Historias familiares: Una madre sola sale adelante

Historias familiares: Una madre sola sale adelante

Historias familiares: Una madre sola sale adelante

Entrevista a Lucinda Forster

¿Qué ha sido para usted lo más difícil como madre sola?

Ser madre es ya de por sí una tarea enorme, pero como madre sola me resulta especialmente difícil administrar el tiempo y las energías. Se necesita tiempo para inculcar principios y valores en los hijos, y también para relajarse y reír juntos. Muchas veces tengo que sacrificar mi descanso por los quehaceres de la casa.

¿Cómo mantiene la buena comunicación con sus hijas?

Después de un divorcio, los hijos pueden sentirse inseguros y enojados. Considero que cuando surgen problemas es fundamental mantener el contacto visual, así como un tono de voz calmado. Yo espero hasta que estemos tranquilas y entonces expongo mi preocupación, pero sin hacer una montaña de un grano de arena. Les pido su opinión, presto mucha atención a lo que dicen y demuestro que valoro sus sentimientos. Me intereso por cómo les va en la escuela y las felicito por sus logros. Siempre comemos a la mesa en un ambiente relajado y distendido. ¡Ah!, también les repito constantemente cuánto las amo.

¿Cómo aplica la disciplina?

Los hijos necesitan que se les impongan límites fijos, y en esto es esencial ser consecuente. Trato de ser cariñosa y firme a la vez. Converso con mis hijas y les explico por qué cierto comportamiento es malo. También procuro hacer que se expresen antes de disciplinarlas para saber por qué hicieron lo que hicieron. Y si me equivoco —por ejemplo, si he malentendido una situación⁠—, pido perdón.

¿Cómo les enseña a sus hijas a respetar a los demás?

Les recuerdo lo que Jesús enseñó: que debemos tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros (Lucas 6:31). Las animo a que ellas mismas solucionen los problemas que surgen entre las dos; además, les enseño el valor de responder con amabilidad y paciencia cuando están molestas.

¿Qué hacen para divertirse?

No siempre podemos permitirnos unas vacaciones en otro lugar, así que buscamos en los periódicos actividades en las que no haya que gastar mucho. Nos vamos de pícnic o paseamos por los viveros. Nos encanta cultivar plantas aromáticas en el jardín y usarlas en la cocina. Para nosotras, el esparcimiento es importante, aunque solo sea ir a un parque.

¿Qué alegrías y recompensas ha tenido?

El hecho de vivir en una familia monoparental ha sido difícil para nosotras, pero nos ha unido más y nos ha enseñado a valorar lo que tenemos. Me da gusto ver cómo cada una de mis hijas va desarrollando su propia personalidad. A esta edad todavía quieren estar conmigo, y yo aprecio mucho su compañía. Ellas perciben mis cambios de humor y a veces me tranquilizan con un simple abrazo. Sus manifestaciones de cariño me llenan de alegría. Y lo más importante de todo es que hemos experimentado el amor de nuestro bondadoso Creador, quien nos ha ayudado a superar muchas situaciones difíciles. La Biblia me ha dado fuerzas para seguir tratando de ser una buena madre (Isaías 41:13).

[Ilustración]

Lucinda con sus hijas, Brie y Shae