El 14 de junio de 1947, los hermanos Lorenzo Alpiche, Earl Stewart y Victor White desembarcaron en el puerto de Manila. Eran los primeros Testigos misioneros en llegar a Filipinas. El hermano Nick Skelparick, que también había ido a la Escuela de Galaad, se unió a ellos un mes más tarde.
Los hermanos, que estaban bien preparados y tenían muchas ganas de trabajar, enseguida pusieron manos a la obra para ayudar a los 2.400 publicadores que ya estaban predicando en Filipinas. En 1958, ya había más de 23.000 publicadores, ¡casi 10 veces más que 11 años antes! A día de hoy, 75 años después de la llegada de los primeros misioneros, en Filipinas hay más de 230.000 testigos de Jehová.
La llegada de estos misioneros no fue casualidad. Menos de tres meses antes, del 31 de marzo al 2 de abril de 1947, se celebró una asamblea histórica de los testigos de Jehová en Manila. El entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, Nathan Knorr, les informó a los asistentes de que se enviaría a misioneros de la Escuela de Galaad para reorganizar la predicación ahora que había acabado la Segunda Guerra Mundial.
El último día de asamblea, 151 personas se bautizaron en la bahía de Manila, donde todavía se podían ver los barcos hundidos durante la guerra. Ese mismo día, el hermano Knorr presentó el discurso público “El gozo de todos los pueblos” ante un auditorio de 4.200 personas, mientras otras miles lo escuchaban por radio al mismo tiempo en todo el país. Tanto él como el hermano Milton Henschel, que también venía de la central mundial, aprovecharon la visita para animar a los hermanos con la Biblia a seguir esforzándose por predicar de una manera organizada.
El hermano Denton Hopkinson, que ha servido de misionero en Filipinas desde 1954, dijo sobre lo que ha pasado en los últimos 75 años: “Aquellos primeros misioneros fueron clave para establecer y organizar las congregaciones y prepararlas para el gran aumento que vendría más tarde”.
Le damos muchas gracias a nuestro Padre celestial, Jehová, por bendecir el duro trabajo y la dedicación de sus siervos en Filipinas y por todo el mundo (Isaías 60:22).