Las Buenas Noticias según Lucas 8:1-56
Notas
Notas de estudio
predicando. Ver la nota de estudio de Mt 3:1.
María, a quien llamaban Magdalena. La mujer que por lo común se conoce como María Magdalena se menciona por primera vez aquí en el relato del segundo año del ministerio de Jesús. Es probable que el nombre distintivo de Magdalena (que significa ‘de Magdala’ o ‘perteneciente a Magdala’) proceda del nombre de Magdala, una ciudad de la costa oeste del mar de Galilea, a medio camino entre Capernaúm y Tiberíades. Se cree que Magdala era la ciudad donde se crio María o donde vivía. A María Magdalena se la menciona en particular en relación con la muerte y resurrección de Jesús (Mt 27:55, 56, 61; Mr 15:40; Lu 24:10; Jn 19:25).
Juana. Forma abreviada en femenino del nombre hebreo Jehohanán, que significa ‘Jehová ha mostrado favor’ o ‘Jehová ha sido benévolo’. Fue una de las mujeres a las que Jesús curó de sus dolencias, y se la menciona solo dos veces en las Escrituras Griegas Cristianas, únicamente en el Evangelio de Lucas (Lu 24:10).
Cuza. Era el encargado de la casa, o mayordomo, de Herodes Antipas, lo que posiblemente implicaba supervisar sus asuntos domésticos.
para atenderlos. O “para contribuir al sustento de ellos”. La palabra griega diakonéō puede referirse a atender el bienestar físico de otras personas obteniendo, cocinando y sirviendo alimentos, y así por el estilo. De manera parecida, en Lu 10:40; 12:37; 17:8 y Hch 6:2 se usa con el sentido de ‘preparar todo’, ‘servir’ o ‘repartir alimento’, aunque también puede referirse a otras tareas de carácter personal. En este caso se explica que las mujeres mencionadas en los versículos 2 y 3 apoyaban a Jesús y sus discípulos para que pudieran cumplir con la asignación que les había dado Dios. Así ellas glorificaron a Jehová, quien mostró cuánto agradecía su bondad y generosidad al hacer que sus acciones quedaran registradas en la Biblia para las generaciones futuras (Pr 19:17; Heb 6:10). Se usa el mismo término griego en relación con las mujeres que se mencionan en Mt 27:55; Mr 15:41. Ver la nota de estudio de Lu 22:26, donde se analiza el uso del sustantivo diákonos.
esta comparación. O “esta parábola”, “esta ilustración”. Ver la nota de estudio de Mt 13:3.
sobre roca. Ver la nota de estudio de Mt 13:5.
entre espinos. Ver la nota de estudio de Mt 13:7.
secretos sagrados. Ver la nota de estudio de Mt 13:11.
una lámpara. Ver la nota de estudio de Mt 5:15.
hermanos. Ver la nota de estudio de Mt 12:46.
Mi madre y mis hermanos. Aquí Jesús hizo una distinción entre sus hermanos carnales, algunos de los cuales aparentemente no tenían fe en él (Jn 7:5), y sus hermanos espirituales, es decir, sus discípulos. Así mostró que, por mucho que valorara la relación con sus familiares, su relación con los que oían la palabra de Dios y la ponían en práctica era aún más valiosa.
la otra orilla. Es decir, la orilla oriental del mar de Galilea.
una fuerte tempestad de viento. Esta expresión equivale a dos palabras griegas que podrían traducirse literalmente como “un huracán de viento” (ver la nota de estudio de Mr 4:37). Las tormentas fuertes son comunes en el mar de Galilea. Debido a que la superficie de este lago se encuentra a unos 210 m (690 ft) por debajo del nivel del mar, la temperatura del aire es más cálida allí que en las mesetas y montañas que lo rodean. Esas condiciones producen perturbaciones atmosféricas y vientos fuertes que pueden levantar olas de un momento para otro.
región de los gerasenos. Una región en el lado opuesto, es decir, el lado oriental, del mar de Galilea. Hoy día, no se conocen con exactitud los límites de la región, así que no se la puede identificar con total seguridad. Algunos asocian “la región de los gerasenos” con la zona que rodea la ciudad de Kursi, situada cerca de las laderas empinadas de la orilla este del mar. Otros creen que se refiere al amplio distrito que está alrededor de la ciudad de Gerasa (Jarash), situada a 55 km (34 mi) al sursureste del mar de Galilea. Mt 8:28 la llama “la región de los gadarenos” (ver las notas de estudio de Mt 8:28; Mr 5:1). Aunque se emplean nombres diferentes, se refieren básicamente a la misma área de la orilla este del mar de Galilea. Es posible que estas regiones tuvieran una zona en común. En cualquier caso, los relatos no se contradicen. Ver también apén. A7 (mapa 3B, “Sucesos alrededor del mar de Galilea”) y apén. B10.
gerasenos. Ver la nota de estudio de Mr 5:1.
un hombre [...] que estaba endemoniado. Mateo (8:28) menciona a dos hombres, mientras que Marcos (5:2) y Lucas solo mencionan a uno. Puede que Marcos y Lucas se centraran en solo uno de los endemoniados porque Jesús se dirigió a él o porque su caso era más notable. Es posible que ese hombre fuera más violento o llevara más tiempo poseído. También puede que fuera porque, después de ser sanados, solo uno de ellos quisiera acompañar a Jesús (Lu 8:37-39).
tumbas. Ver la nota de estudio de Mt 8:28.
¿Qué tengo que ver contigo [...]? Ver la nota de estudio de Mr 5:7.
me atormentes. En Mt 18:34 se usa un término griego relacionado para referirse a “los carceleros”. Por lo tanto, en este contexto, el tormento parece referirse al hecho de estar restringido o confinado en el “abismo” que se menciona en Lu 8:31. Ver la nota de estudio de Mt 18:34.
Legión. Ver la nota de estudio de Mr 5:9.
al abismo. O “a la profundidad”. La palabra griega ábyssos significa ‘muy profundo’, ‘sin fondo’ o ‘ilimitado’ y se refiere a un lugar o un estado en el que alguien está restringido o confinado. El término griego aparece nueve veces en las Escrituras Griegas Cristianas: en este versículo, en Ro 10:7 y siete veces en el libro de Apocalipsis. El relato de Ap 20:1-3 habla de cuando en el futuro se arroje a Satanás al abismo y se lo encierre allí por mil años. La legión de demonios quizá tenía presente ese suceso futuro cuando le suplicó a Jesús que “no los mandara al abismo”. En el versículo 28, uno de los demonios le pidió a Jesús que no lo atormentara. En el relato paralelo de Mt 8:29, los demonios le preguntaron a Jesús: “¿Viniste a atormentarnos antes del tiempo fijado?”. Así que parece que el tormento al que le tenían miedo los demonios se refería a ser restringidos o confinados en el “abismo”. Ver el glosario y la nota de estudio de Mt 8:29.
cerdos. Los cerdos eran animales impuros según la Ley (Le 11:7), pero la carne de cerdo tenía gran demanda entre los muchos no judíos que vivían en la Decápolis. Tanto para los griegos como para los romanos era una exquisitez. El relato no dice si “los que cuidaban los cerdos” eran judíos que estaban violando la Ley (Lu 8:34).
cuéntales a todos lo que Dios ha hecho por ti. Jesús normalmente pedía que no se les diera publicidad a sus milagros (Mr 1:44; 3:12; 7:36; Lu 5:14). Pero esta vez le dijo al hombre que les contara a sus parientes lo que había ocurrido. Puede que lo hiciera porque le habían pedido a Jesús que abandonara la región y él no podría darles testimonio en persona. También serviría para contrarrestar los informes negativos que podían circular debido a la pérdida de los cerdos.
por toda la ciudad. El relato paralelo de Mr 5:20 dice “por la Decápolis”. Así que parece que la ciudad que se menciona aquí es una de las poblaciones de la Decápolis. Ver glosario, Decápolis.
única. La palabra griega monoguenḗs, traducida tradicionalmente como “unigénito”, tiene el sentido de ‘solo en su clase’, ‘único’ o ‘el único miembro de una familia o género’. El término describe la relación que une a un hijo o una hija con sus padres. En este contexto, alude a un hijo único. Se usa este mismo término con el “único” hijo de la viuda de Naín y el “único” hijo de un hombre, a quien Jesús curó (Lu 7:12; 9:38). La Septuaginta también lo usa con la hija de Jefté, de quien se dice: “Era su única hija. Aparte de ella, no tenía ni hijo ni hija” (Jue 11:34). El apóstol Juan lo emplea cinco veces en sus escritos hablando de Jesús. Para saber más sobre el significado del término cuando se usa con Jesús, ver las notas de estudio de Jn 1:14; 3:16.
hemorragias. Ver la nota de estudio de Mt 9:20.
Hija. Ver la nota de estudio de Mr 5:34.
Vete en paz. Ver la nota de estudio de Mr 5:34.
no ha muerto, está dormida. Ver la nota de estudio de Mr 5:39.
espíritu. O “fuerza de vida”, “aliento”. El término griego pnéuma puede entenderse aquí como la fuerza que mantiene vivas a las criaturas terrestres o simplemente como la respiración. Ver la nota de estudio de Mt 27:50.
Multimedia
Este dibujo de un candelero de uso doméstico (1) se basa en objetos del siglo primero que se encontraron en Éfeso e Italia. Es probable que este tipo de candeleros se usaran en las casas de los ricos. En los hogares más pobres, las lámparas se colgaban del techo, se colocaban en un nicho de la pared (2) o se ponían sobre un soporte de barro o de madera.
Este dibujo se basa en los restos de una barca de pesca que se encontró enterrada en el barro cerca de las costas del mar de Galilea y en un mosaico que se descubrió en una casa de la ciudad costera de Migdal. Tanto la barca como la casa eran del siglo primero. Parece que este tipo de barcas tenía un mástil y al menos una vela, así como una tripulación de cinco hombres: cuatro remaban y uno manejaba el timón desde una pequeña cubierta que había en la popa. La barca medía 8,2 m (27 ft) de largo, y en su punto medio tenía 2,3 m (7,5 ft) de ancho y 1,3 m (4,3 ft) de profundidad. Al parecer podía llevar 13 hombres o más.
En los años 1985 y 1986, una sequía hizo bajar el nivel del agua del mar de Galilea. Esto dejó al descubierto parte del casco de una antigua barca enterrada en el barro. Los restos, que actualmente se exponen en un museo de Israel, miden 8,2 m (27 ft) de largo y 2,3 m (7,5 ft) de ancho, y tienen una altura máxima de 1,3 m (4,3 ft). Según los arqueólogos, la barca se construyó entre el siglo primero antes de nuestra era y el siglo primero de nuestra era. Esta animación muestra cómo se vería la barca cuando atravesaba las aguas 2.000 años atrás.
Fue en algún lugar de la orilla oriental del mar de Galilea donde Jesús expulsó a los demonios de dos hombres y les ordenó entrar en una piara de cerdos.
Con miedo y temblando, la mujer levanta la vista hacia Jesús y le confiesa que le ha tocado el manto porque quería ser curada de una enfermedad que había sufrido por 12 años. Jesús no la condena, sino que le dice con bondad: “Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz” (Lu 8:48). Jesús realizó este milagro cuando iba de camino a curar a la hija de Jairo (Lu 8:41, 42). Estos milagros demuestran que Jesús tiene el poder para curar todo tipo de enfermedades y que, cuando gobierne a la humanidad, ninguno de sus súbditos dirá: “Estoy enfermo” (Is 33:24).