Carta a los Romanos 9:1-33
Notas de estudio
separado [...] como un hombre maldito. Se refiere a alguien que ha sido maldecido por Dios. Aquí Pablo está usando una hipérbole o exageración. Como sabe que a sus hermanos (es decir, a los judíos no creyentes) les espera la maldición de Dios por rechazar al Mesías prometido, afirma que está dispuesto a sufrir esa maldición en lugar de ellos (comparar con Gál 3:13). En realidad, lo que quiere decir es que está dispuesto a hacer lo que sea para ayudarlos a beneficiarse del medio que Dios ha establecido para la salvación.
la adopción como hijos. Esta expresión se usa aquí en sentido figurado y se relaciona con los miembros de la nación de Israel. Por eso, parece que en este caso se refiere a la relación única que tenían con Dios mientras fueron su pueblo elegido, el pueblo del pacto. De ahí que las Escrituras Hebreas de vez en cuando se refieran a la nación de Israel como el hijo o los hijos de Dios (Éx 4:22, 23; Dt 14:1, 2; Is 43:6; Jer 31:9; Os 1:10; 11:1). Sin embargo, nadie podría ser un verdadero hijo de Dios hasta que Jesucristo ofreciera su vida como rescate. Además, la persona tendría que aceptar este regalo de Dios y poner su fe en él (Jn 1:12, 13; 2Co 6:16-18; Gál 4:4, 5).
el servicio sagrado. O “la adoración”. Aquí se refiere al servicio sagrado que establecía el pacto de la Ley. En Heb 9:1, 6, Pablo usa esta misma expresión para hablar de la adoración que se le daba a Dios en el tabernáculo y que incluía los sacrificios que se ofrecían a favor de Israel cuando el pacto de la Ley todavía estaba en vigor. En Ro 12:1 vuelve a usar esta expresión, pero esta vez para referirse a la adoración que dan a Dios los cristianos. Ver la nota de estudio de Ro 12:1.
Que Dios, que está por encima de todo, sea alabado para siempre. Esta frase se refiere a Jehová Dios. Y está animando a alabarlo por todas las cosas que ha hecho por su pueblo, entre otras, las que se mencionan justo antes en este pasaje. Sin embargo, la manera como algunas versiones bíblicas traducen este versículo da a entender que Cristo es el Dios Todopoderoso. Algunas dicen, por ejemplo, “Cristo, que es Dios sobre todas las cosas”. Aunque gramaticalmente esta traducción es posible, hay que tener en cuenta el contexto. En los versículos anteriores se muestra lo que amorosamente Dios hizo por su pueblo. Y en los versículos siguientes, en Ro 9:6-13, se muestra que el cumplimiento del propósito de Dios no depende de una herencia basada en el linaje familiar, sino de la voluntad de Dios. En los versículos 14-18 se hace referencia al mensaje de Dios al faraón, tal como aparece en Éx 9:16, para destacar que Dios está por encima de todo. Y en los versículos 19-24 se vuelve a destacar la superioridad de Dios con la comparación de un alfarero y las vasijas que hace. Por lo tanto, en vista del contexto, lo lógico sería que, al decir “Dios, que está por encima de todo”, Pablo se estuviera refiriendo a Jehová. Otro detalle interesante es que, en sus cartas, Pablo suele dirigir este tipo de alabanzas a Dios y no a Jesucristo (Ro 11:34-36; 16:27; Gál 1:4, 5; Flp 4:20; 1Ti 1:17). Pablo distingue claramente entre Jesús y Jehová Dios, como se ve en Ro 15:5, 6, donde anima a sus hermanos cristianos a que “le den gloria al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo” (2Co 1:3; Ef 1:3). Además, las palabras del propio Pablo en 1Co 15:27, 28 respaldan firmemente la traducción del texto principal de Ro 9:5. Para un análisis más detallado de Ro 9:5, ver Traducción del Nuevo Mundo (con referencias), apén. 6D (“Dios, que está sobre todos”).
Amén. En las cartas inspiradas de las Escrituras Griegas Cristianas se suele usar esta palabra después de que el escritor ha expresado algún tipo de alabanza a Dios (Ro 16:27; Ef 3:21; 1Pe 4:11). Ver la nota de estudio de Ro 1:25.
descendencia. O “descendientes”. Lit. “simiente”.
descendencia. Ver la nota de estudio de Ro 9:7.
no depende del deseo de una persona ni de sus esfuerzos. Lit. “ni del que desea ni del que corre”. La expresión literal “el que corre” se usa aquí en sentido figurado y se refiere a alguien que se esfuerza por alcanzar una meta. En sus cartas, Pablo suele usar la metáfora de un corredor en una carrera (1Co 9:24-26; Gál 5:7; Flp 2:16). Al hablar sobre cómo Dios escogió al Israel espiritual, Pablo explica que los miembros del Israel literal buscaban alcanzar “la justicia” basándose en su parentesco con Abrahán y obedeciendo escrupulosamente la Ley de Moisés. Pero así estaban corriendo en busca de “la justicia” de forma equivocada (Ro 9:30-32). Los miembros del verdadero “Israel”, el Israel espiritual, no debían confiar en sus propios esfuerzos o logros, sino en la misericordia de Dios (Ro 9:6, 7). Tendrían que esforzarse en su adoración a Dios, pero recordando que, sin la misericordia de él, sus esfuerzos no servirían de nada.
cierto pasaje de las Escrituras le dice al faraón. A continuación, Pablo cita de Éx 9:16. Lo que dice es parte de un mensaje que Jehová le dio a Moisés para el faraón de Egipto (Éx 9:13-19). Pero Pablo usa una figura retórica llamada personificación: presenta el “pasaje de las Escrituras” como si fuera este el que le estuviera hablando directamente al faraón. En Ro 3:19 Pablo usa otra personificación al decir: “Todas las cosas que dice la Ley son para los que están bajo la Ley”. Pablo puede usar esta figura en estos contextos porque las Escrituras Hebreas, que incluían la Ley, eran reconocidas como palabras de Dios, así que en la práctica era Dios el que hablaba. De forma parecida, Jesús personificó al espíritu santo cuando dijo que este enseñaría y daría testimonio (Jn 14:26; 15:26).
Te he dejado vivir. Muchas versiones bíblicas traducen esta expresión como “te he levantado”. Esta opción pudiera dar a entender que Dios puso al faraón en su trono. Sin embargo, Pablo aquí cita de Éx 9:16, y el contexto de ese versículo ayuda a entender el sentido del texto original. Al anunciar la séptima plaga, Dios le dijo al faraón: “Yo ya habría podido extender mi mano para castigarte a ti [...], y tú ya habrías desaparecido de la tierra” (Éx 9:15). Pero Dios no castigó al faraón, sino que le dijo: “Te he dejado vivir [o “Te he dejado permanecer”; lit. “Te he mantenido en pie”]” (Éx 9:16). También es interesante que la Septuaginta traduce las palabras de Jehová al faraón como “has sido mantenido”. Así que tanto el contexto de las Escrituras Hebreas como la traducción de la Septuaginta apoyan la idea de que las palabras originales de Ro 9:17 significan que Dios dejó vivir al faraón para mostrarle su poder.
para que se proclame mi nombre por toda la tierra. Aquí Pablo está citando de Éx 9:16. Estas palabras son parte del mensaje que Jehová le mandó a Moisés transmitir al faraón después de la sexta plaga (Éx 9:8-15). En la Biblia, el término nombre a veces alude a la persona misma, su reputación y todo lo que ella dice ser (Éx 34:5, 6; ver las notas de estudio de Mt 6:9; Jn 17:6, 26). La Biblia destaca constantemente la santificación y vindicación del nombre de Dios. Por ejemplo, uno de los escritores de los Salmos dijo en una oración: “Que la gente sepa que tu nombre es Jehová, que solo tú eres el Altísimo sobre toda la tierra” (Sl 83:18). En el libro de Ezequiel, Dios repite más de 50 veces: “Tendrán que saber que yo soy Jehová” (Eze 6:7; 38:23). Jesús les enseñó a sus discípulos a pedir que el nombre de Dios fuera santificado (Mt 6:9). El apóstol Pablo animó a los cristianos a declarar públicamente el nombre de Dios (Heb 13:15). Y en Ap 15:4 se plantea la pregunta: “Jehová, ¿quién no te temerá? ¿Quién no glorificará tu nombre?”.
alfarero. Persona que fabrica ollas, platos y otros recipientes de barro. El término griego keraméus viene de una raíz que significa ‘mezclar’, quizás porque hay que mezclar la arcilla con agua para poder trabajarla. La palabra hebrea para “alfarero” (yohtsér) significa literalmente ‘el que moldea’ o ‘formador’. En las Escrituras Hebreas, algunas veces se usa el derecho o control que tiene el alfarero sobre el barro para explicar la soberanía que ejerce Dios sobre las personas y las naciones (Is 29:16; 45:9; 64:8; Jer 18:1-12).
vasijas. Aquí Pablo sigue usando la comparación del alfarero (ver la nota de estudio de Ro 9:21). El término griego skéuos se refiere literalmente a cualquier clase de recipiente. Sin embargo, en las Escrituras es común utilizarlo en sentido figurado para referirse a personas (Hch 9:15, nota; 2Ti 2:20, 21, notas). Por ejemplo, a los cristianos se los compara a vasijas de barro que tienen un glorioso tesoro: el ministerio que se les ha encargado (2Co 4:1, 7). En el contexto de Ro 9:21-23 se explica que Dios se contiene de destruir inmediatamente a las personas malvadas, llamadas aquí “vasijas de ira”, para darles tiempo a las personas con buena disposición a ser moldeadas como “vasijas de misericordia” (Ro 9:23).
Isaías proclama sobre Israel. En este versículo y en el siguiente, Pablo cita de Is 10:22, 23. En ese pasaje se predijo lo que sucedió en el año 607 antes de nuestra era, cuando Jehová usó al Imperio babilónico para ejecutar su sentencia contra Israel. Toda la nación, incluida Jerusalén, fue invadida, y los judíos fueron llevados a Babilonia, donde estuvieron cautivos 70 años. Después de ese periodo, “solo un resto” de los judíos volvió a Jerusalén para restaurar la adoración verdadera. Al escribir a los romanos, Pablo muestra que esta profecía estaba teniendo otro cumplimiento en el siglo primero de nuestra era, ya que un número relativamente pequeño de judíos, “un resto”, estaba volviendo a Jehová en sentido espiritual al hacerse seguidores de Jesús (Ro 11:4, 5). A estos judíos se les fueron uniendo cristianos de origen gentil. Todos juntos formaban una nación espiritual, “el Israel de Dios” (Gál 6:16).
Jehová. Aquí se cita de Is 10:23. En el texto hebreo original aparece el nombre divino, representado por cuatro consonantes hebreas que se transliteran como YHWH. Ver apén. C.
de forma completa y sin demora. O “lo ejecutará plena y rápidamente”. Lit. “concluyéndolo y acortándolo”. Pablo aquí cita de Is 10:22, 23 según la Septuaginta. Esta profecía se cumplió en Jerusalén en dos ocasiones: en el año 607 antes de nuestra era y en el año 70 de nuestra era. En los dos casos Jehová ejecutó su sentencia de forma completa y sin demora.
Jehová. Aquí se cita de Is 1:9. En el texto hebreo original aparece el nombre divino, representado por cuatro consonantes hebreas que se transliteran como YHWH. Ver apén. C.
Jehová de los ejércitos. Esta frase tiene su origen en las Escrituras Hebreas, donde aparece por primera vez en 1Sa 1:3 y se usa 283 veces (con algunas variantes). Combina el Tetragrámaton y la palabra hebrea para “ejércitos” (tseva’óhth). La expresión equivalente en griego aparece dos veces en las Escrituras Griegas Cristianas: aquí y en Snt 5:4. Tanto Pablo como Santiago están citando o aludiendo a profecías de las Escrituras Hebreas. En los dos casos, la palabra hebrea tseva’óhth (“ejércitos”) se translitera al griego como sabaṓth. Aunque los manuscritos griegos dicen literalmente “Señor Sabaoth” (en griego, Kýrios Sabaṓth), según cierto diccionario, Sabaoth “forma parte de un nombre que se aplica a Dios [...] =יהוה צְבָאוֹת [YHWH tsevaʼóhth] Yahweh Señor de los ejércitos, Señor de las huestes” (A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature [Diccionario griego-inglés], revisado y editado por F. W. Danker, 3.ª ed., 2000). En el apén. C1 se explican más razones por las que la Traducción del Nuevo Mundo usa el nombre Jehová en el texto principal.
ejércitos. O “ejércitos celestiales”. El término griego sabaṓth es una transliteración del término hebreo tseva’óhth. Esta palabra hebrea es la forma plural de tsaváʼ, que se refiere a un ejército literal de soldados o fuerza de combate (Gé 21:22; Dt 20:9; ver la nota de estudio de Jehová de los ejércitos en este versículo). Parece que los “ejércitos” a los que se refiere aquí son principalmente, y puede que exclusivamente, tropas de ángeles. Por lo tanto, la expresión “Jehová de los ejércitos” transmite la idea del poder que ejerce el Señor Soberano del universo. Él tiene a su mando enormes ejércitos de seres espirituales (Sl 103:20, 21; 148:1, 2; Is 1:24; Jer 32:17, 18). Sin embargo, algunos creen que el término “ejércitos” en esta expresión no solo incluye a los ángeles, sino también a las fuerzas militares israelitas y a los cuerpos celestes inanimados.
descendencia. Ver la nota de estudio de Ro 9:7.
en ella. Se refiere a la piedra simbólica que se menciona en Is 28:16, de donde Pablo está citando. Por la forma en que se aplica esta misma profecía de Isaías en Ro 10:11 y 1Pe 2:6, está claro que esta piedra es Jesucristo. Por eso el pronombre griego usado aquí también podría traducirse como “él”. Así se traduce en Ro 10:11, donde Pablo cita parte de esta profecía pero no menciona la “piedra”. Por lo tanto, las palabras inspiradas de Isaías, Pablo y Pedro garantizan que todo el que ponga su fe en Jesús no será decepcionado.
no será decepcionado. Pablo aquí cita de Is 28:16 según la Septuaginta. Esta frase en griego significa básicamente ‘no tendrá que avergonzarse’ o ‘no será avergonzado’. Así se destaca que los que demuestran fe en Jesucristo, la piedra simbólica que se menciona en la profecía de Isaías, no sufrirán la vergüenza ni la decepción de los que tenían una fe que no servía para nada. Se usa esta misma frase en Ro 10:11 y 1Pe 2:6.