jn 21:16; 1Pe 5:1-3). Los ancianos siguen la guía de Jesús y ayudan a todos los publicadores a sentirse a gusto en la familia de Jehová y a mantenerse cerca de él. Están listos para fortalecer a las ovejitas de Jehová. Y, cuando ocurre un desastre o surge una emergencia médica, siempre están ahí para socorrer a los hermanos. Si necesita ayuda, no lo piense dos veces y hable con un anciano de su congregación (Snt 5:14).