¿Por qué debemos reunirnos para adorar a Dios?

¿Por qué debemos reunirnos para adorar a Dios?

“Y continuaron dedicándose [...] a compartir unos con otros [o reunirse]” (HECH. 2:42).

CANCIONES 20 Y 53

1-3. a) ¿Cómo sabemos que las reuniones siempre han sido muy importantes para los cristianos? (Vea la imagen del principio). b) ¿Qué analizaremos en este artículo?

CUANDO Corinna solo tenía 17 años, su madre fue arrestada y enviada a un campo soviético de trabajos forzados. Más tarde, la misma Corinna fue deportada a Siberia, a miles de kilómetros de su casa. Allí la trataron como a una esclava. A veces la obligaban a trabajar al aire libre bajo un frío extremo y sin ropa adecuada. Aunque las condiciones eran muy duras, Corinna y otra hermana estaban decididas a asistir a una reunión de congregación.

2 “Nos fuimos por la tarde —explica Corinna— y caminamos hacia la estación de tren que estaba a 25 kilómetros [15 millas] de distancia. El tren salió a las dos de la madrugada, y el viaje duró seis horas. Cuando nos bajamos, tuvimos que caminar 10 kilómetros [6 millas] hasta el lugar de reunión”. ¿Valió la pena tanto esfuerzo? Ella cuenta: “En la reunión estudiamos La Atalaya y cantamos canciones del Reino. Fue una experiencia muy animadora que fortaleció nuestra fe”. Tres días después regresaron a la granja donde trabajaban, pero el encargado ni se dio cuenta de que habían estado fuera.

3 Para el pueblo de Jehová siempre ha sido muy importante reunirse. En cuanto se formó la congregación cristiana, los discípulos de Jesús empezaron a asistir a reuniones de forma regular (Hech. 2:42). Seguramente nosotros también deseamos ir siempre a las reuniones. Sin embargo, no es fácil. El trabajo seglar, un horario apretado o una rutina agotadora pueden hacer que nos cueste. ¿Qué nos puede motivar a vencer estos obstáculos y a no perder la costumbre de asistir a las reuniones? [1] ¿Cómo podemos ayudar a nuestros estudiantes de la Biblia y a otros a entender la importancia de asistir a ellas? En este artículo analizaremos ocho razones para asistir a las reuniones. Estas razones pueden agruparse en tres categorías: qué efecto tiene nuestra asistencia en nosotros, qué efecto tiene en los demás y qué efecto tiene en Jehová. [2]

QUÉ EFECTO TIENE EN NOSOTROS

4. ¿Cómo nos ayudan las reuniones a conocer mejor a Jehová?

4 Las reuniones nos educan. Cada reunión nos enseña cosas sobre Jehová. Por ejemplo, durante unos dos años, casi todas las congregaciones analizaron el libro Acerquémonos a Jehová en el Estudio Bíblico de la Congregación. Estudiar las cualidades de Dios y escuchar los comentarios que los hermanos dieron desde el corazón fortaleció el amor que sentimos por nuestro Padre celestial, ¿no es cierto? Así mismo, aprendemos mucho sobre la Palabra de Dios cuando escuchamos con atención los discursos, las demostraciones y la lectura de la Biblia (Neh. 8:8). Pensemos, por ejemplo, en los tesoros que descubrimos cada semana cuando estudiamos los capítulos asignados de la Biblia y escuchamos los detalles interesantes que otros han encontrado.

5. ¿Cómo lo han ayudado las reuniones en la predicación y a poner en práctica lo que ha aprendido en la Biblia?

5 Las reuniones también nos enseñan a poner en práctica los consejos de la Biblia en todo aspecto de la vida (1 Tes. 4:9, 10). Por ejemplo, el Estudio de La Atalaya se adapta a las necesidades del pueblo de Dios. ¿Recuerda alguna ocasión en la que esa reunión lo haya motivado a revisar sus objetivos en la vida, a perdonar a un hermano o a mejorar sus oraciones? Por otra parte, la reunión de entre semana nos enseña a predicar las buenas nuevas y a ser buenos maestros de las Escrituras (Mat. 28:19, 20).

6. ¿Cómo nos animan y fortalecen las reuniones?

6 Las reuniones nos animan. El mundo en que vivimos puede desgastarnos mental, emocional y espiritualmente. En cambio, las reuniones nos animan y fortalecen (lea Hechos 15:30-32). En muchas de ellas se repasa el cumplimiento de las profecías de la Biblia. Eso nos convence aún más de que se cumplirán las promesas de Jehová para el futuro. Por supuesto, no solo nos animan los hermanos que hablan desde la plataforma. Los que ofrecen comentarios y cantan con entusiasmo también lo hacen (1 Cor. 14:26). Además, cuando hablamos con los hermanos antes y después de las reuniones, nos sentimos renovados y parte de una familia (1 Cor. 16:17, 18).

7. ¿Por qué es tan importante estar en las reuniones?

7 En las reuniones, el espíritu santo influye en nosotros. Cuando Jesucristo ya había regresado al cielo, dijo: “El que tenga oído, oiga lo que el espíritu dice a las congregaciones” (Rev. 2:7). En efecto, Jesús usa el espíritu santo para dirigir a la congregación cristiana. Y nosotros necesitamos ese espíritu, pues nos ayuda a resistir las tentaciones, a tomar buenas decisiones y a ser valientes y estar preparados para predicar. Por eso, aprovechemos todas las oportunidades que tengamos —entre ellas, las reuniones— para recibir ese espíritu.

QUÉ EFECTO TIENE EN LOS DEMÁS

8. ¿Cómo ayuda a los demás vernos en las reuniones y escucharnos dar comentarios y cantar en ellas? (Vea también el recuadro “Siempre regresa a casa sintiéndose mejor”).

8 Las reuniones nos dan oportunidades para mostrarles a nuestros hermanos que los queremos. Detengámonos a pensar en los problemas que tienen que aguantar los hermanos. No nos extraña que el apóstol Pablo escribiera: “Considerémonos unos a otros”, es decir, preocupémonos unos por otros. Después explicó que podemos mostrar ese interés al no “abandonar el reunirnos” (Heb. 10:24, 25). Cuando vamos a las reuniones, demostramos que queremos darles de nuestro tiempo y atención a nuestros hermanos y que nos preocupamos por ellos. Además, cuando nos escuchan cantar y dar comentarios desde el corazón, se sienten muy animados (Col. 3:16).

9, 10. a) Explique por qué las palabras de Jesús en Juan 10:16 nos ayudan a entender por qué es importante ir a las reuniones. b) ¿Cómo ayuda a quienes han sido rechazados por su familia nuestra asistencia a las reuniones?

9 Las reuniones fortalecen la unidad de la congregación (lea Juan 10:16). Jesús dijo que él era como un pastor, y comparó a sus discípulos con un rebaño de ovejas. Supongamos que dos ovejas están en una colina, dos están en un valle y otra está en otro lugar. ¿Diríamos que esas cinco ovejas forman un rebaño? Normalmente, las ovejas de un rebaño se mantienen juntas al lado del pastor que las cuida. De manera similar, nosotros no podemos seguir a nuestro Pastor si nos aislamos a propósito. Necesitamos reunirnos con otros cristianos para ser parte de “un solo rebaño” bajo “un solo pastor”.

10 Cuando asistimos a una reunión, contribuimos a la unidad de la congregación (Sal. 133:1). Algunos siervos de Jehová han sido rechazados por sus padres o hermanos. Pero Jesús prometió que les daría una familia espiritual que los amaría y cuidaría (Mar. 10:29, 30). Si tenemos la costumbre de ir a las reuniones, podemos llegar a ser como un padre, una madre, un hermano o una hermana para ellos. ¿Verdad que esta es una buena razón para hacer todo lo posible por ir a todas las reuniones?

QUÉ EFECTO TIENE EN JEHOVÁ

11. ¿Cómo nos ayudan las reuniones a darle a Jehová lo que merece?

11 Al asistir a las reuniones, podemos darle a Jehová lo que merece. Él nos creó, y por eso merece que lo alabemos, le demos las gracias y lo honremos (lea Revelación 7:12). Cuando oramos, cantamos y hablamos de Jehová en las reuniones, él recibe lo que tanto merece: nuestra adoración. Es un honor poder adorar al que tanto ha hecho por nosotros.

12. ¿Cómo se siente Jehová cuando obedecemos su mandato de ir a las reuniones?

12 Jehová también merece que lo obedezcamos. Nos dice que no dejemos de reunirnos, especialmente ahora que el fin está tan cerca. Cuando obedecemos con gusto ese mandato, Jehová se siente contento (1 Juan 3:22). Él se da cuenta de los esfuerzos que hacemos por asistir a todas las reuniones, y los valora (Heb. 6:10).

13, 14. ¿Cómo nos ayudan las reuniones a acercarnos a Jehová y a Jesús?

13 Al asistir a las reuniones, le demostramos a Jehová que deseamos acercarnos a él y a su hijo. En ellas, Jehová, nuestro Magnífico Instructor, usa la Biblia para guiarnos (Is. 30:20, 21). Incluso algunos que han asistido y que no son Testigos han dicho: “Dios verdaderamente está entre ustedes” (1 Cor. 14:23-25). Jehová bendice las reuniones con su espíritu y dirige el programa de educación bíblica. Cuando estamos allí, escuchamos su voz y sentimos el cariño con que nos cuida. Así nos acercamos a él.

14 Jesús, la cabeza de la congregación, dijo: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mat. 18:20). Esta promesa también se hace realidad en nuestras reuniones, pues Cristo “anda en medio de” las congregaciones del pueblo de Dios (Rev. 1:20-2:1). ¡Imagínese! Jehová y Jesús intervienen directamente para fortalecernos en las reuniones. Por lo tanto, ¿cómo cree que se siente Jehová cuando ve que nos esforzamos al máximo por acercarnos a él y a su hijo?

15. ¿Qué le demostramos a Jehová cuando asistimos a las reuniones?

15 Al asistir a las reuniones, demostramos que apoyamos la soberanía de Dios. Es cierto que Jehová nos da el mandato de reunirnos, pero no nos obliga a obedecerlo (Is. 43:23). Por eso, depende de cada uno mostrarle a Jehová cuánto lo amamos y hasta qué punto apoyamos su derecho a gobernarnos (Rom. 6:17). Por ejemplo, puede que en el trabajo nos presionen para que faltemos con frecuencia a las reuniones. O es posible que el gobierno nos prohíba reunirnos y nos amenace con multas, prisión o cosas peores. O quizás prefiramos disfrutar de algún tipo de entretenimiento en vez de ir a una reunión. ¿Qué haremos en estas situaciones? ¿Obedeceremos a Jehová? (Hech. 5:29). Sin duda, él se siente muy contento cuando decidimos apoyar su soberanía (Prov. 27:11).

NUNCA DEJEMOS DE REUNIRNOS

16, 17. a) ¿Cómo sabemos que las reuniones eran muy importantes para los cristianos del primer siglo? b) ¿Qué sentía George Gangas por las reuniones?

16 Los primeros cristianos no solo se reunieron por unos días después del extraordinario milagro del Pentecostés del año 33. La Biblia dice que “continuaron dedicándose a la enseñanza de los apóstoles y a compartir unos con otros [o reunirse]” (Hech. 2:42). La palabra griega que se traduce como “dedicándose” significa esforzarse intensamente para aguantar o perseverar en algo. Para aquellos cristianos no era nada fácil ir a las reuniones. Estaban bajo el dominio del Imperio romano y se enfrentaban a la oposición de los líderes judíos. Pero no se dieron por vencidos.

17 Los siervos de Jehová de nuestros días también demuestran que valoran mucho las reuniones. George Gangas, quien fue miembro del Cuerpo Gobernante por más de 22 años, dijo: “Para mí, el reunirme con los hermanos es uno de los mayores placeres de la vida y una fuente de estímulo. Me encanta estar en el Salón del Reino entre los primeros, y salir entre los últimos, si es posible. Siento un gozo interior cuando hablo con el pueblo de Dios. Cuando estoy entre ellos siento que estoy en casa con mi familia, en un paraíso espiritual”. Y añadió: “Tal como la brújula siempre señala hacia el norte, así mi pensamiento y deseo más recónditos es asistir a las reuniones”.

18. a) ¿Qué siente usted por las reuniones? b) ¿Qué está decidido a hacer?

18 ¿Siente usted lo mismo por las reuniones? Entonces, haga todo lo posible por asistir siempre a ellas. Así mostrará que se siente como el rey David, quien dijo: “Jehová, he amado la morada de tu casa” (Sal. 26:8).

^ [1] (párrafo 3): Algunos Testigos no pueden asistir a las reuniones tanto como quisieran por circunstancias que están fuera de su control, como una enfermedad grave. Sin embargo, pueden estar seguros de que Jehová los comprende y de que valora muchísimo todo lo que hacen por él. Los ancianos pueden ayudar a los que están enfermos a sacar provecho de las reuniones. Tal vez les sea posible usar una conexión telefónica o darles una grabación.

^ [2] (párrafo 3): Vea el recuadro “Razones para asistir a las reuniones”.