Segunda a los Corintios 11:1-33
Notas de estudio
un poco de insensatez. Pablo reconocía que podía parecer algo insensato que estuviera presumiendo (2Co 11:16). De hecho, tan solo en 2Co 11 y 12 usó ocho veces los términos griegos áfrōn y afrosýnē, que se traducen como “insensato” e “insensatez” (2Co 11:1, 16, 17, 19, 21; 12:6, 11). Sin embargo, los “superapóstoles” estaban causando mucho daño al minar el respeto que la congregación sentía por Pablo y sus enseñanzas. Por culpa de estos falsos maestros, Pablo tuvo que dedicar la última parte de 2 Corintios a defender su nombramiento como apóstol. Y se vio obligado a presumir para dejar claro que su autoridad la había recibido de Dios (2Co 10:10; 11:5, 16; ver la nota de estudio de 2Co 11:5). En esas circunstancias no era para nada insensato que estuviera presumiendo.
me intereso por ustedes con un interés como el de Dios. El verbo griego empleado aquí también se puede traducir más literalmente como “ser o estar celoso”, y el sustantivo, como “celo” o “celos”. Tanto el verbo como el sustantivo transmiten en griego una intensa emoción que puede ser positiva o negativa. En este versículo se usan con un sentido positivo. Ambos términos reflejan un interés personal fuerte y profundo, un afecto sincero. Pablo expresó este sincero interés por sus hermanos cristianos ungidos por espíritu. Los comparó a “una virgen casta” que estaba prometida para casarse con “un solo esposo”, Jesucristo. Pablo estaba muy interesado en proteger a la congregación de cualquier daño espiritual y que así pudiera mantenerse sin ningún defecto para Cristo. La expresión “interés como el de Dios [lit. “celo de Dios”]” da a entender que el amor y el cariño de Jehová no solo implican un vivo interés en quienes él ama, sino también un fuerte deseo de protegerlos de cualquier daño. Para conocer un ejemplo del uso de este verbo griego con un sentido negativo, ver la nota de estudio de 1Co 13:4.
casta. O “pura”. La novia de Cristo está compuesta por 144.000 ungidos por espíritu santo. Cada uno de ellos se mantiene virgen en sentido figurado al permanecer separado del mundo y conservarse puro moral y doctrinalmente (Ap 14:1, 4; comparar con 1Co 5:9-13; 6:15-20; Snt 4:4; 2Jn 8-11; Ap 19:7, 8).
“superapóstoles”. Pablo usa aquí una expresión que también puede traducirse como “grandiosos apóstoles” o “apóstoles por excelencia”. Él emplea este título de una manera algo sarcástica para describir a los hombres arrogantes que aparentemente se consideraban superiores a los apóstoles nombrados por el propio Jesús. También los llama “apóstoles falsos” porque en realidad servían a Satanás (2Co 11:13-15). Enseñaban su propia versión de las buenas noticias acerca de Cristo (2Co 11:3, 4). Además, menospreciaban y calumniaban a Pablo e incluso cuestionaban la autoridad que Dios le había dado como apóstol.
les quité. Lit. “les robé”. El verbo griego syláō se usa con frecuencia para hablar de llevarse un botín de guerra. Aquí Pablo emplea en sentido figurado este verbo tan fuerte. Hace una exageración para dejar clara la idea. Él no cometió ningún delito al aceptar ayuda material de otros. Con estas palabras, Pablo quiere defenderse de los “superapóstoles” de Corinto, que lo acusan de aprovecharse de la congregación corintia (2Co 11:5). Cuando estaba en Corinto y se encontró en necesidad, parece que los cristianos de esa ciudad no lo ayudaron, aunque algunos aparentemente eran ricos. Fueron los hermanos pobres de Macedonia los que cubrieron sus necesidades (2Co 11:9). Pablo explica que no cometió ningún pecado al humillarse, quizás refiriéndose a hacer tiendas de campaña para mantenerse durante su ministerio (2Co 11:7). Por eso dice, tal vez con cierta ironía, que les ha quitado o robado a otras congregaciones al aceptar su ayuda económica mientras él trabajaba a favor de los corintios.
ayuda material. O “apoyo material”. El sustantivo griego opsṓnion significa literalmente ‘paga’ o ‘salario’. Se trata de un término militar que, en Lu 3:14 (ver la nota de estudio), se refiere a la paga o el salario de un soldado. En este contexto, se refiere a la pequeña ayuda material que algunas congregaciones le dieron a Pablo para cubrir sus necesidades mientras estaba en Corinto. Para conocer otros casos en los que se usa este mismo término griego, ver las notas de estudio de Ro 6:23; 1Co 9:7.
para no darles un pretexto. Pablo se ha negado a aceptar la ayuda material de la congregación de Corinto (2Co 11:9). Sin embargo, parece que los “superapóstoles” sí la han aceptado con el “pretexto” de que Pablo no es un apóstol como ellos, porque trabaja para mantenerse (2Co 11:4, 5, 20). Ellos buscan “un motivo [o “pretexto”] para hacerse iguales” a Pablo. Es posible que “las cosas de las que presumen” sean sus supuestas credenciales como apóstoles (2Co 11:7). Por eso, más adelante en este capítulo y en el siguiente, Pablo describe al detalle sus propias credenciales para probar que esos “superapóstoles” no tienen justificación ni pretexto para lo que afirman. También dice sin reparos que son “apóstoles falsos” que “se disfrazan de apóstoles de Cristo” (2Co 11:13).
de cosas humanas. Lit. “según la carne”. Es decir, presumen de las circunstancias que tienen en la vida.
hebreos [...] israelitas [...] descendencia de Abrahán. Pablo está explicando sus antecedentes familiares, quizás porque algunos críticos de Corinto presumían de su identidad y herencia judía. En primer lugar, dice que es hebreo, tal vez para resaltar la relación de su familia con los antepasados de la nación judía, como Abrahán y Moisés (Gé 14:13; Éx 2:11; Flp 3:4, 5). También puede que esté indicando que sabe hablar hebreo (Hch 21:40-22:2; 26:14, 15). En segundo lugar, dice que es israelita, nombre con el que también se conocía a los judíos (Hch 13:16; Ro 9:3, 4). Y, en tercer lugar, menciona específicamente que es descendiente de Abrahán. De este modo, destaca que es uno de los herederos de las promesas que Dios le hizo a Abrahán (Gé 22:17, 18). Aun así, Pablo no le daba demasiada importancia a este tipo de aspectos puramente externos (Flp 3:7, 8).
descendencia. O “descendientes”. Lit. “simiente”.
recibí de los judíos 40 golpes menos uno. La Ley mosaica indicaba que ciertos delitos se castigaban con golpes, pero no se podían dar más de 40. Si no, el que recibía el castigo “quedaría humillado” (Dt 25:1-3). Una tradición judía limitaba la cantidad a 39 para que el que daba el castigo no sobrepasara el límite por error. Como Pablo recibió el número máximo de golpes, es evidente que sus ofensas eran muy graves para los judíos. Es probable que estos golpes los recibiera en sinagogas o en tribunales locales asociados a ellas (ver la nota de estudio de Mt 10:17). Sin embargo, cuando las autoridades no judías golpeaban a Pablo, no estaban obligadas a respetar los límites establecidos por la Ley mosaica. Ver la nota de estudio de 2Co 11:25.
fui golpeado con varas tres veces. Este era un castigo aplicado habitualmente por las autoridades romanas. El libro de Hechos menciona tan solo una de las “tres veces” que Pablo recibió este castigo. Fue en Filipos, antes de escribir su segunda carta a los corintios (Hch 16:22, 23). Es cierto que también fue golpeado por los judíos en Jerusalén, pero no se dice que fuera con varas (Hch 21:30-32). En cualquier caso, como Corinto era una colonia romana, seguro que sus habitantes sabían que era un castigo terrible y humillante que comenzaba quitándole la ropa al castigado (comparar con 1Te 2:2). La ley romana supuestamente impedía que los ciudadanos romanos fueran golpeados. Así que Pablo, que tenía la ciudadanía, no debería haber recibido este castigo. Por eso el apóstol les dijo a los magistrados de Filipos que habían violado sus derechos. Ver las notas de estudio de Hch 16:35, 37.
me apedrearon. Es muy probable que Pablo se esté refiriendo aquí a lo que pasó en Listra y quedó registrado en Hch 14:19, 20. La Ley mosaica mencionaba el apedreamiento como un método de ejecución (Le 20:2). En el caso de Pablo es probable que los que lo atacaron fueran un grupo de fanáticos judíos y tal vez algunos gentiles. Está claro que querían matarlo. De hecho, después de apedrearlo, lo dieron por muerto. Seguro que actos violentos como los que se mencionan en estos versículos le dejaron cicatrices en el cuerpo.
naufragué tres veces. En la Biblia se describe con lujo de detalles uno de los naufragios de Pablo. Pero este ocurrió después de escribir esta carta (Hch 27:27-44). Pablo viajaba con frecuencia por mar (Hch 13:4, 13; 14:25, 26; 16:11; 17:14, 15; 18:18-22). Así que hubo muchas ocasiones en las que podría haber naufragado. Cuando dice que había pasado “una noche y un día en altamar [lit. “en la profundidad”]”, es probable que se estuviera refiriendo a lo que le pasó después de uno de sus naufragios. Puede que, antes de ser rescatado o arrastrado a la costa, pasara toda la noche y el día flotando en medio del mar agitado, agarrado a algún resto del barco. Aun así, estas experiencias traumáticas no le impidieron seguir viajando por mar.
en peligro a causa de ríos, en peligro a causa de ladrones. El término que Pablo usa en este versículo para “ríos” es el mismo que alude a las crecidas o las inundaciones en Mt 7:25, 27. En regiones como Pisidia —por donde pasó Pablo durante su primer viaje misionero— es frecuente que los ríos crezcan con las lluvias y se desborden provocando torrentes letales. Esa misma región montañosa también era muy conocida por ser refugio de bandas de ladrones. Pero Pablo estaba dispuesto a enfrentarse a peligros, no porque le gustara el riesgo, sino porque seguía la guía de Dios en su ministerio (Hch 13:2-4; 16:6-10; 21:19). Su fuerte deseo de predicar las buenas noticias superaba cualquier miedo que pudiera sentir por su propia seguridad y comodidad. Comparar con Ro 1:14-16; 1Te 2:8.
sin ropa. Lit. “en desnudez”. El término griego gymnótēs puede dar la idea de no tener suficiente ropa (comparar con Snt 2:15; nota). Cuando Pablo dijo que había pasado frío y se había quedado sin ropa, estaba describiendo las dificultades que probablemente sufrió al viajar por regiones frías en medio de muy mal tiempo, cuando estuvo encerrado en frías prisiones, cuando lo asaltaron ladrones, al cruzar las aguas de ríos helados, mientras predicaba o cuando era perseguido. Ver la nota de estudio de 1Co 4:11.
la preocupación. Aquí se usa el término griego mérimna, que también puede traducirse como “ansiedad”, “aflicción” o “inquietud”. Está claro que Pablo sentía una profunda preocupación por sus hermanos cristianos, porque la menciona junto con los peligros y dificultades enumerados en los versículos anteriores (2Co 11:23-27). Varios hermanos con los que se mantenía en contacto lo tenían al tanto de cómo estaban espiritualmente los cristianos de varias congregaciones (2Co 7:6, 7; Col 4:7, 8; 2Ti 4:9-13). Él estaba muy interesado en que todos permanecieran fieles a Dios hasta el final. Ver la nota de estudio de 1Co 12:25, donde se usa el verbo relacionado merimnáō con un significado parecido.
aquel que debe ser alabado para siempre. Las formas gramaticales griegas usadas en esta frase indican que el pronombre “aquel” se refiere a Jehová, “el Dios y Padre”, y no al “Señor Jesús”. Se encuentran expresiones similares de alabanza a Dios en Lu 1:68 (ver la nota de estudio); Ro 1:25; 9:5; 2Co 1:3; Ef 1:3 y 1Pe 1:3.
el gobernador. O “el etnarca”. Lit. “el gobernante de una nación”. El término griego ethnárkhēs aparece solo aquí en todas las Escrituras Griegas Cristianas. Se refiere a un puesto inferior al de un rey, pero superior al de un tetrarca (o gobernante de distrito) (ver la nota de estudio de Mt 14:1). Sin embargo, el término ha tenido diferentes significados a lo largo de los siglos. El gobernador que se menciona en este versículo era el representante en Damasco del rey Aretas, pero no se sabe con certeza cuáles eran su nacionalidad ni sus responsabilidades concretas.
el rey Aretas. Aretas IV fue un rey árabe que gobernó aproximadamente entre el año 9 antes de nuestra era y el año 40 de nuestra era. La capital de su reino era la ciudad nabatea de Petra, situada al sur del mar Muerto. Sin embargo, también ejercía cierto control sobre Damasco. En estos versículos, Pablo cuenta sucesos que ocurrieron poco después de convertirse al cristianismo. En Hechos, Lucas dice que “los judíos planearon matarlo” (Hch 9:17-25). Pero aquí Pablo le atribuye esta conspiración al gobernador local (o etnarca) de Damasco, que estaba al servicio del rey Aretas. Esto no contradice el relato de Lucas. Una obra de referencia histórica lo explica así: “Los judíos pusieron el motivo, y el etnarca la fuerza militar”.
una canasta. O “un cesto de mimbre”. Cuando Pablo les contó su huida a los cristianos de Corinto, usó la palabra griega sargánē, que se refiere a un cesto hecho con sogas o ramas entrelazadas. Este tipo de canasta podía usarse para llevar grandes cantidades de heno, paja o lana. Ver la nota de estudio de Hch 9:25.
por una ventana. Al describir este suceso, el texto griego de Hch 9:25 dice literalmente “a través de la muralla”. En cambio, en 2Co 11:33, el texto es más específico y dice “por una ventana”. Así que hay base sólida para traducir el texto de Hch 9:25 como “por una abertura de la muralla”. Algunos creen que a Pablo tal vez lo bajaron por una ventana de la casa de un discípulo, que formaba parte de la muralla de la ciudad.
Multimedia
Aquí se muestra una moneda de plata acuñada alrededor del año 21 de nuestra era. En ambas caras aparece el perfil del rey árabe Aretas IV. En la imagen de la izquierda se ve una parte de la inscripción habitual, que completa decía: “Aretas, rey de los nabateos, amante de su pueblo”. La capital del reino nabateo fue la ciudad de Petra, que estaba ubicada en la actual Jordania, al sur del mar Muerto (ver apéns. B10 y B13). Aretas gobernó aproximadamente entre el año 9 antes de nuestra era y el año 40 de nuestra era. En la Biblia se lo menciona una sola vez, cuando se habla de los comienzos de la predicación de Pablo en Damasco, alrededor de los años 34-36 de nuestra era. En ese momento, Damasco estaba de algún modo bajo el control de Aretas IV. Y parece que el gobernador que Pablo menciona en 2Co 11:32 era el representante de este rey en la ciudad (ver la nota de estudio de 2Co 11:32). Durante su reinado, Aretas acuñó una enorme cantidad de monedas de plata y de bronce. De hecho, muchas han aparecido lejos de la antigua Nabatea. Estas monedas con el nombre de Aretas prueban que fue un personaje histórico que vivió al mismo tiempo que el apóstol Pablo.
En el siglo primero de nuestra era, Damasco probablemente estaba distribuida como se ve en este plano. La ciudad era un importante centro comercial, y el agua del cercano río Barada (el Abaná mencionado en 2Re 5:12) convertía la zona en un oasis. Damasco tenía varias sinagogas. Saulo viajó a la ciudad con la intención de arrestar “a cualquier miembro del Camino”, expresión que se refiere a los discípulos de Jesús (Hch 9:2; 19:9, 23; 22:4; 24:22). Pero en el trayecto se le apareció Jesús ya glorificado. Después de esa experiencia, Saulo se quedó durante un tiempo en Damasco en la casa de Judas, un hombre que vivía en la calle llamada Recta (Hch 9:11). Mediante una visión, Jesús hizo que el discípulo Ananías fuera a la casa de Judas y le devolviera la vista a Saulo. Más tarde, Saulo se bautizó. Así que, en vez de arrestar a los cristianos judíos, se convirtió en uno de ellos. Y fue en las sinagogas de Damasco donde comenzó a predicar las buenas noticias. Luego viajó a Arabia, volvió a Damasco y, probablemente alrededor del año 36, regresó a Jerusalén (Hch 9:1-6, 19-22; Gál 1:16, 17).
A. Damasco
1. Camino hacia Jerusalén
2. Calle llamada Recta
3. Ágora
4. Templo de Júpiter
5. Teatro
6. Teatro para espectáculos musicales (?)
B. Jerusalén
En las fotos se ven las ruinas de Petra, ciudad situada en la actual Jordania, al sur del mar Muerto. Fue la capital del reino nabateo de Aretas IV. Este rey, a quien se menciona en 2Co 11:32 (ver la nota de estudio), gobernó aproximadamente entre el año 9 antes de nuestra era y el año 40 de nuestra era (ver apéns. B10 y B13). Para el siglo primero de nuestra era, Petra llevaba siglos siendo la capital de la tribu árabe de los nabateos. Las ruinas muestran que fue una ciudad próspera y muy influida por Grecia y Roma a pesar de encontrarse aislada en el desierto. Al estar situada en un estrecho valle, rodeada por empinadas montañas, era casi imposible de conquistar. Los nabateos excavaron en la roca casas, tumbas, templos e incluso un teatro. La piedra arenisca rosada de las montañas que rodean Petra se prestaba a este tipo de construcción tan fuera de lo común. Algunos de estos edificios tallados tenían fachadas muy adornadas. También se construyó una red de canales, cisternas y presas para recoger y almacenar el agua de las lluvias estacionales. En el siglo primero de nuestra era, Petra aún se dedicaba a la compraventa de productos como el olíbano y la mirra. Su ubicación en las rutas de caravanas favoreció el comercio y la riqueza de la ciudad.