LECCIÓN 18

Seamos amigos de Dios para siempre

Seamos amigos de Dios para siempre

Hacer amigos y conservarlos cuesta esfuerzo. Nuestro esfuerzo por ser amigos de Dios y por conservar su amistad nos traerá muchas bendiciones. Jesús dijo a los que creían en él: “La verdad los libertará” (Juan 8:32). ¿Qué quiso decir?

Podemos disfrutar de libertad ahora. Podemos liberarnos de las enseñanzas falsas y las mentiras que ha esparcido Satanás. También podemos liberarnos de la desesperanza que llena la vida de millones de personas que no conocen a Jehová (Romanos 8:22). Los amigos de Dios ni siquiera son esclavos del “temor de la muerte” (Hebreos 2:14, 15).

Podremos disfrutar de libertad en el nuevo mundo de Dios. ¡Qué libertad tan maravillosa tendremos en el futuro! Cuando la Tierra sea un paraíso, no habrá guerras, enfermedades ni delito. No habrá pobreza ni hambre. Se nos libertará de la vejez y la muerte, así como del temor, la opresión y la injusticia. La Biblia dice de Dios: “Estás abriendo tu mano y satisfaciendo el deseo de toda cosa viviente” (Salmo 145:16).

Los amigos de Dios vivirán para siempre. La vida eterna es un regalo precioso que Dios dará a los que buscan su amistad (Romanos 6:23). Piense por un momento en lo que puede significar para usted vivir para siempre.

Tendremos tiempo para hacer muchas cosas. Quizás deseemos aprender a tocar un instrumento musical, a pintar cuadros o a hacer trabajos de carpintería. Tal vez queramos estudiar los animales o las plantas. O quizás nos gustaría viajar y conocer otros países y sus gentes. Como tendremos vida sin fin, podremos hacer todas estas cosas.

Tendremos tiempo para hacer muchos amigos. Como viviremos para siempre, podremos conocer a muchos otros amigos de Dios. Conoceremos sus habilidades y sus buenas cualidades, y también nos haremos amigos suyos. Los amaremos, y ellos nos amarán a nosotros (1 Corintios 13:8). Como tendremos vida sin fin, podremos hacernos amigos de todos los habitantes de la Tierra. Mejor aún, nuestra amistad con Jehová se irá haciendo más fuerte con el paso de los siglos. ¡Seamos amigos de Dios para siempre!