“Mi yugo es suave”
Como Jesús era carpintero, sabía hacer yugos; quizás los revestía con tela o cuero para que fueran lo más cómodos posible. Cuando nos bautizamos, nos hacemos discípulos de Jesús y aceptamos su yugo. Entonces asumimos tareas y responsabilidades llenas de desafíos, pero que nos reconfortan y nos traen muchas bendiciones.
¿Qué bendiciones ha recibido desde que se puso bajo el yugo de Jesús?