ARTÍCULO DE ESTUDIO 39
Demos apoyo a nuestras hermanas
“Las mujeres que proclaman las buenas noticias son un ejército grande” (SAL. 68:11).
CANCIÓN 137 Fieles, valiosas, amadas
AVANCE *
1. ¿Cómo apoyan la organización nuestras hermanas, pero qué problemas afrontan muchas de ellas? (Vea la portada).
ESTAMOS muy agradecidos de tener en la congregación a tantas hermanas que trabajan muy duro. Por ejemplo, participan en las reuniones, predican y se interesan por sus hermanos. Además, algunas ayudan en el mantenimiento del Salón del Reino. Claro, también afrontan problemas. Algunas cuidan de sus padres de edad avanzada. Otras aguantan la oposición de sus familiares. Y otras crían solas a sus hijos y se esfuerzan mucho para mantenerlos.
2. ¿Por qué debemos esforzarnos por apoyar a nuestras hermanas?
2 ¿Por qué debemos esforzarnos por apoyar a nuestras hermanas? Porque el mundo no siempre trata a las mujeres con la dignidad que merecen. Además, la propia Biblia nos dice que les demos apoyo. Por ejemplo, el apóstol Pablo le pidió a la congregación de Roma que recibiera con gusto a Febe y que la ayudara en lo que necesitara (Rom. 16:1, 2). Mientras fue fariseo, Pablo formó parte de una cultura que trataba a las mujeres como inferiores. Pero, cuando se hizo cristiano, imitó a Jesús y trató a las mujeres con bondad y respeto (1 Cor. 11:1).
3. ¿Cómo trató Jesús a las mujeres, y qué sentía por aquellas que hacían la voluntad de Dios?
3 Jesús trató con dignidad a todas las mujeres (Juan 4:27). No era como los líderes religiosos judíos de su tiempo. De hecho, una enciclopedia bíblica afirma: “Nada de lo que dijo Jesús denigró o rebajó a las mujeres”. Ahora bien, él sentía una mayor estima por las mujeres que hacían la voluntad de su Padre. Es interesante que, cuando mencionó a los que consideraba parte de su familia espiritual, incluyó tanto a hombres como a mujeres (Mat. 12:50).
4. ¿Qué analizaremos en este artículo?
4 Jesús siempre estuvo dispuesto a ayudar a sus hermanas espirituales. También las valoró y las defendió. Analicemos cómo imitarlo al tratar a las hermanas.
ESTEMOS PENDIENTES DE ELLAS
5. ¿Por qué no siempre es fácil para algunas hermanas disfrutar de buenas compañías?
5 Seamos hombres o mujeres, todos necesitamos disfrutar de buenas compañías. Pero esto no siempre es fácil para algunas hermanas. ¿Por qué no? Veamos. Una hermana llamada Jordan * dice: “Como soy soltera, muchas veces me parece que no encajo en la congregación, me siento fuera de lugar”. Kristen, una precursora que se mudó para hacer más en la predicación, explica: “Cuando estás recién llegada a una congregación, te puedes sentir sola”. Por otro lado, quienes viven con familiares no Testigos pueden sentirse un poco distanciados tanto de su familia física como de su familia espiritual. Y también pueden sentirse solos quienes no pueden salir de su casa por un problema de salud y quienes tienen que cuidar de un familiar enfermo. Una hermana llamada Annette cuenta: “Como yo era la principal encargada de cuidar a mi madre, no podía aceptar invitaciones”.
6. Según se ve en Lucas 10:38-42, ¿cómo ayudó Jesús a Marta y a María?
6 Jesús pasó tiempo con sus hermanas espirituales y fue para ellas un amigo de verdad. Pensemos en la amistad que tuvo con María y Marta, que por lo visto eran solteras (lea Lucas 10:38-42). Está claro que, por su manera de hablar y de tratarlas, hacía que se sintieran cómodas. María tuvo la confianza de sentarse a los pies de su Maestro para aprender de él. * Y Marta no tuvo reparos en decirle a Jesús que estaba molesta porque María no la estaba ayudando. Él aprovechó aquella ocasión informal para darles algunas enseñanzas valiosas. Además, les demostró su interés a ellas y a su hermano, Lázaro, visitándolos en otras ocasiones (Juan 12:1-3). Con razón, cuando Lázaro se enfermó de gravedad, María y Marta no dudaron en pedirle ayuda (Juan 11:3, 5).
7. ¿Cómo podemos animar a las hermanas?
7 Para algunas cristianas, la principal oportunidad de estar con otros hermanos es en las reuniones. Así que queremos aprovechar estas ocasiones para darles la bienvenida, hablar con ellas y demostrarles que nos preocupamos por ellas. Jordan, mencionada antes, dice: “Para mí significa mucho que me feliciten cuando comento en las reuniones, que hagan planes conmigo para predicar o que me demuestren su interés de otras maneras”. Hagamos que las hermanas sientan que son importantes para nosotros. Una cristiana llamada Kia cuenta: “Si me pierdo una reunión, ya sé que recibiré un mensaje preguntándome si estoy bien. Eso me demuestra que la congregación está pendiente de mí”.
8. ¿De qué otros modos podemos imitar a Jesús?
8 Hagamos como Jesús y saquemos tiempo para estar con nuestras hermanas. Tal vez podamos invitarlas a nuestra casa para comer algo sencillo o pasar un rato juntos. En esas ocasiones, procuremos hablar de cosas edificantes (Rom. 1:11, 12). En esto, es importante que los ancianos tengan la misma actitud que Jesús. Él sabía que para algunos ser soltero no es fácil. Pero dejó claro que la clave de la felicidad eterna no está ni en casarse ni en tener hijos, sino en poner el servicio a Jehová en primer lugar en la vida (Mat. 19:12; Luc. 11:27, 28).
9. ¿Cómo pueden ayudar los ancianos a las hermanas?
9 Los ancianos sobre todo deben tratar a las cristianas como sus madres y hermanas espirituales (1 Tim. 5:1, 2). Tienen que esforzarse por sacar tiempo antes o después de las reuniones para hablar con ellas. Kristen explica: “Un anciano se dio cuenta de que estaba muy ocupada y me pidió que le explicara cómo era mi horario. Agradecí mucho su interés sincero”. Cuando los ancianos apartan tiempo con frecuencia para hablar con las hermanas, les demuestran que se preocupan por ellas. * Annette destaca uno de los beneficios de hacer esto: “Yo los conozco mejor, y ellos a mí. Y entonces, cuando paso por un problema difícil, se me hace más fácil pedirles ayuda”.
AGRADEZCAMOS LO QUE HACEN
10. ¿Qué puede hacer sentir bien a las hermanas?
10 Todos nos sentimos bien cuando los demás se fijan en nuestros puntos fuertes y nos dicen que valoran nuestra labor. Si nadie lo hace, nos desanimamos. Una precursora soltera de nombre Abigaíl admite que a veces siente que la pasan por alto: “Solo me ven como la hija de fulanito o la hermana de menganito. A veces creo que soy invisible”. Veamos, en cambio, lo que dijo una hermana soltera llamada Pam, que sirvió de misionera por muchos años pero que con el tiempo tuvo que regresar a su casa para cuidar a sus padres. Ahora tiene más de 70 años, sigue siendo precursora y dice: “Lo que más me ayuda es cuando otros me dicen que me tienen mucho aprecio”.
11. ¿Cómo demostró Jesús que valoraba a las mujeres que lo acompañaban en su ministerio?
11 Jesús valoró la ayuda que le prestaban algunas mujeres fieles que “usaban sus bienes” para atenderlo (Luc. 8:1-3). Y no solo les permitió tener ese honor, sino que también les reveló profundas verdades espirituales. Por ejemplo, les reveló que iba a morir y a resucitar (Luc. 24:5-8). Al igual que había hecho con los apóstoles, preparó a estas mujeres para los momentos difíciles que afrontarían al verlo sufrir y morir (Mar. 9:30-32; 10:32-34). Y llama la atención que, cuando arrestaron a Jesús y los apóstoles huyeron, algunas de ellas no lo abandonaron mientras agonizaba en el madero (Mat. 26:56; Mar. 15:40, 41).
12. ¿Qué labor les dio Jesús a algunas mujeres?
12 Jesús les confió a algunas mujeres labores importantes. Por ejemplo, las primeras personas que fueron testigos de su resurrección fueron mujeres fieles. Les encargó que les dijeran a los apóstoles que había resucitado (Mat. 28:5, 9, 10). Y, en el Pentecostés del año 33, cuando se derramó el espíritu santo, lo más probable es que hubiera mujeres presentes. Si así fue, estas cristianas recién ungidas pudieron recibir el don milagroso de “hablar de las cosas magníficas de Dios” en diferentes idiomas (Hech. 1:14; 2:2-4, 11).
13. a) ¿Cómo sirven a Jehová las cristianas hoy día? b) ¿Cómo podemos demostrarles que agradecemos todo lo que hacen?
13 Las hermanas merecen que les demos las gracias por todo lo que hacen en su servicio a Jehová. Entre otras cosas, participan en la construcción y el mantenimiento de edificios, apoyan grupos en otros idiomas y trabajan de voluntarias en Betel. También participan en las labores de socorro y en la traducción de las publicaciones, y son precursoras y misioneras. Y, al igual que los hermanos, asisten a la escuela de precursores, a la de evangelizadores y a Galaad. Por otro lado, hay hermanas casadas que ayudan a su esposo a atender grandes responsabilidades en la congregación y en la organización. Si no fuera por el apoyo de ellas, estos hombres, que son “como regalos”, no podrían hacer tan plenamente su labor (Efes. 4:8). ¿Se nos ocurren maneras de apoyar a nuestras hermanas en todo lo que hacen en su servicio a Jehová?
14. En vista de lo que dice Salmo 68:11, ¿qué hacen los buenos ancianos?
14 Los buenos ancianos saben que las hermanas son “un ejército grande” dispuesto a trabajar y que muchas de ellas están entre quienes mejor predican las buenas noticias (lea Salmo 68:11). Así que los ancianos buscan maneras de aprovechar su experiencia. A Abigaíl, mencionada antes, la anima que los hermanos le pregunten qué métodos le funcionan a la hora de empezar conversaciones. Ella dice: “Eso me ayuda a ver que Jehová me ha dado un lugar en su organización”. Los ancianos también son conscientes de que las hermanas fieles y maduras pueden ayudar mucho a hermanas más jóvenes con sus problemas (Tito 2:3-5). Está claro que nuestras hermanas merecen toda nuestra gratitud y cariño.
DEFENDAMOS Y AYUDEMOS A LAS HERMANAS
15. ¿En qué situaciones pueden necesitar las hermanas que las defiendan y las ayuden?
15 En ciertas situaciones, puede ser que algunas hermanas necesiten que alguien las defienda y las ayude (Is. 1:17). Por ejemplo, una hermana viuda o divorciada tal vez necesite que alguien hable por ella o que la ayude con algunas de las tareas de las que solía encargarse su esposo. Una hermana de edad avanzada puede necesitar que la ayuden a hablar con los médicos. Y una precursora que colabora de otras maneras con la organización quizá necesite que alguien la defienda si la critican por no predicar tanto como otros precursores. ¿Qué podemos hacer por ellas? Volvamos al ejemplo de Jesús.
16. De acuerdo con Marcos 14:3-9, ¿cómo defendió Jesús a María?
16 Jesús no dudó en hablar por sus hermanas espirituales cuando las malinterpretaron. Por ejemplo, defendió a María cuando Marta la criticó (Luc. 10:38-42). Y también lo hizo cuando otros la reprendieron porque opinaban que había hecho algo incorrecto (lea Marcos 14:3-9). Jesús sabía por qué lo había hecho. Así que la elogió con estas palabras: “Ha hecho algo muy bueno por mí. [...] Ella hizo lo que pudo”. De hecho, hasta profetizó: “En todo el mundo, en cualquier lugar donde se prediquen las buenas noticias, también se contará lo que hizo esta mujer”. Y eso es justo lo que está haciendo aquí este artículo. ¡Cuánto debió tranquilizar esto a María! Y qué bonito que Jesús relacionara su generosidad con el alcance mundial de la predicación.
17. Ponga un ejemplo de cuándo puede necesitar una hermana que la defendamos.
17 ¿Defendemos a nuestras hermanas espirituales cuando lo necesitan? Supongamos que varios hermanos se fijan en que una cristiana que tiene un esposo no Testigo muchas veces llega tarde a las reuniones y se va en cuanto terminan. Además, casi nunca lleva a sus hijos. Así que empiezan a criticarla y a preguntarse por qué no se pone más firme con su esposo. Pero la realidad es que está haciendo todo lo que puede. Ella no tiene un control completo sobre su horario y tampoco tiene la última palabra a la hora de tomar decisiones sobre sus hijos. ¿Qué podríamos hacer? Si la felicitamos por lo que está haciendo y les hablamos a otros de ello, puede que les pongamos punto final a las críticas.
18. ¿De qué otras maneras podemos ayudar a nuestras hermanas?
18 Otra manera de demostrarles a nuestras hermanas lo mucho que nos importan es ofreciéndoles ayuda práctica (1 Juan 3:18). Annette, la hermana que se encargaba de cuidar a su madre enferma, cuenta: “Algunos amigos venían de vez en cuando a echarme una mano para que yo pudiera hacer otras cosas o traían algo de comer. Me hacía sentir que era parte de la congregación y que me querían”. A Jordan, un hermano la ayudó dándole consejos sobre cómo mantener su vehículo. Ella dice: “Es agradable saber que a los hermanos les preocupa mi seguridad”.
19. ¿De qué otras formas pueden ayudar los ancianos a las hermanas?
19 Los ancianos también tienen que estar pendientes de las necesidades de las hermanas. Saben que Jehová se fija en cómo se las trata (Sant. 1:27). Por eso, al igual que Jesús, son razonables y no crean reglas cuando lo mejor sería hacer una excepción (Mat. 15:22-28). Cuando buscan maneras de ayudarlas, hacen que se sientan bien atendidas. Eso fue lo que le pasó a Kia cuando se mudó a otra casa. En cuanto su superintendente de grupo se enteró, movió las cosas para que los hermanos la ayudaran. Ella explica: “Me quitó muchísimo estrés. Con sus palabras de ánimo y con su ayuda práctica, los ancianos me dejaron claro que soy una parte importante de la congregación y que no estoy sola ante los problemas”.
TODAS NECESITAN NUESTRO APOYO
20, 21. ¿Cómo podemos demostrar que valoramos a todas nuestras hermanas?
20 Basta con echar un vistazo a nuestras congregaciones para encontrar abundantes cristianas que son trabajadoras y merecen nuestro apoyo. Al analizar el ejemplo de Jesús, hemos aprendido que debemos esforzarnos por pasar tiempo con ellas y conocerlas, demostrarles que agradecemos todo lo que hacen en su servicio a Dios y, cuando sea necesario, defenderlas.
21 Al final de su carta a los romanos, el apóstol Pablo mencionó por nombre a nueve cristianas (Rom. 16:1, 3, 6, 12, 13, 15). De seguro se sintieron muy animadas al escuchar sus saludos y elogios. Si nosotros también apoyamos a todas nuestras hermanas, demostraremos que las valoramos y que las consideramos parte de nuestra familia espiritual.
CANCIÓN 136 Que Jehová te bendiga
^ párr. 5 Nuestras hermanas afrontan muchos problemas. En este artículo, hablaremos de cómo el ejemplo de Jesús puede ayudarnos a darles apoyo. Veremos que Jesús pasó tiempo con ellas, las valoró y las defendió.
^ párr. 5 Se han cambiado algunos nombres.
^ párr. 6 Un comentario bíblico explica: “Los discípulos se sentaban a los pies de sus maestros. Los discípulos serios estaban preparándose para ser maestros, un rol que les estaba prohibido a las mujeres. [...] La postura de María y su entusiasmo por absorber la enseñanza de Jesús a costa de un rol tradicionalmente femenino [...] puede que haya ofendido a la mayoría de los varones judíos”.
^ párr. 9 Los ancianos tienen cuidado al ayudar a las cristianas. Por ejemplo, evitan ir solos a visitar a una hermana.
^ párr. 65 DESCRIPCIÓN DE LAS IMÁGENES: Varios hermanos imitan el interés de Jesús en las mujeres fieles: uno ayuda a dos hermanas a cambiar un neumático, otro visita a una hermana enferma y otro ha ido con su esposa a celebrar la adoración en familia junto con una hermana y su hija.
LA ATALAYA (EDICIÓN DE ESTUDIO)