La Biblia menciona dos grupos de hombres que atienden los deberes de la congregación: “superintendentes y siervos ministeriales” (Filipenses 1:1). Por lo general, en cada congregación hay varios de estos hermanos. ¿Qué labor desempeñan los siervos ministeriales para nuestro beneficio?
Asisten al cuerpo de ancianos. Los siervos ministeriales son hombres espirituales, confiables y concienzudos, unos jóvenes y otros mayores. Se ocupan de las tareas físicas y organizativas de la congregación, que aunque importantes, son más bien de carácter rutinario. De este modo, los ancianos están libres para atender sus deberes de enseñar y pastorear.
Prestan servicios valiosos. Algunos siervos ministeriales hacen de acomodadores y dan la bienvenida a los que asisten a las reuniones. Otros manejan el equipo de sonido, distribuyen publicaciones, llevan las cuentas y asignan a los miembros de la congregación territorios para predicar. Asimismo, colaboran en el mantenimiento del Salón del Reino y brindan ayuda a los hermanos de edad avanzada siguiendo las indicaciones de los ancianos. Sean cuales sean las tareas que se les encarguen, su buena disposición para ejecutarlas les gana el respeto de todos (1 Timoteo 3:13).
Dan un buen ejemplo de hombres espirituales. Los siervos ministeriales son elegidos por sus excelentes cualidades espirituales. Sus intervenciones desde la plataforma nos fortalecen la fe; su ejemplo en la predicación aviva nuestro entusiasmo, y su espíritu de colaboración promueve el gozo y la unidad (Efesios 4:16). Con el tiempo, ellos también pueden llegar a ser ancianos.
¿Qué clase de hombres son los siervos ministeriales?
¿Cómo contribuyen los siervos ministeriales al buen funcionamiento de la congregación?