2 DE NOVIEMBRE DE 2021
RUMANIA

75 aniversario de la primera asamblea nacional en Rumania

75 aniversario de la primera asamblea nacional en Rumania

El 28 de septiembre de 2021 se cumplen 75 años de la primera asamblea nacional de los testigos de Jehová en Rumania. Se celebró poco tiempo después de terminar la Segunda Guerra Mundial y en medio de una gran ola de persecución. A pesar de que algunos opositores intentaron que no se celebrara, la asamblea fue todo un éxito.

De izquierda a derecha: un acordeón que usó la orquesta de la asamblea, una bolsa para predicar y las tarjetas que llevaban puestas los asistentes.

Esta asamblea se celebró el 28 y el 29 de septiembre de 1946 en el Arenele Romane de Bucarest. Se alquiló un tren para llevar a los delegados a la asamblea. Pero el clero ortodoxo —que tenía mucho poder— hizo todo lo posible para que el tren hiciera más paradas de las previstas, y así retrasar su llegada.

Un día antes de que empezara la asamblea, a eso de las nueve de la mañana, algunos hermanos que ya estaban en Bucarest empezaron a juntarse en la estación para recibir a los delegados. Se suponía que el tren iba a llegar a las diez de la mañana, pero se retrasó mucho. A pesar de eso, los hermanos esperaron con paciencia hasta las seis de la tarde, cuando por fin llegó el tren.

Por culpa de la guerra, miles de casas habían sido destruidas y había muy pocos lugares donde quedarse a dormir, así que hubo que buscar otras opciones. Por ejemplo, unos hermanos compraron paja y la esparcieron en el terreno de un hermano que vivía cerca del lugar de la asamblea. Como la temperatura era muy agradable, las familias pudieron dormir cómodas viendo las estrellas.

El sábado por la mañana asistieron a la asamblea unas 3.400 personas. Durante el programa se dijo que La Atalaya volvería a publicarse en rumano y en húngaro dos veces al mes, y se repartieron unos 1.000 ejemplares de la primera edición entre los asistentes. Por un tiempo, en la revista se incluyeron artículos de estudio con información que los hermanos no habían podido leer durante la guerra.

El domingo, para escuchar el discurso público, asistieron unas 15.000 personas. Entre los asistentes estaban funcionarios del Gobierno, policías y sacerdotes ortodoxos con sus vestimentas religiosas. El clero había encargado que se pusieran unos bidones de gasolina cerca del lugar de la asamblea para que explotaran durante el programa. Cuando los hermanos se enteraron, se pusieron en contacto con las autoridades, y con su ayuda consiguieron detener el plan.

Durante el programa, uno de los sacerdotes trató de subir a la plataforma, pero los hermanos se lo impidieron. Un hermano le dijo: “No hace falta que un sacerdote ortodoxo hable en esta asamblea, pero con gusto lo invitamos a que tome asiento y escuche”. El sacerdote no volvió a intentarlo. Más tarde, el Fiscal General de Rumania dijo que le había impresionado mucho lo bien organizada que estaba la asamblea.

Vasile Sabadâş, que tiene ahora 96 años, estuvo allí. Él contó que los hermanos no dejaron que las amenazas los asustaran. Dijo: “No recuerdo que hubiera nadie que tuviera miedo. Eso no era un problema. Los hermanos estaban acostumbrados a la persecución y no tenían ni una pizca de miedo”.

Vasile también explicó que, gracias a la asamblea, los hermanos de Rumania ahora estaban más unidos. Muchos habían estudiado la Biblia y se habían bautizado durante la guerra, así que, como eran muy nuevos en la verdad, algunos tenían opiniones muy diferentes sobre la guerra. Y entonces llegó la asamblea. Vasile cuenta lo que ocurrió justo después: “Los hermanos estaban felices, se sentían muy unidos. ¡Ojalá la asamblea no se hubiera terminado! Fue muy triste despedirse de los hermanos...”.

Actualmente, los testigos de Jehová de Rumania no sufren persecución por adorar a Dios. En el 2020 había más de 39.000 testigos de Jehová activos en el país, y en el 2021 más de 100.000 personas asistieron a la Conmemoración de la muerte de Cristo, todo un récord en Rumania.

¡Qué buen ejemplo fueron nuestros hermanos de Rumania! Estuvieron dispuestos a vencer cualquier obstáculo para poder estar juntos. Le damos muchas gracias a Jehová por haber protegido y bendecido a su pueblo durante aquella inolvidable asamblea (Hebreos 10:24, 25).