“Yo sé que se levantará”
“Nuestro amigo Lázaro está descansando, pero yo me voy allá para despertarlo del sueño” (JUAN 11:11).
CANCIONES: 54, 51
1. ¿De qué estaba convencida Marta? (Vea el dibujo del principio).
MARTA era una buena amiga de Jesús y una de sus discípulos. Estaba desolada porque su hermano, Lázaro, había muerto. ¿Qué podría aliviar su dolor? Jesús le aseguró: “Tu hermano se levantará”. Aunque estas palabras tal vez no eliminaron toda su tristeza, Marta concordó con lo que Jesús dijo. Ella afirmó: “Yo sé que se levantará en la resurrección en el último día” (Juan 11:20-24). Estaba convencida de que Lázaro resucitaría en el futuro. Sin embargo, Jesús le devolvió la vida ese mismo día.
2. ¿Por qué nos gustaría tener la misma seguridad que Marta?
2 Tal vez hayamos sufrido la pérdida de nuestro cónyuge, nuestros padres, un abuelo o incluso un hijo. Anhelamos volver a abrazar a nuestro ser querido, hablar y reírnos con él. Claro, no tenemos ningún motivo para creer que Jesús o su Padre lo vayan a resucitar hoy. Pero ¿estamos tan convencidos como Marta de que volverá a la vida en el futuro? Felizmente, tenemos razones de peso para decir lo mismo que ella: “Yo sé que se levantará en la resurrección”. Aun así, es conveniente que pensemos en por qué estamos tan seguros de ello.
3, 4. ¿Qué efecto tal vez tuvieron en Marta las resurrecciones que Jesús había efectuado recientemente?
3 Marta vivía cerca de Jerusalén. Así que no es probable que estuviera presente cuando Jesús resucitó al hijo de una viuda cerca de la ciudad de Naín, en Galilea, aunque debió oír hablar de aquel milagro. Ocurrió algo parecido cuando Jesús resucitó a la hija de Jairo, probablemente en Capernaum. Los que estaban allí “sabían que ella había muerto”. Pero Jesús la tomó de la mano y le dijo: “Muchacha, ¡levántate!”. Y de inmediato lo hizo (Luc. 7:11-17; 8:41, 42, 49-55). Tanto Marta como su hermana, María, sabían que Jesús podía curar a los enfermos. Por eso creían que, si él hubiera llegado a tiempo, Lázaro no habría fallecido. Pero ¿qué ocurriría ahora que este querido amigo de Jesús estaba muerto? Fijémonos en que Marta dijo que Lázaro volvería a la vida en el futuro, “en el último día”. ¿Por qué estaba tan convencida? Y ¿por qué podemos estar nosotros seguros de que habrá una resurrección en el futuro y de que nuestros seres queridos pueden volver a vivir?
4 Hay razones de peso para tener fe en que habrá una resurrección. A continuación, analizaremos algunas de ellas. Durante este análisis bíblico, puede que encontremos algunas ideas sobre la resurrección en las que no pensamos a menudo. Estas fortalecerán nuestra fe en que volveremos a ver a nuestros seres queridos.
RELATOS QUE DAN ESPERANZA
5. ¿Por qué estaba tan segura Marta de que Lázaro sería resucitado?
5 Fijémonos en que Marta no dijo que esperaba que su hermano se levantara, sino que sabía que se levantaría. ¿Por qué estaba tan segura? Porque, cuando era una jovencita, antes de que comenzara el ministerio de Jesús, es probable que oyera hablar de este tipo de milagros en su casa y en la sinagoga. Quizá nos vengan a la memoria tres relatos de las Escrituras.
6. ¿Qué milagro conocía sin duda Marta?
6 La primera resurrección de la que habla la Biblia la efectuó el profeta Elías. Fue en una época en la que Jehová le dio el poder para hacer milagros. En una ciudad costera de Fenicia llamada Sarepta, una viuda pobre fue hospitalaria con el profeta. Entonces, Dios hizo que no se le acabaran el aceite y la harina, por lo que tanto ella como su hijo pudieron sobrevivir (1 Rey. 17:8-16). Tiempo después, el niño se enfermó y murió. Pero Elías tocó el cadáver y suplicó: “Dios, por favor, haz que el alma de este niño vuelva dentro de él”. Jehová escuchó la oración de Elías y le devolvió el alma, es decir, la vida ( 1 Reyes 17:17-24). No hay duda de que Marta conocía este extraordinario milagro.
7, 8. a) ¿Qué hizo Eliseo por una mujer que estaba muy afligida? b) ¿Qué demostró sobre Jehová el milagro de Eliseo?
7 El profeta Eliseo, sucesor de Elías, efectuó la segunda resurrección que aparece en la Biblia. En la ciudad de Sunem, vivían una importante israelita sin hijos y su esposo, que era de edad avanzada. Como ella fue muy hospitalaria con Eliseo, Dios los recompensó con un hijo. Algunos años después, el niño murió. Sin duda, ella estaba muy afligida. Con el permiso de su esposo, fue a ver al profeta, que estaba en el monte Carmelo, a unos 30 kilómetros (19 millas). Eliseo envió por delante a su servidor, Guehazí, hasta Sunem. Pero este no fue capaz de resucitarlo. Entonces llegaron la madre del niño y Eliseo (2 Rey. 4:8-31).
8 El profeta entró en la casa y oró junto al cuerpo del niño. Entonces, Jehová le devolvió la vida. Al verlo, su madre sintió una inmensa alegría ( 2 Reyes 4:32-37). Y quizá recordó la oración de Ana, que había sido estéril. Cuando llevó a su hijo Samuel al tabernáculo, dijo que Jehová “hace bajar al Seol” y “hace subir” (1 Sam. 2:6). Sin duda, al hacer subir o levantar al hijo de la mujer de Sunem, Dios demostró que puede resucitar a los muertos.
9. ¿Cómo ocurrió la tercera resurrección que aparece en la Biblia?
9 Pero ese no fue el último milagro en el que estuvo implicado Eliseo. Tras ser profeta durante cincuenta años, se enfermó y murió. Tiempo después, cuando de él ya solo quedaban los huesos, pasaron cerca de su tumba unos israelitas que iban a enterrar a un hombre. De repente, vieron aparecer a unos enemigos, así que salieron huyendo y arrojaron el cadáver en la sepultura de Eliseo. La Biblia dice: “Cuando el hombre tocó los huesos de Eliseo, inmediatamente llegó a vivir, y se levantó” (2 Rey. 13:14, 20, 21). Pensemos en lo que estos relatos tuvieron que significar para Marta. Estaba claro que Dios tiene poder sobre la muerte. Y pensemos en lo que podemos aprender nosotros. Sin duda, nos convencen de que el poder de Dios es inmenso y sin límites.
RELATOS DEL SIGLO PRIMERO
10. ¿Qué hizo Pedro por una cristiana que había muerto?
10 Las Escrituras Griegas Cristianas también contienen relatos de resurrecciones realizadas por siervos de Dios. Ya hemos mencionado las que efectuó Jesús cerca de Naín y en la casa de Jairo. Algunos años después, el apóstol Pedro resucitó a una cristiana llamada Dorcas o Tabita. Entró en la habitación donde estaba el cuerpo, oró a Jehová y dijo: “Tabita, ¡levántate!”. Al instante, ella resucitó, y Pedro “la presentó viva” a los hermanos. Como consecuencia de este impresionante milagro, “muchos se hicieron creyentes en el Señor”. Estos nuevos discípulos podían dar testimonio del Señor Jesús y del poder de Jehová para resucitar a los muertos (Hech. 9:36-42).
11. ¿Qué señaló Lucas sobre lo que le ocurrió a un joven, y cómo debió afectar a los presentes el milagro que hizo Pablo?
11 Hablemos de otra resurrección que también presenciaron varias personas. Cierto día, el apóstol Pablo estuvo discursando hasta la medianoche en una casa de Troas, en lo que hoy es el noroeste de Turquía. Eutico, un joven que lo escuchaba sentado en una ventana, se quedó dormido y cayó desde el tercer piso. El primero en llegar hasta él quizá fue Lucas, que era médico. Él señaló que el joven no estaba inconsciente, sino muerto. Pablo bajó las escaleras, abrazó el cuerpo y les dijo a todos que Eutico estaba vivo. Aquel milagro debió impresionar mucho a todos los que lo presenciaron. Debieron sentirse muy reconfortados al darse cuenta de que habían sido testigos de una resurrección (Hech. 20:7-12).
UNA ESPERANZA SEGURA
12, 13. Después de ver los relatos de algunas resurrecciones, ¿qué preguntas debemos responder?
12 Los relatos que hemos visto deben darnos la misma seguridad que tenía Marta: Jehová, que nos ha dado la vida, puede devolvérsela a los muertos. Es interesante que en todas aquellas resurrecciones estuvo presente algún siervo de Dios, como Elías, Jesús o Pedro. Además, todas ellas sucedieron en épocas en las que Jehová realizaba milagros. Entonces, ¿qué hay de los que murieron en épocas en las que no ocurrían tales milagros? ¿Podían esperar los siervos de Dios que Jehová levantara a los muertos en el futuro? ¿Podían tener la misma confianza que Marta, que dijo sobre su hermano: “Yo sé que se levantará en la resurrección en el último día”? ¿Por qué podía ella creer eso, y por qué podemos creer nosotros lo mismo?
13 En la Biblia, hay varios pasajes que muestran que los siervos fieles de Dios sabían que habrá una resurrección en el futuro. Analicemos algunos.
14. ¿Qué podemos aprender sobre la resurrección en el relato de Abrahán?
14 Isaac era el heredero que por tanto tiempo había esperado Abrahán. Pero un día Dios le dijo a Abrahán que tomara a su hijo, a quien amaba tanto, y lo ofreciera “como ofrenda quemada” (Gén. 22:2). Imaginémonos cómo debió sentirse. Jehová le había prometido que todas las naciones se bendecirían mediante su descendencia (Gén. 13:14-16; 18:18; Rom. 4:17, 18). Además, le había dicho que la descendencia vendría “por medio de Isaac” (Gén. 21:12). Pero ¿cómo se cumplirían esas promesas si Abrahán sacrificaba a Isaac? Dios inspiró a Pablo a explicar que Abrahán creía que Dios tenía el poder de resucitar a su hijo (lea Hebreos 11:17-19). La Biblia no dice que Abrahán creyera que, si era obediente, su hijo volvería a la vida unas horas o días después. Él no podía saber cuándo sería resucitado Isaac. Pero confiaba en que Jehová le devolvería la vida.
15. ¿Qué esperanza tenía el patriarca Job?
15 El patriarca Job también esperaba una resurrección futura. Comprendía que, si se tala un simple árbol, puede volver a crecer y ser como una “planta nueva”. Pero no ocurre lo mismo con el hombre (Job 14:7-12; 19:25-27). Si muere, no puede salir por sí mismo de la tumba y vivir de nuevo (2 Sam. 12:23; Sal. 89:48). Claro, eso no significa que Dios no pueda resucitarlo. De hecho, Job creía que Jehová fijaría una fecha para acordarse de él (lea Job 14:13-15). Aunque no sabía cuándo ocurriría eso, confiaba en que el Creador de la vida se acordaría de él y usaría su poder para resucitarlo.
16. ¿Qué palabras de ánimo le dijo un ángel al profeta Daniel?
16 Las Escrituras Hebreas también nos hablan del fiel profeta Daniel. Fue leal a Dios durante décadas, y él estuvo siempre a su lado. En cierta ocasión, se le apareció un ángel, que lo llamó “hombre muy deseable” y le dijo: “Ten paz. Sé fuerte” (Dan. 9:22, 23; 10:11, 18, 19).
17, 18. ¿Qué promesa se le dio a Daniel sobre su futuro?
17 Daniel tenía casi 100 años de edad y estaba cerca del final de su vida. Quizá se preguntaba qué sería de él en el futuro. ¿Volvería a vivir? Por supuesto que sí. Al final del libro de Daniel, leemos que Jehová le aseguró: “En cuanto a ti mismo, ve hacia el fin; y descansarás” (Dan. 12:13). El anciano profeta sabía que los muertos están descansando y que en la Tumba no hay “formación de proyectos ni conocimiento ni sabiduría” (Ecl. 9:10). Iba a morir pronto, pero ese no sería su final. Dios le prometió que le sucedería algo maravilloso en el futuro.
18 El mensaje para el profeta Daniel sigue diciendo: “Te pondrás de pie para tu porción al fin de los días”. No se le reveló el momento exacto en que esto ocurriría. Tendría que morir y descansar. Pero las palabras “te pondrás de pie para tu porción” implicaban con claridad que se le resucitaría en el futuro. ¿Cuándo? “Al fin de los días”, mucho tiempo después de morir. La Nueva Biblia al Día traduce así esta promesa: “Al final de los tiempos serás levantado de tu tumba para recibir tu recompensa”.
19, 20. a) ¿Qué relación tiene lo que hemos estudiado con lo que Marta le dijo a Jesús? b) ¿Qué analizaremos en el próximo artículo?
19 Es obvio que Marta tenía motivos para confiar en que su fiel hermano, Lázaro, “se levantará en la resurrección en el último día”. La promesa hecha a Daniel y la seguridad con la que Marta respondió a Jesús deben darnos la confianza de que los muertos van a ser resucitados.
20 Hemos visto relatos reales del pasado que demuestran que los muertos pueden volver a vivir. También hemos hablado de siervos de Dios que sabían que en algún momento futuro habrá una resurrección. Ahora bien, ¿tenemos alguna prueba de que puede haber una resurrección mucho después de que se haya prometido? Si fuera así, tendríamos más motivos para esperar la resurrección de los muertos con la misma seguridad que Marta. Pero ¿cuándo? Analicemos estas cuestiones en el próximo artículo.
LA ATALAYA (EDICIÓN DE ESTUDIO)