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¿Cómo hablar con sus hijos sobre el racismo?

¿Cómo hablar con sus hijos sobre el racismo?

 Desde muy pequeño, es posible que su hijo vea que hay personas que tratan a otros de manera diferente solo porque son de otra nacionalidad o tienen otro color de piel, y eso puede influir en él. Entonces, ¿cómo puede ayudarlo a no tener prejuicios raciales? Y, si su hijo es la víctima, ¿qué puede hacer usted?

En este artículo, veremos lo siguiente:

 Hable con sus hijos sobre la diversidad racial

 ¿Qué puede explicarles? Por todo el mundo, la gente tiene muchas costumbres y culturas muy diferentes. Y esta impresionante variedad se ve también en los rasgos físicos de las personas. Pero esas diferencias han hecho que algunos traten mal a otros simplemente por su apariencia o por su forma de actuar.

 Sin embargo, la Biblia enseña que todos tenemos un antepasado común. En otras palabras, se podría decir que todos somos parientes.

“De un solo hombre [Dios] creó todas las naciones humanas” (Hechos 17:26).

 “Vimos que, cuando nuestros hijos pasaban tiempo con personas de diferentes razas, ellos mismos se daban cuenta de que todos merecemos que se nos trate con amor y respeto” (Karen).

 Explíqueles a sus hijos qué es el racismo

 Tarde o temprano, sus hijos escucharán noticias sobre delitos de odio o sobre personas que tratan mal a otros por su raza. ¿Cómo les puede explicar lo que ocurre? Eso dependerá de la edad de sus hijos.

  •   Niños preescolares. La especialista Allison Briscoe-Smith dijo en la revista Parents: “Los niños pequeños se dan cuenta muy rápido de lo que es justo y de lo que no lo es. Esa es una buena oportunidad para hablar con ellos sobre las injusticias”.

“Dios no es parcial, sino que acepta a los que le temen y hacen lo que está bien, sea cual sea su nación” (Hechos 10:34, 35).

  •   Preadolescentes. Los niños de entre 6 y 12 años tienen mucha curiosidad y a veces hacen preguntas difíciles. Contéstelas lo mejor que pueda. Hable con sus hijos sobre lo que ven en la escuela y en los medios de comunicación, y aproveche esas conversaciones para explicarles que tener prejuicios hacia personas de otra raza está mal.

“Estén todos unidos en su forma de pensar y demuestren empatía, cariño fraternal, tierna compasión y humildad” (1 Pedro 3:8).

  •   Adolescentes. Los jóvenes están en un periodo de su vida en el que ya son capaces de comprender temas más complicados. Ahora que su hijo es adolescente, usted tiene una oportunidad buenísima para hablar con él sobre los casos de discriminación racial que aparezcan en las noticias.

Las “personas maduras […] han entrenado su capacidad de discernimiento para distinguir lo que está bien de lo que está mal” (Hebreos 5:14).

 “A nuestros hijos les hablamos del racismo porque sabemos que es algo con lo que se van a encontrar a lo largo de su vida, no importa dónde vivan. Si no han oído hablar del tema en casa, pueden terminar pensando como lo hacen otros. Y es que, sobre este tema, las personas pueden presentarles mucha información falsa a nuestros hijos y hacerles creer que es verdad” (Tanya).

 Póngales un buen ejemplo

 Como los hijos imitan el ejemplo de los padres, es muy importante que usted, como padre o madre, piense muy bien lo que dice y hace. Por ejemplo, hágase estas dos preguntas:

  •   “¿Hago chistes sobre personas de otras razas o hablo de ellas con desprecio?”. La American Academy of Child and Adolescent Psychiatry (Academia Estadounidense de Psiquiatría Infantil y Adolescente) les dice a los padres: “Sus hijos ven y escuchan lo que usted dice y, de forma natural, ellos imitan su ejemplo”.

  •   “¿Me gusta estar con gente de otros países?”. La pediatra Alanna Nzoma explica: “Si quiere que sus hijos hagan buenas amistades con personas de otras culturas, deberían verlo a usted haciendo lo mismo”.

“Honren a gente de toda clase” (1 Pedro 2:17).

 “A lo largo de los años, invitamos a nuestra casa a personas de todas partes del mundo. Conocimos más su comida, su música y hasta nos pusimos sus trajes típicos. Cuando hablábamos con nuestros hijos sobre las personas, no nos centrábamos en las razas y evitábamos presumir de nuestra cultura” (Katarina).

 Si sus hijos son víctimas del prejuicio

 Aunque se habla mucho de la igualdad, el racismo está a la orden del día. Por eso, es posible que a su hijo lo traten mal, sobre todo si la gente piensa que pertenece a una minoría. ¿Cómo actuar en esos casos?

 Asegúrese de tener todos los datos. La persona que lo ofendió ¿lo dijo a propósito? ¿O simplemente habló sin pensar? (Santiago 3:2). ¿Es necesario hablar con esa persona de lo que sucedió? ¿O se puede pasar por alto?

 Está claro que hay que ser equilibrados. La Biblia da este consejo: “No te enojes fácilmente” (Eclesiastés 7:9). El racismo es un asunto muy serio que no debe tomarse a la ligera. Pero eso no significa que todos los insultos sean provocados por el odio racial.

 Claro, cada situación es diferente. Por eso, antes de hacer nada, asegúrese de saber bien qué es lo que pasó.

“Responder a un asunto antes de oír los hechos es tonto y humillante” (Proverbios 18:13).

 Después de tener todos los datos, pregúntese lo siguiente:

  •   “¿Es bueno que mi hijo piense que todas las personas que lo rodean tienen prejuicios y que cada vez que lo insultan es por su raza?”.

  •   “¿Le podría ayudar a mi hijo el siguiente consejo de la Biblia: ‘No te tomes a pecho cada palabra que diga la gente’?” (Eclesiastés 7:21).

“Que todos sepan que ustedes son personas razonables” (Filipenses 4:5).

 ¿Y si le parece que la ofensa fue a propósito? Hágale ver a su hijo que su actitud puede mejorar o empeorar las cosas. En ocasiones, la persona que se burla de los demás, los insulta o incluso los maltrata solo quiere provocarlos. Por eso, a veces, la mejor respuesta es no hacerle caso.

“Donde no hay leña, se apaga el fuego” (Proverbios 26:20).

 Por otro lado, quizás su hijo pueda hablar con la persona que lo ofendió si no es arriesgado hacerlo. De manera calmada, su hijo podría decir algo como lo siguiente: “¿Sabes? Lo que dijiste (o hiciste) no fue muy amable”.

 ¿Quiere denunciar lo que ocurrió? Si su hijo está en peligro o por alguna otra razón usted siente que no se puede pasar por alto lo que ocurrió, hable con algún responsable de la escuela o hasta con la policía si fuera necesario.