“Lloren con los que lloran”
“Sigan consolándose unos a otros y edificándose unos a otros” (1 TES. 5:11).
CANCIONES: 53, 49
1, 2. ¿Por qué necesitamos hablar de cómo consolar a quienes han perdido a un ser querido? (Vea la foto del principio).
UNA hermana llamada Susi dijo: “Después de la muerte de nuestro hijo, sentimos un dolor insoportable durante casi un año”. Y un hermano cuenta que la inesperada muerte de su esposa le provocó “un dolor físico indescriptible”. Por desgracia, muchísimas personas pasan por situaciones como estas. Muchos siervos de Dios tal vez no esperaban que alguno de sus seres queridos falleciera antes del Armagedón. Si usted o un conocido suyo ha perdido un familiar o un amigo, tal vez se pregunte: “¿Qué ayuda se puede dar en estos casos?”.
2 Quizás hemos oído decir que el tiempo todo lo cura. Pero ¿es siempre así? Una cristiana viuda dijo: “Me parece más exacto decir que lo que te cura es lo que haces con tu tiempo”. Las heridas emocionales son como las heridas físicas: si las atendemos con cariño, se irán curando poco a poco. Entonces, ¿qué podemos hacer para aliviar el dolor que siente quien ha perdido a un ser querido?
JEHOVÁ ES “EL DIOS DE TODO CONSUELO”
3, 4. ¿Por qué estamos seguros de que Jehová comprende el dolor que sentimos cuando muere un ser querido?
3 Sin duda, la principal fuente de consuelo que tenemos es nuestro compasivo Padre, Jehová (lea 2 Corintios 1:3, 4). Él es el mejor ejemplo de empatía, es decir, la capacidad de comprender cómo se siente otra persona. Dios les asegura a sus siervos: “Yo mismo soy Aquel que está consolándolos” (Is. 51:12; Sal. 119:50, 52, 76).
4 Nuestro “Padre de tiernas misericordias” también ha sufrido la pérdida de seres queridos, como Abrahán, Isaac, Jacob, Moisés y el rey David (Núm. 12:6-8; Mat. 22:31, 32; Hech. 13:22). La Biblia indica que Dios anhela que llegue el día en que les devolverá la vida (Job 14:14, 15). En ese tiempo, ellos serán felices y disfrutarán de salud perfecta. Recordemos que Dios también vio la horrible muerte de su amado Hijo, con quien estaba “especialmente encariñado” (Prov. 8:22, 30). No nos podemos imaginar el inmenso dolor que sintió Jehová (Juan 5:20; 10:17).
5, 6. ¿Cómo nos consuela Jehová?
5 Podemos tener la total confianza de que Jehová nos ayudará. Así que no debemos dudar en abrirle nuestro corazón y contarle todo lo que sentimos. Nos reconforta saber que él comprende nuestro dolor y nos da el consuelo que tanto necesitamos. Pero ¿cómo lo hace?
6 Una manera es mediante “el consuelo del espíritu santo” (Hech. 9:31). Jesús prometió que “el Padre en el cielo” les daría con gusto su poderoso espíritu santo “a los que le piden” (Luc. 11:13). Susi, mencionada en el primer párrafo, dice: “Muchísimas veces le rogamos de rodillas a Jehová que nos diera consuelo. Y en cada ocasión sentimos que la paz de Dios guardaba nuestra mente y nuestro corazón” (lea Filipenses 4:6, 7).
JESÚS ES UN SUMO SACERDOTE COMPRENSIVO
7, 8. ¿Por qué podemos confiar en que Jesús nos consolará?
7 Lo que Jesús hizo y dijo cuando estuvo en la Tierra reflejó a la perfección el amor, la empatía y la compasión de su Padre, Jehová (Juan 5:19). Dios lo envió a la Tierra para consolar “a los quebrantados de corazón” y “a todos los que están de duelo” (Is. 61:1, 2; Luc. 4:17-21). Las personas podían ver que Jesús era muy compasivo, que comprendía su sufrimiento y que tenía un deseo sincero de ayudarlas (Heb. 2:17).
8 Cuando él era joven, sin duda tuvo que enfrentar la muerte de parientes y amigos. Según parece, su padre adoptivo, José, murió cuando Jesús tal vez rondaba los 20 años. * Imaginemos lo difícil que fue para alguien tan cariñoso como él tener que hacer frente a su dolor y al de su madre y sus hermanos.
9. ¿Cómo mostró Jesús empatía cuando Lázaro murió?
9 Durante su ministerio, Jesús mostró gran empatía y comprensión. Por ejemplo, cuando su querido amigo Lázaro murió, él sabía que lo iba a resucitar. Aun así, al ver el intenso dolor que sentían María y Marta, se conmovió tanto que no pudo evitar echarse a llorar (Juan 11:33-36).
10. ¿Por qué estamos seguros de que Jesús sigue conmoviéndose cuando nos ve sufrir?
10 ¿Cómo nos ayuda hoy día ver lo que Jesús hizo en el pasado? La Biblia dice: “Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y para siempre” (Heb. 13:8). Él es el “Agente Principal de la vida” y sabe lo que es sentir dolor. Por eso, puede ayudar a “los que están siendo puestos a prueba” (Hech. 3:15; Heb. 2:10, 18). Así que podemos estar seguros de que sigue conmoviéndose cuando nos ve sufrir. Él comprende nuestro dolor y nos consuela “al tiempo apropiado” (lea Hebreos 4:15, 16).
“EL CONSUELO DE LAS ESCRITURAS”
11. ¿Qué versículos lo consuelan más a usted?
11 Aparte del relato de la muerte de Lázaro, que le causó tanto dolor a Jesús, la Biblia tiene muchos versículos que pueden consolarnos. Y esto no nos sorprende, “porque todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” (Rom. 15:4). ¿Ha perdido usted a algún ser querido? En tal caso, los siguientes versículos pueden darle mucho consuelo:
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“Jehová está cerca de los que están quebrantados de corazón; y salva a los que están aplastados en espíritu” (Sal. 34:18, 19).
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“Cuando mis pensamientos inquietantes llegaron a ser muchos dentro de mí, tus propias consolaciones empezaron a acariciar mi alma” (Sal. 94:19).
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“Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, que nos amó y dio consuelo eterno y buena esperanza por medio de bondad inmerecida, consuelen sus corazones y los hagan firmes” (2 Tes. 2:16, 17). *
LA CONGREGACIÓN ES UNA FUENTE DE MUCHO CONSUELO
12. ¿Cuál es una manera importante de consolar a los demás?
12 Los que han perdido a un ser querido también pueden encontrar consuelo en la congregación (lea 1 Tesalonicenses 5:11). ¿Cómo podemos fortalecer y consolar a quienes tienen “un espíritu que está herido”? (Prov. 17:22). Recordemos que hay “tiempo de callar y tiempo de hablar” (Ecl. 3:7). Veamos lo que dicen dos cristianas. Una viuda llamada Dalene explica: “Los dolientes necesitan expresar lo que piensan y sienten. Por eso, lo más importante que podemos hacer por ellos es escucharlos sin interrumpirlos”. Junia, cuyo hermano se suicidó, añade: “Aunque tal vez no podamos entender del todo lo que siente quien pierde a alguien, lo importante es que queremos comprenderlo”.
13. ¿Qué debemos recordar?
13 Por otra parte, debemos recordar que cada persona siente y expresa su dolor de manera distinta. A veces, solo quien sufre entiende bien el dolor que siente, y puede que no le resulte fácil explicarlo. A eso se refiere la Biblia cuando dice: “El corazón se da cuenta de la amargura del alma de uno, y en su regocijo no se entremete ningún extraño” (Prov. 14:10). Y aun si la persona expresa lo que siente, puede que los demás no logren entender lo que trata de decir.
14. ¿Qué más podemos hacer para consolar a quienes sufren?
14 Por todo esto, puede que nos cueste saber qué decirles a quienes están destrozados por el dolor. Aun así, la Biblia dice que “la lengua de los sabios es una curación” (Prov. 12:18). Muchos cristianos encuentran ideas para consolar a los demás en el folleto Cuando muere un ser querido. * Con todo, en muchas ocasiones, lo más útil que podemos hacer es seguir este consejo: “Lloren con los que lloran” (Rom. 12:15). Una hermana viuda llamada Gaby dice: “Las lágrimas se han convertido en mi manera de expresar mis sentimientos. Por eso, me sirve de consuelo que mis amigos lloren conmigo. En esos momentos de dolor, no me siento tan sola”.
15. Si nos cuesta decir algo en persona, ¿qué podemos hacer para dar consuelo? (Vea también el recuadro “ Qué podemos decir para consolar a los demás”).
15 Si nos cuesta decir algo en persona, quizás nos resulte más fácil expresarlo con una tarjeta, un correo electrónico, un mensaje de texto o una carta. Podemos citar un versículo consolador, contar algo bonito sobre el fallecido o hablar de algo que recordamos con cariño. Junia dice: “No tengo palabras para expresar cuánto me ayuda recibir una nota con un mensaje animador o una invitación de una hermana para pasar un rato juntas. Esos detalles me recuerdan que hay gente que me quiere y me cuida”.
16. ¿Cuál es otra manera muy eficaz de dar consuelo?
16 También es muy útil orar por los que sufren y hacer oraciones con ellos. Es cierto que orar en esas situaciones puede ser muy difícil. Tal vez lloremos y se nos quiebre la voz. Pero las oraciones sinceras pueden aliviarles mucho el dolor que sienten. Dalene, mencionada en el párrafo 12, recuerda: “A veces, cuando las hermanas vienen a consolarme, les pregunto si pueden hacer una oración. Cuando empiezan a orar, les cuesta hablar. Pero poco a poco su voz se va haciendo más fuerte y terminan haciendo una oración muy sentida. Su fe sólida, su amor y su interés fortalecen mucho mi fe”.
SIGAMOS CONSOLANDO A NUESTROS HERMANOS
17-19. ¿Por qué debemos seguir consolando a nuestros hermanos?
17 Como cada persona es distinta, el período de duelo no dura lo mismo en todos los casos. Por eso, debemos ofrecernos para ayudar no solo durante los primeros días, cuando muchos parientes y amigos están cerca. También debemos ofrecernos durante los siguientes meses, cuando otros han vuelto a su vida normal. Proverbios 17:17 dice: “Un compañero verdadero ama en todo tiempo, y es un hermano nacido para cuando hay angustia”. Debemos tratar de dar consuelo tanto tiempo como la persona lo necesite (lea 1 Tesalonicenses 3:7).
18 Recordemos que la tristeza puede regresar en cualquier momento. Puede ser por un aniversario, una canción, una fotografía, una actividad o incluso un olor, un sonido o una época del año. Para quien ha enviudado puede ser muy duro hacer algunas cosas por primera vez sin su pareja, como ir a una asamblea o a la Conmemoración. Un hermano viudo cuenta: “Esperaba que mi primer aniversario de bodas sin mi esposa fuera muy doloroso, y lo fue. Pero varios hermanos y hermanas organizaron una pequeña reunión con mis mejores amigos para que no estuviera solo”.
19 Tengamos presente que la persona no solo necesitará ánimo en fechas especiales. Junia explica: “A menudo, el apoyo y la compañía que te ofrecen cuando no hay ningún aniversario cerca pueden ser muy beneficiosos. Esas ocasiones espontáneas son muy valiosas y consuelan mucho”. Claro está, no podemos eliminar toda la tristeza ni llenar el vacío que siente quien sufre la muerte de un ser amado. Pero podemos hacer muchas cosas para consolarlo (1 Juan 3:18). Gaby recuerda: “Le doy muchas gracias a Jehová porque los ancianos me ayudaron con amor y no me dejaron sola en los momentos difíciles. Me hicieron sentir que en todo momento Jehová me rodeaba con sus amorosos brazos”.
20. ¿Por qué nos consuelan las promesas de Jehová?
20 Nos reconforta saber que Jehová, el Dios de todo consuelo, eliminará para siempre el dolor cuando “todos los que están en las tumbas conmemorativas” oigan la voz de Cristo y resuciten (Juan 5:28, 29). Dios ha prometido que “se tragará a la muerte para siempre” y “limpiará las lágrimas de todo rostro” (Is. 25:8). Cuando llegue ese día, en vez de llorar “con los que lloran”, los que vivan en la Tierra se regocijarán “con los que se regocijan” (Rom. 12:15).
^ párr. 8 La Biblia indica que José estaba vivo cuando Jesús tenía 12 años. Pero no menciona a José cuando Jesús hizo su primer milagro —convertir agua en vino— ni en ninguna ocasión posterior. Mientras Jesús estaba en el madero, le encargó al apóstol Juan que cuidara de su madre, María. De seguro, no habría hecho esto si su padre hubiera seguido vivo (Juan 19:26, 27).
^ párr. 11 Otros pasajes que han consolado a muchos hermanos son Salmo 20:1, 2; 31:7; 38:8, 9, 15; 55:22; 121:1, 2; Isaías 57:15; 66:13; Filipenses 4:13, y 1 Pedro 5:7.
^ párr. 14 Vea también el artículo “Jesús supo consolar a sus amigos”, de La Atalaya del 1 de noviembre de 2010.
LA ATALAYA (EDICIÓN DE ESTUDIO)